Amor en 140 caracteres
Él se llamaba Júpiter y tenía un pelo precioso. Se sentaba delante de ella en el instituto y siempre se quedaba admirada del incesante olor a buen champú que despedía su pelo. Era de un raro color castaño, como si un árbol hubiera florecido en otoño y se traspasara su color a todo el universo. Ella no se cansaba de mirarlo, a pesar de que solamente le veía la espalda, el nacimiento del cuello bajo la camisa y el pelo, ese pelo que se movía y se ondulaba cada vez que él se inclinaba a escribir o levantaba la mano para hacer una pregunta. Entre un millón de muchachos ella habría reconocido su pelo sin dudarlo, incluso sin verle la cara o sin oírle. Las amigas se reían de su devoción por aquel chico que parecía tenerlo todo. Era guapo, listo, alto, delgado y simpático. Su sonrisa estallaba a cada momento. Verlo reír era la gloria. Cuando se sentaba en un banco del recreo siempre había a su alrededor diez o doce muchachas y algunos chicos, que oían sin pestañear sus comentarios ace