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El cine flamenco de Carlos Saura

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El camino que abrió Edgar Neville en 1952 con “Duende y misterio del flamenco” fue continuado por Carlos Saura, director de dos trilogías de enorme influencia en el cine flamenco, tanto por lo que representa la figura del cineasta aragonés como por las propuestas estético-musicales que representan estas obras. La primera de esas trilogías es la que se refiere a las películas inspiradas en obras literarias y musicales: “Bodas de sangre” de 1980, “Carmen” de 1983 y “El amor brujo” de 1986.  Se trata de la segunda versión cinematográfica de “Bodas de sangre”. La primera de estas versiones, de título original “Noces de sang” se realizó en Marruecos en 1976 y contaba con la participación de la eminente trágica griega Irene Papas. La versión de Saura cuenta con un equipo técnico de primera magnitud en el que destacan el guionista Alfredo Mañas y el director de fotografía Teo Escamilla. Los intérpretes fueron Antonio Gades, Cristina Hoyos, Juan Antonio y Pilar Cárdenas. Tras esta pel

Abril bajo un paraguas

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La ciudad se estremece bajo una lluvia suave que cubre por unas horas su perfil cálido de sol inclemente. Toda ella se viste con esa cortina acuosa y líquida que motea las gafas y convierte en duro diamante el roce de las manos en las mejillas. Hay quien no ha reparado en que el cielo está gris y se mueve sin paraguas con la actitud de incomprensión que esta lluvia de primavera ofrece. En la iglesia, los asistentes a la misa no saben que, al volver a la vida exterior, el manto oscuro que ha cubierto el cielo se desgrana ya en suaves copos líquidos que mojan sin molestar apenas.  Ella recorre los puentes, que tantas otras veces ha pisado, bajo el techo breve de un paraguas de corazones rosas y se pregunta como hace siempre por ese milagro de una ciudad que ofrece mil caras y otras mil oculta. El río es una larga lámina que recibe la lluvia con indiferencia y en él los remeros se mueven rítmicamente sin pausa y con desdén. No hay preguntas en sus movimientos sino las certezas qu

Perfecta geografía

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Emma es una muchacha joven, bonita, rica e inteligente. Es la mujer perfecta. Como la vida va siempre buscando dificultades a quien no las tiene, Emma es huérfana de madre desde muy niña, pero este cometido lo ha suplido, casi a la perfección, la señorita Taylor, que ha ejercido la labor de institutriz de Emma y de su hermana Isabella. Esta tiene unos años más que Emma y cuando la novela comienza ya está casada, precisamente con el hermano del señor Knightley, el hombre que enamorará a Emma. El libro transcurre, pues, entre bodas, entre la de Isabella, ya pasada, y la de Emma, por venir. En medio suceden otras cuantas, porque las bodas eran los hitos, el modo en que Jane Austen contaba el tiempo. Nada mejor que una boda para asentar un momento de la vida de cualquiera, nada mejor que una boda para desgranar alrededor todo un enjambre de sentimientos y de posibilidades. El problema de “Emma”, el libro, está en que no parece fácil que las bodas cuajen si la intervención de Emma,

"Un capítulo de mi vida" de Barbara Honigmann

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Los libros se superponen los unos a los otros como si fueran piedras que arrastra la marea en la pleamar. Se acercan a la orilla y, cuando el agua se retira para seguir su ciclo de ida y vuelta, entonces las piedras se incrustan en la arena y se quedan ahí, como testigos de un movimiento único que no tiene retorno ni paradas. Asimismo hay historias, o, al menos, retazos, que siguen un mismo patrón, que responden a una misma necesidad, y que aparecen en un tiempo cercano. En este caso hablo del recuerdo de las madres asomado a la literatura porque así lo han querido las hijas. No es la primera vez que en este blog hablo de ello y esto sucede porque la lectura de algunos libros vuelve a traerme el pensamiento fresco y necesario de qué fueron nuestras madres, por qué las quisimos y qué les pedíamos a voz en grito sin que ellas, a veces, nos oyeran.  Rosamond Lehmann, Mary Karr, Angelika Schrobsdorff, Edna O´Brien, Irène Némirovsky, Vivian Gornick, entre otras muchas, han escrito s

Ama como un hombre, lucha como una mujer...

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Mi voz suena casi inaudible en la lejanía: Dime algo bonito… Aunque sea mentira… La tuya tiene un temblor inusitado: No sé qué haría sin ti… ¿Dónde has estado el resto de mi vida?… Mientes… Una mentira puede encubrir una verdad mayor ante la que no podemos escondernos. A veces esa mentira es la única forma de decir “te quiero”. Puedes escribir “te quiero, jajajajaja” y parecerá que el sentimiento es de cartón piedra, que es un decorado. Puedes añadirle un emoticón y dará la impresión de que tienes un buen día. “Qué estas pensando” te preguntará la sagaz máquina. “Pienso que el amor es una batalla, aunque se acompañe con música de acordes suaves”. Pero, de pronto, se rompe el hechizo. Volvemos a la realidad. A lo que somos. A lo que ocultamos. A lo que no sentimos. A las cosas que nunca te dije. A lo que está prohibido. A lo que anhelamos. A lo que tememos. A lo que deseamos más que a nada en el mundo. A esa fuerza única que me obliga a no poder apartar los ojos de

Un flamenco en La Regenta

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El secreto de este libro está en su capacidad para abrirnos la puerta, cerrada a cal y canto, de una sociedad que se sostiene en un ámbito geográfico muy reducido pero cuyo núcleo vital acumula tantos sentimientos, deseos, odios, miedos y pasiones que traspasa los límites de su propia espacialidad.  La ciudad, Vetusta, Oviedo, más aún, ese estrecho conjunto de calles y rincones que tienen como eco central la catedral, es el protagonista que refleja como un espejo el devenir de estos otros personajes con formas y nombres propios. Aún hoy es Oviedo, en concreto la zona urbana antes citada, la red que envuelve un determinado estilo de vida: la misma grisura de sus cielos, siempre cubiertos, y la misma presencia majestuosa de sus contornos montañosos. Los personajes de Clarín se sienten unidos y casi atados a la ciudad, marcados en su relación por la mezcla de amor y odio inherente a los conflictos humanos.  Entre esos personajes hay uno que ha despertado mi interés. Joaquín Org

¿Qué ha sido del periodismo?

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Si ya en 1952 pasaban cosas como esta es que la herida del periodismo es antigua. Y el peligro de pérdida de las cabeceras cuando los fundadores fallecen, mucho más. Del periodismo de la convicción al periodismo del negocio, este podría ser un buen resumen de lo que aquí se cuenta. Y la historia completa la conocemos muy bien los lectores de periódicos de hoy, porque la vivimos día a día.  Tres líneas argumentales se entrecruzan en la película, sin que ninguna de ellas chirríe, porque resultan complementarias y coherentes: la lucha del periódico The Day por sobrevivir a una venta que lo haría desaparecer; la investigación por la muerte de una muchacha que ha aparecido desnuda con un abrigo de visón y la vida personal, desastrosa, del director del periódico, Ed Hutcheson, un hombre entregado a su trabajo y que, aunque está enamorado de Nora, no es capaz de hacerla feliz.  Los herederos de John Garrison, el visionario fundador del periódico, dos hijas y una esposa, están d

La construcción del relato en la ruptura amorosa

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(Los amantes. Pablo Picasso) Aunque  pasar por un proceso de ruptura amorosa es algo que ocurre a la inmensa mayoría de las personas a lo largo de su vida no hay un manual de actuación y lo que suele hacerse es más por intuición, por necesidad o por simple desesperación. De la forma en que se encare una ruptura dependerá en gran medida la manera en que la persona afectada continúe afrontando el reto de la existencia. Y en muchas ocasiones un mal afrontamiento determinará secuelas que pueden perdurar más allá de lo necesario y de lo deseable.  Esto es particularmente cierto en el caso de los jóvenes pero no son ellos los únicos que ante una situación parecida se encuentran perdidos, con ese aire de expectación desconcentrada, como si en un combate de boxeo a uno de los púgiles le hubieran dado un golpe certero que a punto ha estado de mandarlo al K.O. Incluso cuando las relaciones vienen presididas por la confrontación, cuando se adivina desde tiempo atrás que algo no encaj

Sigue libre tu camino

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Buscaba yo la forma de contar algo y en esa búsqueda me surge una frase en forma de amiga que está ahí aunque no se vea. Y es la frase la que da lugar al título y es el resumen, la glosa, todo. Sigue libre tu camino. Puede parecerte una exageración pero tienes que construirte un relato del fracaso. No puedes fracasar sin explicarte, sin explicarlo. Las interrogaciones tienen que cerrarse y convertirse en alguna clase de certeza, no demasiada, pero alguna, ligera, liviana, abierta, dulce. Una certeza sobre ti y lo que te rodea. Por qué me dejé engañar. Por qué permití que me utilizara. Por qué creí sus mentiras. Por qué pensé que yo era la culpable. Todos los porqués se condensan en una única pregunta que tienes desesperadamente que responder. Por qué a mí.  Así, primero llegará la decepción y luego el desengaño, un escalón más. Luego las preguntas que abren las heridas. Después el llanto inmenso. Te hundirás en una ciénaga de sentimientos informes y tu cuerpo dejará de ser par

"Golpéate el corazón" de Amélie Nothomb

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Acaba de salir la última novela de Amélie Nothomb (Bruselas, 1967), publicada como las anteriores por la editorial Anagrama en su colección Panorama de narrativas. Se trata de una escritora inquietante, correosa a veces, limpia en muchas ocasiones, diversa, curiosa, extraña, quieta, certera. He leído algunos de sus libros y penetrado un poco en su mundo literario pero siempre hay sorpresas y este libro es una de ellas.  El tema central es la relación entre madres e hijas. He de decir que es una cuestión tan difícil de analizar sin caer en la mentira o en la ocultación que cada una de nosotras, las lectoras de este blog, podríamos escribir nuestra pequeña historia personal. Las madres y las hijas habitan en un mismo espacio pero tienen diferentes sentimientos, ven las cosas de distinta forma y son, en suma, seres opuestos que pueden o no llegar a encontrarse alguna vez. Conozco muchos casos de madres e hijas que se odian, otras que se adoran, otras que se soportan, algunas que

El hilo dorado

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("Tristeza", Ramón Casas) Miró hacia atrás y no halló nada. Tenía sesenta y seis años, nueve hijos y acababa de quedarse viuda. Miró a su alrededor y no halló nada. La casa tenía un aire espectral, el mismo que adquirió cuando todos supieron que él iba a morirse. Nadie advirtió los síntomas, nadie supo que algo le pasaba, salvo por una leve tristeza y un cansancio nuevo. Ni ella lo supo y era la mujer con la que había convivido más de cuarenta años. La enfermedad cayó como una losa porque ese hombre generaba a su alrededor todas las unanimidades, era la fuerza que hacía brotar los días y el aire que movía las hojas. Las hijas lloraban a escondidas, los hijos se asustaron. Eran los más jóvenes y tenían poca experiencia de la vida. Un parasol de dicha los había cubierto hasta entonces. Ella supo que todo se acababa un día que encontró al hombre desnudo, sin poderse mover, mientras dos de sus hijas lo aseaban. Aquello le rompió el corazón. Siempre había sido tan pudoros

Rosalía

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Otra vez. De nuevo. ¿Qué es esto? ¿Flamenco?  La historia del flamenco está llena de estas preguntas, de estos momentos que tambalean, aunque sea en apariencia, sus cimientos. El flamenco es una música (por encima de todo, una música) que lleva más de doscientos años curada de espantos. Los flamencos llevan el mismo tiempo haciendo “cositas” que espantan a unos y enardecen a otros. De modo que estamos otra vez ante el rito del desconcierto, de la división de opiniones y de las cátedras que se tambalean.  Primera conclusión: lo de Rosalía no es nada nuevo. Es otra vez algo nuevo, cosa muy distinta. ¿Qué significa nuevo? ¿Hay algo nuevo en el arte a estas alturas? ¿Van de nuevas los arquitectos que hacen gigantescas torres circulares u ovaladas queriendo tocar el cielo, cubiertas de ventanas, forradas de aluminio? Lo nuevo y lo viejo. Lo bello y lo feo. Lo sublime y lo falso. Y para más inri: el flamenco y lo aflamencado. O, aún peor, el flamenquito. Pamplinas de la Plaza Mi