De nada servía querer convertirse en mujeres hermosas, bien vestidas, amadas sobre todo. Era un sentimiento profundo, anclado dentro de ellas, pero complejo, huidizo, imposible casi. Las hermanas sentían que esa vida no era para ellas y que no era justo. Que la sociedad les debía algo y que ellas tenían que arrebatárselo al destino como fuera. Como Jeanette Winterson, leí "Mujeres enamoradas" tan joven, que tuve que leerlo a escondidas. El libro acabó deshojado, con las pastas desprendidas y lleno de subrayados. No era el primer libro de D. H. Lawrence que leía (fue "El amante de Lady Chatterley" ) pero en "Mujeres..." hay bastante más que una pasión amorosa, o dos, hay bastante más que erotismo o desamor. Ambos libros han tenido la misma mala suerte, la mala suerte que persigue la obra de Lawrence. No solo fue prohibida y censurada sino que, cuando parecía que llegaba el momento triunfal, las adaptaciones al cine terminaron por darle la puntilla. No h
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