Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como D.H. Lawrence

Nadie entiende a tus "Mujeres", D. H.

  De nada servía querer convertirse en mujeres hermosas, bien vestidas, amadas sobre todo. Era un sentimiento profundo, anclado dentro de ellas, pero complejo, huidizo, imposible casi. Las hermanas sentían que esa vida no era para ellas y que no era justo. Que la sociedad les debía algo y que ellas tenían que arrebatárselo al destino como fuera.  Como Jeanette Winterson, leí "Mujeres enamoradas" tan joven, que tuve que leerlo a escondidas. El libro acabó deshojado, con las pastas desprendidas y lleno de subrayados. No era el primer libro de D. H. Lawrence que leía (fue "El amante de Lady Chatterley" ) pero en "Mujeres..." hay bastante más que una pasión amorosa, o dos, hay bastante más que erotismo o desamor. Ambos libros han tenido la misma mala suerte, la mala suerte que persigue la obra de Lawrence. No solo fue prohibida y censurada sino que, cuando parecía que llegaba el momento triunfal, las adaptaciones al cine terminaron por darle la puntilla. No h

"Hijos y amantes" de D. H. Lawrence

Leí a D. H. Lawrence (1885-1930) tan, tan joven, que se me escaparon muchas cosas en esas primeras lecturas. La relectura ha sido, pues, obligada. Y no una sola sino varias, en tiempos sucesivos, con libros diversos. Despojado el autor de esa aura de malditez absurda, emerge el prosista poderoso, el estilista, el filósofo. Su defensa de la vida natural contra la industrialización que convierte a los hombres en meros repetidores de destrezas, podría hoy servir para ambientar otra lucha contra la simplificación de la era digital, contra los mensajes unívocos e, incluso, y sobre todo, contra lo políticamente correcto. Porque D. H. Lawrence es lo más incorrecto que pensarse pueda.  En esta novela, poco conocida entre las suyas, opacada quizá por el tono más popular que tienen "Mujeres enamoradas" y, más que nada, "El amante de Lady Chatterley" (muy comentada, pero mal comentada) aborda el complejo de Edipo. Y lo hace a partir de la construcción de una histori

"Mujeres enamoradas" de D. H. Lawrence

Los veranos en La Carolina están llenos de un aire denso, pegajoso, algo turbio. El calor se instala en los cuerpos, en las mentes. No hay forma de sustraerse a su influjo y todo lo que haces parece convertirse en una huida. Las noches se abren cálidas pero llevaderas. Las tardes anuncian el ocaso más fresco. Las mañanas, el esplendor del agua que te recibe deseosa. Las horas intermedias te asfixias si has decidido recorrer sus calles. Los pueblos que la rodean arden en fiestas. En Guarromán, en Santa Elena, en Las Navas, la gente baila en las ferias y tú estrenas vestidos y sonríes con timidez cuando el chico que te gusta te toma de la mano para ayudarte a subir a la montaña rusa. Toda la vida es una montaña rusa en estos veranos de días largos y cubiertos de la lluvia dorada de la ilusión adolescente.  Pero, a veces, una brisa jubilosa te estimula y llena tu cabeza de la esperanza de que las horas siguientes sean más amables. Es en esos momentos cuando te sientas en el pat

Mujer inhabitada

Puede uno leer un libro mil veces sin entender nada. Pueden miles de personas leer un libro sin extraer su verdadero sentido. Pueden realizarse decenas de películas sobre un libro sin que nada de su esencia llegue a las imágenes. Puede uno quedarse en la superficie y categorizar sin que haya comprendido de qué se escribe, qué se cuenta, por qué se dice.  Esto es lo que creo que ha ocurrido con este libro. Convertido en literatura erótica sin más, en un contexto en el que la literatura erótica es un género con mala prensa, un subgénero infamante en realidad, no ha habido oportunidad de llegar más allá en su análisis. Sorprende la cantidad de personas formadas, supuestamente lectoras, que desconocen el libro, a su autor, el resto de su obra y, sobre todo, sus intenciones, su estilo, su escritura al fin.  Para entender "El amante de Lady Chatterley" hay que situarse en el tiempo y el espacio en que fue escrito, pero, sobre todo, hay que ver en conjunto la obra de su

Intensidad

En las doscientas dos entradas que tiene este blog todavía no he hablado de un escritor y de una obra que me acompaña desde hace años. Es un escritor que no conoce mucha gente (el otro día, en una conversación con dos compañeros a quiénes tengo por personas formadas y cultas, me di cuenta de ello). Creo que es un escritor es poco y mal conocido, además de mal interpretado. Porque algunas de sus obras han sido trasladadas al cine con una lectura errónea, superficial y en busca de la comercialización más banal. El autor, uno de mis autores, se llama David Herbert Lawrence, para el mundo de las letras D.H. Lawrence. Nacido en 1885 en pleno proceso de industrialización del Reino Unido, su país de origen, la obra de Lawrence persigue la perfección técnica, en un lenguaje plagado de poesía, de simbolismo y de belleza formal. Es verdad que las traducciones, incluso las que son muy buenas (como las de Alianza Editorial) nunca te dan el verdadero pulso de las palabras (y es en estos momentos