"La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey" de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows


Desconocía hasta ahora que las islas del Canal, que forman los archipiélagos de Guernsey y Jersey, habían sido los únicos territorios británicos ocupados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Esta es una de las cosas que se escapan en los libros de historia. Tampoco sabía que en Guernsey escribió Victor Hugo "Los miserables". Y, por supuesto, no sabía nada de Mary Ann Shaffer. Es lo que ocurre con los libros. Abres uno y no te imaginas cuántas cosas se van a remover. Ahora mismo no logro recordar cómo he llegado hasta el libro. Creo que sería en una de esas incursiones que hago por las editoriales, mejor dicho, por sus páginas webs. Me decía mi hijo hace un rato que antes se hablaba de "ratón de biblioteca" para designar a alguien que anda perdido en la lectura y encontrando los libros más curiosos en los estantes, pero que ahora habría que usar el título, más actual, de "ratón de internet". Mouse de Internet, para ser más exactos. Él y yo somos mouses de Internet. 

La forma epistolar del libro sirve para conocer a muchos personajes. Podría parecer confuso ese ir y venir de cartas y postdatas, pero, en realidad, la historia se abre paso de manera diáfana, con un inteligente marco narrativo y una encantadora disposición a hacernos partícipe de los hechos. Tenemos la sensación al leer el libro de que nos asomamos a una ventana entreabierta. No a una puerta que dé paso a los paisajes y a los actos sin más, sino a una ventana que el viento hace oscilar y a través de la cual queremos mirar tanto el interior como el exterior. Lo que se cuenta es un caleidoscopio, un puzzle que termina completando una imagen única y especial de unos acontecimientos y unos personajes imbricados tanto en la historia como en la vida.

Lo esencial, sin embargo, son los libros. Los libros que se leen, la gente que los escribe, la gente que los lee. La sociedad literaria es el salvavidas de una noche peligrosa y del resto del tiempo. Personas condenadas a sufrir necesidades, angustias y ansiedades sin límite, incluso a perder la vida, se encuentran con las barcazas que flotan en la mente sin que puedan detenerse, los libros, la palabra impresa, la imaginación, el pensamiento, las historias de otros, que dejaron escritas para ser leídas por ellos.

Por eso, aunque ocurren cosas terribles, es un libro esperanzador. Por eso, aunque hay muchos personajes, la mayoría episódicos, da la sensación de que nos conocemos todos. Por eso sobrevive la bondad.

Juliet, una escritora de treinta y dos años, que ha publicado una biografía de Anne Brontë, recibe la carta de un hombre llamado Dawsey Adams, que escribe desde Guernsey, una de las islas del Canal. Estamos en 1946 y Londres se intenta recuperar de los bombardeos. En esa devastación la propia Juliet tiene que encontrar un tema para su próximo libro, pero no es capaz de hallar la inspiración. A partir de la carta de Dawsey se pondrá en marcha un mecanismo de relojería que acercará, de forma milagrosa, a Juliet a la comunidad de las islas del Canal que se reúne en torno a los libros. En un momento dado, de la correspondencia se pasará al encuentro y de ahí, quién sabe. El resto es spoiler.

La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey. Mary Ann Shaffer y Annie Barrows. Editorial Salamandra, sección narrativa. Traducción del inglés de Cristina Martín Sanz. Primera edición mayo de 2018. Cubierta: Ilustración de Mary Wethey. 

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