He leído un artículo muy inspirador de Alberto Olmos sobre las reseñas literarias. Viene a decir, básicamente, que no sirven para nada, que la capacidad de prescripción es muy escasa y que, andando el tiempo, se quedan antiguas. Creo que todo esto ya lo sabía. Aunque él hace una diferenciación entre reseñar clásicos y hacerlo con libros recientes, con novedades. El concepto "novedad" en literatura es un arma de doble filo. De esas novedades ¿cuántas nos quedarán en nuestro fondo de armario lector pasado un tiempo prudencial? Algo me ha consolado, no obstante, del texto de Olmos y es que coincide conmigo, o yo con él, en que una reseña resulta tanto más valiosa cuanto más habla del lector que la escribe. En realidad, el valor de la reseña está en íntima relación con el impacto que esa lectura ha causado en quien la lee. El hecho de que el lector pase a ser escritor de reseñas es una de esas jugarretas de la vida que tanto me gustan. Una congruencia incongruente. Leer y escr
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