Ir al contenido principal

Entradas

La hierba es más verde

  Lo que convierte a una película en clásica es que la puedes ver en cualquier momento sin  que haya dejado de tener su chispa, su asunto, su aquel y su intención. Esto es lo que pasa con "Página en blanco", de título original traducido "La hierba es más verde", que me parece más bonito y adecuado. Stanley Donen la dirigió en 1960 y creó un artificio elegante y sutil que siempre, siempre, parece hecho antes de ayer.  El conde Víctor Rhyall (Cary Grant) y su esposa, Lady Hillary Rhyall (Deborah Kerr), viven en su mansión inglesa, llena de historia y antigüedades pero faltos de dinero. De modo que ella cultiva champiñones para venderlos y tienen la casa abierta para las visitas de rigor por media corona. En una de esas visitas un americano millonario y petrolero, Charles Delacro (Robert Mitchum) se cuela por la zona privada y allí encuentra a Hillary, de la que se enamora al instante. También ella siente algo irresistible por aquel hombre y se busca las mañas para pas

La historia de Fay Langdon

  Fay es la hija única y querida de un matrimonio sencillo. En su juventud fue muy famosa porque cantaba en la radio las canciones románticas y tristes de la época. Esas canciones le recuerdan su infancia y su vida pasada y por eso, quizá, al crecer nunca ha querido volver a oírlas. Su boda con Owen Langton fue una verdadera suerte porque él era atractivo, atento y trabajador. Demasiado trabajador, según Fay, porque pasaba mucho tiempo fuera de casa y porque no parecía tener la suficiente alma como para entenderla. Las mujeres, piensa ella, son siempre complicadas de entender para los hombres de mente sencilla y crearles problemas no sirve de nada, te considerarían entonces un verdadero estorbo. La casa en la que Owen y Fay viven es horrorosa, porque la decoró Hermione, la primera mujer de Owen, que tenía mal estilo y mal gusto. Esos extremos en los colores y esos detalles horribles en la decoración perdurarán en la casa durante todo el matrimonio, que se romperá cuando él muera en un

La emoción desnuda

  (Pintura: Frank Weston-Benson) Si Jane Austen no hubiera muerto a la temprana edad de 41 años ¿qué hubiera ocurrido con su vida? ¿qué con su literatura?. Resulta un ejercicio especulativo, casi de ciencia-ficción, pero es atractivo pensarlo. Sobre todo para las personas como yo, que tenemos una relación de fraternidad creativa con ella. Habida cuenta de lo que consiguió con sus cinco grandes novelas...¿qué logros podría haber añadido en su madurez? Aunque hay autores cuyos mejores libros se escriben al principio de su carrera, lo más seguro, en su caso, si tenemos en cuenta la evolución que experimentó, es que grandes frutos literarios, novelas espléndidas, se hayan perdido por su muerte prematura.  Quizá sus logros no han sido suficientemente ponderados. Detrás de una trivialidad aparente, que no es sino una estrategia narrativa intencionada, emergen sus profundidades. La fantasía, la imaginación, la intuición, la inteligencia, la sospecha, el misterio, el enmascaramiento, el senti

Una calle que mira al sur

  (Pintura: Paul Cornoyer) Hermosa y larga, mi calle miraba al sur y se escondía de los malos vientos. Del calor del levante en el verano y del brumoso poniente en cualquier fecha. Así escribía su historia día a día, poco a poco, como si la vida no fuera otra cosa que las puntadas en un mantel de hilo. Puntada tras puntada, muy despacio, haciendo que el reloj no tuviera sitio para el aburrimiento. Las azoteas templadas del mediodía, las noches junto al cine de verano, las tardes de charla en las casapuertas, las mañanas junto a la taza de café en la cocina... La calle tenía un curioso resplandor que la convertía en escenario de cuentos. Los disfraces y las fiestas, la hora del cante, las miradas ruidosas, la gente que iba y venía, pisando sus piedras, sus aceras, logrando así el milagro de una convivencia más antillana que otra cosa. Todos los mares se apostaban a su alrededor para lograr el milagro de la risa y había quien no podía comprender cómo la escasez se convertía en chiste y l

Con otra mirada

  Sevilla es una postal. A veces aparece en alguna película, con su río, sus puentes, sus hermosas orillas, su música, su cosa "especial". Es una postal romántica, barroca, romana y renacentista. Una visión cuajada y llena de matices. Algo inexplicable. Imagen reluciente de calles y callejas, de artistas y de espacios, de edificios, de verde y de azul ultramarinos, de barrios. Todo eso es Sevilla y esa es la Sevilla que se siente tan amada, tan acorde con lo que uno desea contemplar y vivir. Pero hay otras Sevillas.  Una vez me robaron el coche. Era época de feria y yo vivía en Los Remedios. Mi pareja de entonces tuvo la ocurrencia de que nos diéramos una vuelta por algunas zonas de la ciudad a las que nunca íbamos pero que podían tener "algo que ver" con el coche robado. El coche nunca apareció, por otra parte, pero de esos paseos clandestinos y nocturnos, con las ventanillas subidas, saqué algunas enseñanzas. A él no parecía afectarle nada de lo que veía y creo qu

La mujer con pantalones

  Gertrude Valderbilt Whitney posa en 1916 para Robert Henri con el descontento de su marido,  el banquero e inversor Harry Payne Whitney, que se negó a que el cuadro de su mujer en pantalones luciera en el salón de su casa.  Henri quiso retratar así a la mujer moderna en una pose eminentemente clásica. El cuadro está ahora en el Museo Whitney de Arte Americano. Es verdad que Gertrude no era una mujer al uso, sino una verdadera artista, que conoció bien la bohemia de París, estudió junto a Augusto Rodin y tenía las ideas muy claras.  El cuadro es ciertamente extraño. Mucho más en un pintor como Henri, uno de los fundadores de la escuela de Ashcan, que pretendía retratar a las clases populares de su época en la ciudad de Nueva York a modo de retratos realistas. Había nacido en 1865 en Cincinnati, Ohio, perteneciente a una curiosa familia de emprendedores propensos a los líos y que tuvieron peripecias para dar y tomar. La vida de Henri y los suyos bien daría para una serie de televisión.

Fue la gloria

(Granada. Plaza de los Aljibes. Universo Lorca)  Seas de la ideología flamenca que seas (y hay varias) no puedes obviar una realidad incontestable en la que pocas veces se incide, aun siendo totalmente cierta: el balance más positivo, espectacular y verdadero del Concurso de Cante Jondo de Granada que se celebró en 1922, fue el nacimiento a la luz de los públicos de una figura que llenaría horas de flamenco a partir de entonces: Manolo Caracol. En aquel tiempo su edad lo convirtió en el Niño Caracol, pero no fue uno de esos “niños” efímeros ni tampoco de esos fandangueros similares que pueblan el devenir de este arte, sino una personalidad colosal, nada menos que el eje de una escuela de cante que perdura con total vigencia en nuestros días a través de otro genio que le dio al caracolismo “una vueltecita”: Camarón de la Isla. Dos heterodoxos.  En junio de 1922, fecha de la celebración del concurso, Caracol estaba a punto de cumplir los trece años, pues nació el 7 de julio de 1909, se

Mary Wesley: maliciosa sencillez

La publicación por Alba Editorial en su colección Rara Avis de "El césped de manzanilla" , el libro que lanzó a la fama a Mary Wesley , genera un acto de justicia con su obra. Habiendo sido una escritora aclamada y leída por más de tres millones de lectores durante los veinte años que duró su carrera literaria (desde los 70 a los 90 años), no puede decirse que esa fama le haya servido para mantenerse en el lugar de los más leídos o reconocidos. Todo lo contrario. Al menos en España.  Yo misma no había oído hablar nunca de ella ni había leído ninguno de sus libros, un par de ellos infantiles y luego siete u ocho novelas que fueron recibidas con una calurosa crítica positiva en los años en que se publicaron. Pero no hablamos de la Edad Media ni del siglo XIX, porque los libros de Mary Wesley se publicaron entre 1983 y 1997, es decir, anteayer por la tarde. Antes de eso, en 1969, había publicado dos libros infantiles, que eran todo su bagaje en el campo de la literatura.  Pero l

"Betty" de Tiffany McDaniel

  Betty Tiffany McDaniel Traducción de Ignacio Gómez Calvo Editorial Hoja de Lata, 2022 ¿De qué trata? Esta es la historia de Betty Carpenter, hija de una familia con ocho hermanos y cuyo padre era un indio cheroqui. Toda la familia es una poco especial, desde su padre, Landon hasta su madre  Alka y también sus hermanos. Su padre conocía muy bien los ritos indios y se los enseñó a Betty designándola como protectora de sus hermanas. De ese modo, su papel en la historia es muy especial y, a través de él, nos enseña costumbre y ritos de la vida rural en Estados Unidos que no llegan a nosotros en otro tipo de libros. Una historia familiar y, a la vez, de una cultura casi desconocida, en la que la naturaleza tiene un papel primordial y los sentimientos se expresan de múltiples formas. La escritora cogió la historia de la propia vida de su madre con lo que hay muchos aspectos reales que se han trasladado al libro.  ¿Qué sabemos de su autora? Tiffany McDaniel (Ohio, 1985) es novelista, poeta

"El hombre en la cola" de Josephine Tey

  De modo que este es el último libro de Josephine Tey que la editorial Hoja de Lata ha publicado. La escribió en 1929 y usó para publicarla el pseudónimo de Gordon Daviot. Aquí aparece por primera vez su detective, el atractivo y culto Alan Grant, de Scotland Yard, un tipo que merece la pena conocer y que no tiene nada que ver con esos otros detectives entrados en años, con gabardinas sucias o con cabezas en forma de huevo.  Mi interés por Josephine Tey viene del primer libro que leí de ella, por supuesto publicado por la misma editorial Hoja de Lata que es la responsable de que Tey sea admirada ya por un grupo muy notables de lectores en español. Se trataba de "El caso de Betty Kane", 2017, que es, para mí, y junto a "La hija del tiempo", 2020, lo mejor que ha escrito la autora. Pero, por supuesto, no he dejado de leer todo lo suyo, formando así un caleidoscopio entretenido y muy especial de novelas, personajes y tramas. Así, "Un chelín para velas" ,

Cuestión de aves y flores

Él estaba al otro lado del atril, en alto, como si fuera un predicador. Pero no lo era. La conferencia tenía un tema encantador: Aves y flores en la literatura medieval. ¿A quién podría habérsele ocurrido algo así? Seguramente a algún afanoso organizador, una de esas personas originales e insensatas que pueblan los círculos culturales. Algún amante de la Edad Media o quizá un novelero sin remedio. Él estaba allí arriba, vestido de una forma muy peculiar, colocando los folios, mientras el público esperaba.  Era el despertar del verano, casi las nueve de la noche y él parecía haber salido de “Muerte en Venecia”. Iba vestido de beige y marrón, un marrón espeso, demasiado para la hora y la temperatura. Pero le quedaba bien. Conjugaba con cierta forma ceremoniosa de mover las manos y, sobre todo, con los ojos, de un grisáceo muy raro. En realidad, no podía asegurar que tuviera los ojos grises, solo lo parecía con la iluminación del atril, pero, en todo caso, era un hombre con apa

Giverny florece contra todo pronóstico

  El jardín de Giverny, su luz de pleno día, sus colores, sus plantas en desorden, su pincelada suelta, Monet, impresionistas, mirarse en un espejo, Nadar y su estudio, el salón de los rechazados, la vanguardia, arte, vida...De igual manera que los nazis despreciaron el arte contemporáneo, esa degeneración que ellos decían y acabaron con la Bauhaus, haciendo que Kandinsky dejara atrás lo que era suyo para empezar de nuevo, de igual modo, esos supuestos y falsos activistas de hoy se dedican a echar porquería a las obras de arte. Dicen que luchan contra el cambio climático. No han aprendido o no quieren saber que el arte es tan necesario para la bondad de la vida humana como el aire que se respira. 

La pentalogía inacabada de Irène Némirovsky

       La vida literaria de Irène Némirovsky (Kiev, Ucrania, 11 de febrero de 1903-Auschwitz, 17 de agosto de 1942), se rompió poco antes de que su propia vida quedara destruida en Auschwitz. Tuvo que dejar de publicar cuando Francia fue ocupada por el III Reich el 22 de junio de 1940. A partir de ese momento lo hizo escasamente y con seudónimo, gracias a la complicidad de la editorial. Los perros y los lobos , de 1940 y Los bienes de este mundo , de 1941, son las dos obras que ven la luz en este tiempo convulso.     Irène, su marido Michel Epstein, y sus dos hijas, Denise y Èlisabeth, vivían en París pero tuvieron que abandonar la ciudad y esconderse en Issy-l'Évêque, un pueblecito de la Borgoña que hoy apenas alcanza los mil habitantes. Podía haberse marchado a Suiza, dijeron sus hijas en un momento dado. Mucha gente lo hizo. No se sabe el motivo por el que se quedaron allí con una situación tan terrible que ella conocía muy bien y de primera mano. El matrimonio había pedido la

Las costumbres de Wharton

  El hotel Stentorian de Nueva York es un trasunto del hotel Majestic, que fue testigo de la presencia de algunos grandes. El Majestic fue demolido en el año 1929 y en su lugar se levantaron unos enormes edificios de apartamentos con el mismo nombre y en el mismo lugar. Los Spragg viven en el Stentorian, en la zona del Upper West Side. Han llegado desde Apex a Nueva York porque en su lugar de origen eran ricos pero esa riqueza no tenía importancia ni se trasladaba a ninguna cumbre social. En Nueva York sin embargo, quieren relacionarse y no lo consiguen a pesar de que su única hija, Undine Spragg, es bellísima y viste lujosamente y a la última moda. Los señores de Abner E. Spragg podrían prescindir de la gran ciudad y de la vida en el hotel.  La gran aspiración de Undine Spragg es hacer una buena boda, a poder ser con alguno de los herederos de las grandes familias de Nueva York, las que viven en las mejores zonas y frecuentan el teatro, la ópera y los conciertos. Los Van Dengen, los D