Este es un libro que te produce desasosiego. Un libro en cierto modo triste. Un libro realista. Un libro escrito a golpe de vida. Por eso te deja esa sensación de amargura, de acidez, de evidencia. Por eso se lee de un tirón, como si fueras un espectador privilegiado de la historia que cuenta. Lo eres, no te quepa duda. En realidad, cuando abres un libro siempre se despliega ante ti como si fuera una obra de teatro, o mejor aún, como si te asomaras por una ventana entreabierta y descubrieras que la historia se está desarrollando a pocos pasos. Una puerta-ventana, de esas que siempre existen en las mansiones de campo de las novelas inglesas. Las huellas del asesino se reflejan en la tierra húmeda y por eso sabremos quién mató a la doncella. Jane es una brillante recién titulada y Neil un manipulador. El encuentro de los dos no puede ser más perjudicial para ella. Eso lo sabemos porque nos lo cuenta. Lo que significa para Neil se queda en la sombra, porque él no nos dice nada. S
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