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"No hay entradas" por Antonio Rivero Taravillo

(El diván verde. Sir John Lavery) El  Cameo  de Antonio Rivero Taravillo. De escenarios y representaciones. De realidad y sueño y de que las palabras tomen vida. Imagen y palabra tendidas bajo la misma luz. Brilla el poema. Este soneto "inédito y extraño" es una muestra de sus versos.  Este teatro oscuro en que me represento solo los días pares, engañando a quien viene en impares jornadas, el aforo completo, fugitivo de mí y de mis actores.   Este escenario lleno de vacíos que se cuelan, las butacas repletas de mis ausentes yoes. Un ciego apuntador va leyendo las líneas de mi papel que calla cuanto dice.   Sobre las tablas sangro en heridas que inflijo en todos los costados de personajes muertos. En mis monólogos pacen sus diálogos.   Me interpelo en silencios que proclaman los palcos de comedias que son pavorosas tragedias. Nunca bajo el telón sino en mis ojos. (El turbante dorado. Sir John Lavery) (Retrato de Miss Julia, Sir John Lavery) Antonio Rivero Taravillo, poeta y tr

"La amable invitación de Domenico Guirlandaio" por Carmen Pinedo Herrero

  El  Cameo  de Carmen Pinedo Herrero. Una visita sorpresa a uno de los lugares más bellos y que más emocionan a los amantes del arte. Y vamos las dos. No podía esperarme este viaje tan especial en el que hay tanto, de tantos.  En estos momentos nos hallamos delante de Santa María Novella. Estoy a punto de comerme una avispa, algo que, sin duda, mermaría la dicha que siento en este instante, pero me dices: “Carmen, cuidado con la avispa” , así que no me la como y te agradezco el aviso, Caty. Sonrientes, contemplamos la fachada de la iglesia mientras charlamos sobre Alberti –no el poeta, sino el arquitecto-. Dentro de un momento abandonaremos Florencia para entrar en otra Florencia: la de finales del Quattrocento, tal como nos la muestra Domenico Ghirlandaio en sus frescos de la capilla Tornabuoni. ¿Sabéis lo que nos fascina de esos frescos? Las arquitecturas, claro, esa oportunidad de pasear por las calles y las plazas proyectadas por el arte de Domenico, de entrar en las casas y de

Construyendo recuerdos

  Todos los padres, con intención o sin ella, se pasan buena parte de su vida construyendo recuerdos para sus hijos. Saben que esos recuerdos son una argamasa, una manera de unirlos entre sí, una forma de  educar y de crear los cimientos de cada una de sus vidas. Los hijos no logran darse cuenta hasta que ellos, a su vez, se convierten en padres. Es una de esas leyes que se cumplen siempre. Entonces comprendes hasta qué punto las preocupaciones que a ti te parecían tonterías, eran cosa seria para ellos. Comprendes que los sacrificios tienen todo el sentido y que los deseos de los padres se confunden siempre con el bienestar de los hijos. Ya sé que hay padres desnaturalizados pero esos no son padres, porque, el serlo, significa ser el camino de doble vía que conduce a los hijos. Lo otro es solamente biología. Es el amor el que surte todas estas acciones, el que logra sortear los obstáculos. Cualquier cosa que los padres hagan por sus hijos tiene una recompensa en sí mismo: la de ayudar

"Fernando (la lucidez)" por David Cerdá

  El  Cameo  de David Cerdá. Una reflexión personal sobre el sentido de enseñar a la luz de una película.  " Fernando Robles, a quien da vida Federico Luppi, es escritor y profesor de literatura en Lugares comunes , la película dirigida por Adolfo Aristarain que hace una veintena de años se llevó en Donostia el Premio al Mejor Guion y la Concha de Plata para su protagonista femenina, Mercedes Sampietro.  Es una de esas cintas en las que cuesta resaltar uno solo tema de los tratados, tal es su hondura y su riqueza: la amistad y el amor, la vejez y las raíces, la autenticidad y las elecciones vitales van desfilando por la pantalla, en tono mayor y afectuoso, áspero a ratos, pero siempre con sentido del humor y una sinceridad extrema. No vi la película en su estreno, sino cinco años después y en la intimidad de mi salón. Me alcanzó en un momento en el que no tenía claro si solo quería ser lo que siempre creí que sería y hasta la fecha estaba siendo, en un momento de transición, en

"Un ejercicio fascinante" por María Pilar Marín Blesa

(La bahía de Marsella, 1885, Paul Cézanne) El Cameo de María Pilar Marín Blesa. Un paseo literario y geográfico por los lugares amados y por los libros que los inmortalizan:  "  Un escritor español muy prolífico y conocido, menciona en una de sus novelas, leída hace poco, que “hay un ejercicio fascinante, a medio camino entre la literatura y la vida: visitar lugares leídos en libros y proyectar en ellos, enriqueciéndolos con esa memoria lectora, las historias reales o imaginadas, los personajes auténticos o de ficción que en otro tiempo los poblaron.” (*) Naturalmente y aparte de intentar encontrar una respuesta a la eterna pregunta de por qué no se me había ocurrido a mí plantear, y además de esa forma, esta deliciosa cuestión, mi mente empezó a intentar rememorar los momentos de mi vida en los que disfruté de tal “ejercicio fascinante”.   He rebuscado insistentemente en la memoria física algún lugar visitado en mi infancia relacionado con los páramos ingleses de Enyd Blyt

Un año de libros

  (Joven leyendo. Jean-Honoré Fragonard. Galería Nacional de Arte de Washington) Los lectores hacemos balance anual de los libros que leemos , igual que todos pensamos en nuestras vidas y nos preguntamos si fue un tiempo aprovechado o si lo perdimos miserablemente. Hay respuestas para todos y lo importante, quizá, es no mentirse a una misma. Aunque no es nada fácil. Tenemos que usar la condescendencia para no convertirnos en máquinas de autocrítica, eso que puede hacerse bien pero que suele hacerse mal. Los libros que leemos o releemos (conforme pasan los años las relecturas suelen aumentar) son una muestra de lo que somos y queremos, mucho más de lo que pueda parecer a simple vista. En esos libros están los que nos han emocionado y los que nos cansaron. Los que han dejado huella y los que no recordamos siquiera porque fueron un mero trámite. No es fácil hacer la cuenta de lo leído, sino que, la mayoría, utilizamos argucias para que ese recuerdo sea efectivo. Los libros ejercen sobre n

"Un gin tónic en pijama" por María José Peña

  (Foto: Patrick Demarchelier) El  Cameo  de María José Peña. Una historia íntima con su toque de nostalgia y de emoción poderosas.  "Le pesaban los ojos. Llevaba toda la tarde leyendo y la luz no era la adecuada, pero, absorta en la lectura, había olvidado, como tantas otras veces, encender la luz mientras la tarde declinaba y el anochecer se apoderaba de las horas. Cerró el libro y advirtió que, sumida en la vida de otros, se le había acabado  su propia tarde. Salió a la terraza amplia y luminosa bajo las encendidas farolas que automáticamente se encendían a las seis. En invierno a las seis es noche cerrada. El aire frío le azotó brevemente el rostro templado por la calefacción del interior. Después de las ráfagas de viento de los últimos días, el aire estaba en calma y un sosiego grato la invadió. La luna brillaba encendida. Luna llena, se dijo, como siempre que sucede algo grato en mi vida. Y no supo por qué pero se alegró, como si esperara algo, como si algo inesperado aún pu

"¿Jubilación viene de júbilo?" por Ángel Vela

 (Foto: Nick Knight)  El  Cameo  de Ángel Vela Nieto. Una reflexión muy personal sobre uno de los momentos vitales que más sentimientos generan.  "Cuando llega la jubilación laboral lo único claro es que uno (hablo como varón) ya tiene una edad que no es para tirar cohetes; vamos, que no se parece a la de la mili o la de juntar para el ajuar, por ejemplo. El discurrir de los años no beneficia a nada ni a nadie, todo envejece y se deteriora con el tiempo como es de perogrullo. Se dan casos, y no son pocos, en los que abandonar eso que llaman “el castigo bíblico” lleva a trastornos psíquicos, a no amoldarse a la nueva situación vital.  Para eso se tiene que dar la circunstancia de que la ocupación, a la que se ha dedicado la vida, haya sido elegida, vocacional, el trabajo como placer. En principio todos los nuevos jubilados aplauden su libertad de compromiso y sienten como un rejuvenecimiento de la sangre, y algunos hasta creen en verdad que regresan a la juventud. Sintiéndolo mucho

"Hedor literario" por Antonio Rincón

("Beata Beatrix" de D. G. Rossetti. Pintura Prerrafaelita. Inglaterra) El  Cameo  de Antonio Rincón Muñiz. Un posicionamiento a medio camino entre la ironía y la evidencia, ante algunas corrientes  literarias.                                           " Existe, cierto es, una literatura basura, como hay una comida basura, una televisión basura e incluso unas personalidades basura. Y, por supuesto, un arte basura. A esa conclusión llegué sin esfuerzo cuando leí aquella noticia que contenía tintes escatológicos propensos a la arcada, intelectual y física, en el lector medianamente sensible: «El artista italiano Fulano de Tal —no es necesario reflejar su nombre para no hacer más publicidad de alguien que la busca hasta esos extremos— vende sus excrementos envasados en latitas de azófar a un precio inmoderadamente abusivo…». Eso decía la nota tipográfica del periódico. Me tapé la nariz y dejé de leer. Supongo que conociendo la estulticia humana —ahora más desarrollada que

Cameos

  (Fotografía de William Eggleston, 1939) En el cine, un cameo es la aparición en una película de un personaje famoso que tiene una intervención esporádica y, en cierto modo, curiosa. Hace algo que no es corriente o algo que lo identifica, eso depende.  En este blog nos gustan los cameos en el cine porque plantan un interrogante al que no se suele dar una respuesta. El cine es un paraíso de preguntas, por eso tiene la llave de las ilusiones.  Escribir es dibujar imágenes con palabras. Y un cameo es la forma en la que alguien se cuela con permiso en un espacio que no es el suyo pero que lo acoge con la alegría del encuentro. Así aparecerán, en este blog, las palabras de quienes poseen la gracia, el ardor y el espíritu suficientes como para mostrarnos su mundo en pocos renglones.  Como en el cine, aquí están los cameos de "Una isla de papel". Próximamente en este blog. 

Hanna y la rosa del Cairo

  Se puede vivir sin amor pero no se puede vivir sin ilusión. Pensaba esto mientras volvía a ver por enésima ver una de mis películas favoritas "La rosa púrpura del Cairo". Recordé, asimismo, que una vez escribí un cuento llamado "Hanna y la rosa del Cairo", que fundía en su título esta película con otra que también adoro "Hanna y sus hermanas". No sé si falta una hache por ahí en algunas de estas palabras de cine. El caso es que  pensé que no se puede vivir sin ilusión viendo a Cecilia yendo al cine sola porque su marido tiene que jugar a las cartas o a los dados con un montón de zafios amigos. Y luego lo pensé cuando el explorador se escapa de la película porque necesita hacer algo más que repetir una y otra vez las mismas frases escritas por el guionista, quien, dicho sea de paso, no hace acto de presencia. Sí aparece el actor, que quiere recuperar al personaje porque no entiende ese desdoblamiento, o sí, pero le da igual, necesita que su carrera avance

¿Qué haríamos sin Jane (Austen)?

  Por un momento he pensado qué sería de la literatura universal sin Jane Austen .  Y, a continuación, cuántas horas de diversión, placer , felicidad, me habría perdido yo misma sin sus libros. Oh, es algo imaginario y nada agradable. La lectura primera de sus obras siempre genera asombro y dudas. A partir de ese momento puedes comenzar a disfrutar. Jane Austen está hecha para ser releída y sus relecturas siempre te deparan alguna sorpresa. Eso mismo deben pensar todos los directores y productores de series y películas que vuelven a ella una y otra vez. Las nuevas generaciones se van sumando al austenismo a través de muchos medios, entre ellos, los audiovisuales. Los debates sobre el sentido de sus libros, sus personajes, son permanentes. Es cierto que no se trató de un reconocimiento inmediato, nada de eso, pero, en estos momentos, Jane Austen estaría satisfecha, muy satisfecha, de la comprensión y la continua lectura de sus novelas y de sus cartas.  Cada una de nosotras tiene un i

Mary Astor y los tiempos intermedios

  (Mary Astor en 1933) Cuando el cine sonoro sustituyó para siempre a las películas con música de piano, Mary Astor, que era una estrella, sufrió un parón en su carrera de varios años. Podría pensarse que esto mismo ocurrió a otros actores y actrices, y así fue, porque el sonoro requería un modo concreto de proyectar la voz y porque el cine mudo tenía sus propios códigos. Durante cinco o seis años Mary Astor se quedó anclada en uno de esos tiempos intermedios que trae la vida. Mi amiga Carmen habla de ellos. Mi amiga Carmen es bastante sabia y tiene, sobre todo, un pensamiento original, propio. Cualquier tema que abordes con ella tiene otra dimensión y te hace ver aristas que antes eras incapaz de encontrar. Para las personas como yo, con una manifiesta cobardía oculta, con un miedo latente prácticamente a todas horas, la gente como mi amiga Carmen son una especie de faro luminoso. La relaciono con Mary Astor porque ella también brillaba, y de qué manera. La he visto en una película es

Su nombre es Estilo

  Cuando Al Pacino rechazó su propuesta de matrimonio ella pensó que era fea. Creyó que su cara era la responsable de la negativa. No se dio cuenta entonces de que Pacino no era hombre para casarse. La inseguridad la llevó durante años al territorio de la bulimia y luego de la psicoanalista, quizá, en este último caso, para hacer pareja con el hombre de su vida entonces, Woody Allen. La tercera persona fue, a partir del rodaje de "Rojos", Warren Beatty, que las enamoraba a todas y también a ella. Hace poco Diane Keaton confesó que ellos tres fueron eso que se llama "los hombres de su vida".  La infancia y la adolescencia de Keaton fueron especiales. Porque lo era también su familia, sobre todo su madre, la persona a la que más ha querido y que más ha influido en su vida. Lo cuenta en su libro de Memorias, publicado en 2011, "Ahora y siempre". Dorothy Deanne Keaton Hall, la madre, era una mujer fuera de lo corriente. Le gustaba la fotografía, la escritura y