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Mostrando las entradas etiquetadas como Fotografía

La íntima elegancia de Nina Leen

   El 26 de marzo de 2015 se inauguró en la galería Daniel Cooney de Nueva York la exposición "Lendslady", dedicada a la obra fotográfica de Nina Leen . El 15 de enero de 1951 la revista Life publicó una foto de Los Irascibles. Quince de ellos, todos artistas dedicados, en su mayoría, al expresionismo abstracto, habían posado para Nina Leen en lo que significó una postura colectiva contra la política expositiva del Metropolitan Museum de Nueva York, porque consideraban que no se exponía de forma suficiente obra de arte americano. En la foto aparecen, entre otros, De Kooning, Pollock, Rothko, Still, Newman y la única mujer, Edda Sterne.     No fue esta la única ocasión en que las fotos de Nina Leen reclamaron una enorme atención del público y de los medios especializados. Antes de eso, en 1940, había comenzado a colaborar con la revista Life con imágenes de animales. Los animales eran para ella más fiables que las personas y las peripecias del perrito Lucky , a

Ruth Orkin: Viajando sola

Ruth Orkin (1921-1985) recorrió América en bicicleta para obtener fotos del modo de vida americano. Además, fotografió a Marlon Brando, Doris Day, Lauren Bacall o Ava Gardner. El mundo del cine le era cercano: su madre fue actriz del cine mudo y la niña se crió en Hollywood. Fue fotoperiodista, fotógrafa y realizadora de cine. Además de espacios cotidianos también fotografió la vida nocturna en los clubes que estaban entonces de moda. Sus fotos se publicaron en el New York Times, en Look, Ladies`Home Journal o Life.  Su boda con el también fotógrafo y cineasta Morris Engel, en 1952, la acercó a la realización de cine independiente, destacando dos películas conjuntas: "Little fugitive" de 1953; "Los amantes y Lollipops" de 1955. Fue una gran viajera en la primera parte de su carrera. En Italia obtuvo fotos memorables como la que le dio la mayor fama: "An American Girl" , de 1951. La chica de la foto pasea tranquila entre un grupo de hombres italia

Louise Dahl-Wolfe, primera mirada

En el apartado "Mis fotógrafas" escribo hoy de Louise Dahl-Wolfe. Como suele ocurrirme, a veces surge una fotografía que me impresiona y entonces me pregunto quién la hizo. Así he llegado a conocer, de una manera autodidacta, a muchos fotógrafos y fotógrafas, tantos que nunca creí que la fuerza de la fotografía en el siglo XX fuera tanta. En este caso, las imágenes de Louise tienen un encanto especialísimo y por eso ahora indago sobre ella. Fue una revolucionaria de la fotografía de moda, a la que sacó de los estudios y llevó al aire libre, al modo aventura, recorriendo así países y lugares alejados de la comodidad tradicional. Louise había nacido en San Francisco, California, en 1895 y después de estudiar pintura y diseño se dedicó a la fotografía. En su carrera tuvo mucha importancia el apoyo de su marido, también artista, Meyer Wolfe, al que había conocido, precisamente, viajando por África tras la muerte de sus padres. Louisa estuvo veinte años , desde 1936 hasta 1

"Aquel día" de Willy Ronis

  Junto a Henri Cartier-Bresson, Izis, Robert Doisneau y Brassaï, dio origen al movimiento de los fotógrafos humanistas, siempre atentos a la vida cotidiana –escenas callejeras, barrios de París, el mundo del trabajo…–, buscando transmitir una emoción, una mirada benevolente. Willy Ronis (París, 1910-2009) es una figura clave de la fotografía del siglo XX. Este libro se escribió cuando contaba noventa y seis años. Escoge cincuenta de sus fotos y les añade los textos. Así forman una unidad que nos permite conocerlo y reconocerlo entre ellas, pues siempre decía que cada una tenía una historia y que esa historia les pertenecía. La nueva colaboración entre Errata naturae y Periférica hace posible tener este libro, imprescindible para los amantes de la fotografía y de la belleza de las imágenes. 

El caso de Vivian Maier

(Autorretrato. Vivian Maier. 1954) Me resulta tan extraño que haya quien se sorprenda del caso de Vivian Maier ... La gente que así procede no ha entendido que existen miles de artistas escondidos, miles de obras de arte sin conocer. Creen, erróneamente, que todo lo bueno sale a la luz; que todas las buenas historias se publican; que todas las buenas obras de arte terminan exponiéndose. Pero no es así. Diréis: la historia de Vivian Maier contradice esto, porque, al final, sí que han terminado apareciendo sus fotos. Vale. Es cierto. Pero hay muchas Vivian escondidas. Y de esas no podemos hablar. Porque hay personas para las que la creación tiene solo el significado de entenderse a sí mismas.  La editorial Lumen acaba de publicar "Una vida prestada", un libro escrito por Berta Vias Mahou que relata, con una mirada interior, qué ocurrió para que las fotografías de Maier no hayan sido conocidas sino muchos años después de realizarse y de un modo casual. Es más,

Casi una verdad

(Princesa Ira Von Furstenberg. Fotografía de Richard Avedon) Abrió el libro por la primera página y algunas palabras saltaron de inmediato, dejaron la superficie lisa color champán y se adentraron en otro universo, otro mundo paralelo del que era imposible escaparse. Una de las palabras era "exquisita" y otra "fugaz". Las dos juntas no significaban nada especial pero, una vez reunidas, no podían separarse. Más adelante encontró "cachemira" y, un poco antes, "lágrimas". En la página 55 había una frase entera: "Ella no sentía ni el deseo ni la obligación de quedarse con él". Ella y él no tenían nombre, eran seres inopinados, seres abstractos, ideas más bien, que habían empezado a bosquejarse con la lectura. Así le ocurría siempre.  Le gustó "regocijo" y también "césped". Pasó de largo de "exhausto" y de "moqueta". Se detuvo en "encaje" y en "exótica". Y así las palab

Berenice Abbot: tiempo de Nueva York

Berenice Abbot es una de las fotógrafas de la modernidad. En su obra hay tres etapas que se corresponden con las temáticas que más le interesaron. La primera, París en los años veinte, el centro del arte y la cultura, las vanguardias y el cambio de mentalidad. La segunda, la transformación de la ciudad de Nueva York en los años treinta, con toda su variable de edificios nuevos, estaciones de tren, puentes y rascacielos. La última de estas temáticas fue la ciencia, y de ahí su trabajo en el MIT de Massachussetts, fotografiando experimentos físicos.  Sobre todo ello destaca su pasión por el arte, su especial visión del mundo que representa con su fotografía y su ansia de libertad, de no depender de nadie, como ella misma comentaba cada vez que tenía ocasión. Desde su nacimiento en el Estado de Ohio en 1898, recorrió casi todo el siglo XX cambiando de actitud conforme cambiaban los tiempos, salvo en el caso de su insobornable ambición por vivir su vida y no dejar que nada la co

La palabra imposible

( Lee Miller. Fotografía) Una frase bailaba todo el tiempo en la cabeza: Cuando te veo, te echo tanto de menos...Y así era. Podía soportar la ausencia si no lo tenía cerca. Pero, en esas raras veces, extraordinarias, únicas, en las que lo veía, entonces no podía dejar de añorarlo desde el primer instante. Por eso, apenas lo miraba. Sabía que esa mirada sería su perdición. Sabía que, si guardaba en su retina la forma de sus manos, el hueco de su risa, la llama de sus ojos, la catástrofe sería irremediable. Por eso, apenas detenía en él su mirada. Por eso reía continuamente, de una forma nerviosa, irreverente y tibia. Como ella misma era. Extraña para muchos. Distinta. Conservando un hilo de inocencia que nadie percibía. Ni él siquiera.  Un pensamiento estaba en su cabeza y de ahí no se movía: Podría decirte tantas cosas. Y he de callarme tanto. Estaba segura de que las palabras nunca hallarían el camino de salida. Estaba segura de que ninguna circunstancia haría posible el

Los irascibles

En noviembre de 1950 Nina Leen hizo esta fotografía del grupo de pintores expresionistas abstractos que estaban en desacuerdo con la política de exposiciones del MOMA y, por ello, habían enviado una carta al respecto. Eran "Los irascibles". La revista LIFE se hizo eco de la protesta y publicó la foto en enero de 1951. Pocas veces un testimonio gráfico es capaz de recoger a la élite del arte moderno en un determinado momento de la historia. Catorce hombres y una mujer posaron para Nina Leen arracimados estratégicamente, de forma que se pueda captar a todos ellos con el mayor detalle y amplitud. Todos los fotografiados tienen el semblante serio y miran a la cámara de forma muy clara. Excepto uno. Ese "uno" con gafas y que mira de través es, precisamente, Mark Rothko .  En la primera fila, además de Rothko , están Theodoros Stamos, Jimmy Ersnst, Barnet Newman y James Brooks , si contamos de izquierda a derecha. En la segunda fila, y en la misma dirección,

Dave Heath: Obviamente en silencio

El día es tan engañoso como tú, piensa ella, mientras el chasquido de la cámara la sorprende entre papeles, en un otoño indisimulado que pretende ser primavera. Se han desgajado naranjas de los árboles y las farolas aún lucen, será porque la luz es cosa del dinero y no de la geografía o las estaciones. Aprendimos que el cambio de las horas era una suerte de mensajes al infinito y ahora ella sabe, aunque nadie se lo ha explicado claramente, que debe alejarse de ese foco, que cerca su rostro con una huella infame y que la cubre de sal en soledad. Así no. Así no debe hacerse, piensa a veces. Pero no puede esperar ya de ti que hagas otra cosa que mentirte a ti mismo.  Hubo un tiempo con una luz dorada que sembraba las tardes y las convertía en la antesala de los cuentos, esos que tienen una princesa y muchos faunos, que se recitan a la hora del sueño y que te convierten en una fantasía irrealizable. Ella lo supo entonces y lo recuerda ahora, por eso ha olvidado la poesía, por

De repente, todos los veranos

  Llega un momento en que el verano se convierte en nostalgia. Una suma de ausencias y un enorme revoltijo de recuerdos. La vida se escribe de verano a verano y, en ciertos momentos, el verano es el gran invento de la memoria. Así lo viste cuando las azoteas ocupaban todo tu tiempo, mensajes indescifrables a pie de agua, a pie de viento, aires que llevaban ecos de gente a la que amabas, futuro, posibilidades, quejas, sueños. Las mañanas de playa tienen ese inenarrable sabor atlántico de la baja y la alta marea, nimbada de canciones de moda, de chicos a los que amas y que suelen tener los ojos verdes. En la caseta de rayas blancas y azules hay tiempo para buscar en un rincón la botella de cerveza para lavarse el pelo entre las olas. El agua del mar lanza un sortilegio de esperanza siempre. Es la bonanza del pensamiento y de la vida, tiene sentido simplemente porque soltamos nuestras risas imparables. La risa es el alimento que todos queremos conservar siempre. Hay noches de discoteca y

Libros para leer este otoño

  Asómate a cualquier cultural y verás que, de nuevo, aparecen listas. Son las recomendaciones de lectura para el otoño. Como si fuera un atelier de moda, los suplementos culturales o las revistas de crítica literaria se empeñan cada estación en conducirnos por el terreno de los libros que sí o sí has de leer. Listas de diez, de cincuenta o de cien, da igual. Luego están las listas contrarias, las que vienen al final del curso escolar o del año, las de los más vendidos o los más leídos que, por otra parte, no tienen nada que ver las unas con las otras. De ese modo hay lectores que se sienten concernidos por este intento de dirigir su itinerario, se aseguran de no equivocarse y se ponen a la misma altura y nivel que otros lectores encantados de leer lo que hay que leer. Eso es un problema de toda la vida. Desde que estamos en el colegio se empeñan en decirnos qué hemos de leer. Si no lees lo establecido es como si no leyeras, como si fueras una especie de bandolero de extrarradio, algui

El desasosiego

Es posible que la tormenta haya activado algo que hasta ahora no tenía claro el resorte. Una especie de lucha inmensa e   interior, de meteorito salvaje que estalla. Una llamada íntima, un desasosiego que nada tiene que ver con el nerviosismo de los quehaceres, ni de las búsquedas. Es una emoción basada en la rabia, en la ira, en la sensación de injusticia, en la impotencia de la pérdida, en la evidencia de que las salidas están cerradas y alguien ha tirado las llaves al mar. Por eso, porque la tarde ha caído entre rayos y truenos; porque el agua tan deseada no ha llegado y eso hace el día más oscuro y tétrico; porque si cae la noche y no he sido capaz de hallar alguna respuesta; por eso, por todo eso y por algunas cuestiones más que no puedo explicar, es por lo que me siento aquí, en esta esquina del salón que podría llamar mi reino, y deambulo con la cabeza por los hechos del día y de los días pasados, para hallar alguna explicación que me convenza o que, al menos, no me lleve a más

El último modelo

Le encantaban los coches. Le parecían un artilugio serio, una máquina inteligente, un bombón, un lujo. Siempre quiso tener coches y guiarlos, cruzar con ellos el mayor espacio de tierra posible, las mayores extensiones. Un coche y unas gafas de sol, la vida.  Con un aire de Alain Delon apacible y quizá unas gotas de Sir Laurence Olivier por eso de la elegancia, era posible verlo con su camisa blanca arremangada, su pantalón de dril color canela y una sonrisa efímera pero imponente. Las mujeres lo adoraban y las chicas se enamoraban de él. Él las quería a todas pero más a su coche. Porque sabía que el coche podía cambiarse a modo y ellas eran una pesada cruz si se empeñaban.  Las noches eran esos momentos en los que las verbenas refulgían, las ferias tenían el sabor antiguo del algodón en nube y las mesas de las casetas se llenaban de pasiones inconfesables, todas ellas perdidas, todas ellas asustadas, todas ellas demasiado evidentes. Y por eso prefería la luz del día, cuand

La espera

 La ciudad amaneció amenazada por una lluvia cierta. Los boletines que anuncian el tiempo así lo habían avisado. Pero, como siempre, el agua se hizo esperar y estaban todos los niños en el colegio, dibujando a Alicia y al conejo blanco cuando la tormenta estalló. Había rayos y truenos y, sobre todo, agua. Unas nubes destellaban sobre el colegio, sobre la calle entera, sobre la ciudad y sus mares. Los ventanales del aula ya no trajeron luces sino la sombra oscura de las nubes reflejándose en la tersa madera de las bancas. Las niñas, inclinadas sobre el dibujo, apenas prestaron atención al acontecimiento. Porque en esas edades ninguna tormenta puede hacerte variar de rumbo y no hay ningún niño al que asusten la oscuridad ni siquiera el perfil violento de las nubes. En el patio central del edificio, ese que tenía azulejos amarillos y azules festoneando las paredes, no se oían las voces de otros días cuando los niños salían a recitar las tablas o a hacer contorsiones gimnásticas. Durante a

Elogio de la alegría

  (Scarlett Johansson fotografiada para Vogue por Mario Testino (Lima, 1954), el fotógrafo que ama el cine) La pena es mucho más rentable que la alegría . O eso parece. En los realitys, por ejemplo. Los concursantes más avisados se echan a llorar por menos de nada y eso mueve a la compasión y asegura el triunfo. No hay nada malo en hartarse de echar lágrimas y siempre tiene recompensa. Es algo muy visual. Lo mismo pasa en los Oscar's. Si haces una película dramática tienes muchas más posibilidades de que te premien que si haces una comedia. Si en esa película dramática hay lágrimas, sufrimiento, recorres el país pasándolas canutas, te abandonan, te gastan algunas faenas, entonces todavía mejor. Podrás salir fea, sin maquillar, sin peinar y darás el pego. En cuanto a los libros, un buen dramón, una novela de mil páginas con tragedia incluida es un seguro para obtener el éxito. La pena vende mucho a todos los niveles. En ocasiones termina convirtiéndose en un modo de chantaje que bi