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Marzal, la filosofía, Miki Leal y un poco de engaño todavía

  Tomarse las cosas con filosofía. Cualquiera de nosotros puede hacerlo. Algo así como dejar de lado esa efervescencia del tomar partido y sentarse a meditar, una meditación con música o con uno de esos vídeos de Youtube que te azotan el interior porque, lo sabes, ni estás tranquila ni se espera que te tranquilices. Puede que comience la primavera y ese día justamente haya una muela que te dé la lata, con ese temido pinchazo que viene algunas veces y que odias porque sabes, y no hay duda, que te dará quehacer durante un tiempo. Eso te nubla la razón y te cansa más de lo habitual y entonces miras ese cuadro de Miki Leal en el que hay azul-verde y también está el fondo negro y ese hombre tan extraño que lleva en la mano un pequeño pincel y que busca la imagen en un invisible caballete. Tomas el nuevo libro de Carlos Marzal y te preguntas por qué la muela ha llegado a fastidiar hoy precisamente, si sus versos son esa clase de emoción que no decae. Marzal regresa y dando una vuelta precipi

"Bestias" de Joyce Carol Oates

  Esa escritura tensa y reconocible, que parece estar provocando siempre al lector, que da la sensación de que se escribe para levantar velos, para suscitar sentimientos, quizá para construirlos. Esa es Joyce Carol Oates, eterna aspirante al Nobel sin ella pretenderlo, en todas las quinielas siempre y, sobre todo, con una obra perfectamente engrasada, coherente, muy reconocible. Novelas cortas, novelas largas, relatos...También poesía y cuentos infantiles. Ensayos. Escribir es el verbo. Da cosa pensar en esa cantidad de personajes que ella ha creado con una total falta de escrúpulos literarios. Nunca ha cerrado la puerta a decir nada que hubiera que decir. En este caso se recrea en una época llena de sorpresas, una extraña época que alternaba a la vez descubrimiento y ocultación. Lo oculto siempre aparece en sus obras de algún modo. Lo oculto, extraño, duro, pero, eso sí, pertinente, necesario. Un poco ambiguo, sí. En este libro está el mundo de las universidades femeninas. Chicas list

El discurso de Aragorn, los Oscar's y las ilusiones rotas

  De modo que me había negado a ver la trilogía "El señor de los anillos" por eso de que las películas fantásticas y las que presentan a gente muy sucia y muy rara no me gustan. Pero en El cine pensado, un canal de youtube dedicado a historias cinematográficas muy especiales, había visto algunas escenas, una de ellas apasionante porque Viggo Mortensen, el rey Aragorn, lanza una arenga a los ejércitos para que vayan a la lucha. Y es un discurso extraordinario, en el que se apela a la voluntad de aquella gente dispersa para vivir juntos y, antes de eso, batallar con el mismo objetivo. Me gusta mucho Viggo Mortensen como actor y es un tipo guapísimo, súper atractivo siempre y con un carisma especial. He visto muchas películas suyas y tiene ese "algo" que distingue a los actores tocados con la magia que traspasa la pantalla. Pero cuando es Aragorn la épica lo convierte en un personaje lleno de una fuerza diferente. He visto la tercera parte de la trilogía y me he conven

Hay una bondad que busca su sitio

  A veces la bondad es un haz de luz, como en esta fotografía de Eggleston. Muchas otras veces es un malentendido. Confundimos bondad con bobería y listeza con maldad. Los cinéfilos estamos tan influenciados por el cine negro, donde el malo luce glamour y fuerza, que nos perdemos la ocasión de reconocer la bondad donde la hay. Y está sin llamar la atención, sin atrofiarnos de publicidades, limpiamente.  La gente buena soporta algunos refranes infumables: Soy buena, pero no tonta. La bondad está a un paso de la tontería, de la estupidez. Los buenos parecen serlo porque no pueden ser otra cosa. Y se contraponen no a los malvados, sino a los espabilados, a los listos. Por eso la bondad tiene un aire antiguo que nos confunde.  Muy poco nos fijamos en lo que la bondad tiene de entrega, en lo que tiene de renuncia y en lo que tiene de belleza. Si así fuera, muchos clichés desaparecerían y nunca aplaudiríamos al pícaro que se sitúa por encima nuestra para sacarnos los ojos. Pero es tan aburri

Cuando las rubias adoran a Jefferson

Los Oscar's de 1951 fueron un verdadero lío. Excepcionalmente una misma película ofrecía cinco nominaciones interpretativas: cuatro de actrices y una de actor. Las actrices se quedaron sin premio. En el apartado de actrices de reparto ganó Josephine Hull por "El invisible Harvey" (película y actriz que ha pasado sin pena ni gloria), dejando sin premio a Celeste Holm y Thelma Ritter de "Eva al desnudo" (un peliculón donde los haya, inmortal como las obras maestras). Pero, además, el Oscar a la mejor actriz se lo llevó una joven y casi novata en el cine Judy Holliday por "Nacida ayer", de modo que la enorme Bette Davis se fue con las manos vacías, lo mismo que la mosquita muerta Eva Harrington, o, lo que es lo mismo, Anne Baxter , las dos de "Eva al desnudo". La película solo tuvo un premio a la mejor interpretación y fue al secundario (es un decir porque está inconmensurable) George Sanders que hacía de Addison DeWitt, un crítico teatral

"Cuatro bodas y un funeral" (1994), Mike Nevell

Hay películas que no pasan de moda, que se convierten en clásicos que siempre te apetece ver. Como esta, que da de sí mucho más de lo que una se imagina, porque tiene de todo: ritos, besos, vestidos, flores, amoríos, desamor, abandonos, búsquedas, fiestas, música, amigos, familia, sombreros y lluvia. El protagonista de la historia es Charles, un soltero a quien no hay forma de pillar y que conoce en una boda, la primera de las cuatro, a una chica americana, llamada Carrie. Bueno, Charles es un inglés típico, elegante, atractivo, despistado y que sabe vestir el chaqué. Las bodas inglesas, con sus chaqués y sombreros, son maravillosas, mientras que las americanas, con el esmoquin, dan horror y las novias parecen siempre merengues con flores en la cabeza. Esta primera boda es súper inglesa, en una iglesia encantadora y con unos invitados ad hoc. La cosa va de paisajes campestres y por eso pasan la noche o bien en un castillo o en El pato mareado, un hotel de la zona. Gran nombre, desde lu

El Guateque

 Imagino la cara que debió quedársele a Hrundi V. Bakski cuando, después de ser expulsado del rodaje de una película que supuestamente tenía lugar en el desierto  (que es un sitio lejano, con mucha arena, donde no se usan relojes de pulsera), recibe una invitación del productor de la misma para un party en su mansión de las afueras de Hollywood. No lo he hecho tan mal, pensaría. Al fin y al cabo, cualquier puede cometer un error…o dos. En este caso el error era la voladura anticipada de los estudios donde se rodaba la película en cuestión. Miles de dólares gastados en humo. Los estudios son, por supuesto, los de la Warner Bros. la productora de la película que se está rodando y la de “The Party”, que es la película de la que escribo. Cine dentro del cine, como se dice. Cine cómico dentro de cine histórico.  El caso es que Bakski, con un enorme parecido a Peter Sellers pero con el rostro maquillado en el tono más oscuro que L´Oreal tenía en su despensa ese año de 1968, mientras en Franc

"El gran día de la señorita Pettigrew". Winifred Watson.

  Guinevere Pettigrew es una mujer sin suerte. Y por eso ha llegado a la cuarentena en esta situación: sin empleo, sin dinero, sin amigos y sin ilusiones. Una de esas mujeres anodinas en las que nadie repara. Está flacucha porque come poco y mal, tiene mal color y lleva un abrigo viejo que abriga poco. De esa guisa llama a la puerta de la señorita Delysia LaFlosse una preciosa rubia, actriz, que vive en un moderno apartamento, viste una negligé de las que salen en las películas y es, pese a todo, muy amable, aunque está tremendamente despistada. Precisamente las películas le han aportado a Pettigrew la mayor sabiduría y por eso desconfía de la "situación" que se le plantea a Delysia: tres pretendientes y muchas dudas.  La señorita Pettigrew es muy tímida, insegura, sin vida social y sin conocimientos del mundo, más allá de su pequeño espacio, pero siente que Delysia la necesita y que, por primera vez, alguien en la vida la necesita de verdad, de modo que se empeña en no defra

Maestras

  En el Día de la Mujer yo voy a ser agradecida y voy a recordar a mi maestra de primaria, la que me enseñó a leer, escribir, calcular y muchas otras cosas felices. La señorita Mari Ángeles tenía una voz potente y cuidada; unas uñas rojas que a mí me llamaban la atención y una forma única de enseñar. Ir al colegio todos los días era una vocación y disfrutar de sus clases, su pizarra, su letra perfecta y los ensayos de teatro, una maravilla. La escuela ha sido siempre un paraíso. Ya sé que ella no es ninguna de esas personas importantes a las que les ponen calles y les dedican placas, pero para mí es una persona fundamental en mi vida. Mi seño. (Foto: Nina Leen) 

Dejar atrás un sótano más negro

Las penas de los hombres son eternas. Se mueven en un círculo que avanza pero que no termina. Y se contagian los dolores de los unos a los otros y toda la historia está llena de ellos y de ellas. No importa la época, la clase social, la vestimenta. Tampoco importa la edad, el aspecto físico, el trabajo que ejerzas o la vida que lleves. Lo que suele ser definitivo es la emoción, la forma en que contemplas lo que eres y ese río que te arrastra algunas veces.  Hay quien solo reduce el sufrimiento a la pérdida, la enfermedad o la falta de recursos, pero los hombres modernos sabemos que la existencia tiene, cuando la vida cotidiana no se ha visto alterada por problema mayor, un vaivén que la convierte en fuego, que la convierte en luna, que la convierte en llama. Es el amor que pasa, nos diríamos. El amor, esa sensación inexplicable que todos hemos intentado vivir cuando ha llegado y que en tantas ocasiones ha sembrado de dolor las horas y las ha convertido en un desastre. También

Conclusiones

-¿Qué haces?-dijo él -Te miro-le contestó ella -Y ¿qué ves?- repuso el hombre, esponjándose, saboreando de antemano el regalo de sus palabras -Nada-dijo ella.  Entonces, ella dirigió la mirada hacia su propio interior, pero, sobre todo, miró a los otros, miró el mundo que la rodeaba, agua, árbol, cielo. "¿Qué veo?", se preguntó. "Todo". (Fotografías de Giselle Freund)

"Mirarse de frente" de Vivian Gornick

Este es el tercer libro que leo de Vivian Gornick, los tres editados por Sexto Piso. El primero fue "Apegos feroces", el segundo "La mujer singular y la ciudad" . Ambos están reseñados en este blog. En ellos, en esa mezcla de autoficción y de reflexión sobre la vida y las relaciones humanas, pueden encontrarse claves que todos hemos manejado alguna vez. No importa que seas de Santander o de Wisconsin. La naturaleza humana, lo dijo la gran Miss Marple, es la misma en todas partes. Las miserias y las grandezas, la envidia y el perdón, el amor y el odio, todo se convierte en un gran espectáculo de emociones y sentimientos que terminan por ser el motor de la existencia entera. Lo demostró Shakespeare en ese caleidoscopio magistral que forman sus propias obras. En "Mirarse de frente", Vivian Gornick continúa ese ejercicio narrativo que consiste en desmenuzar para nosotros algunos episodios de su vida y hacerlo sin mezquindad y sin excusas. No es nada fá

"Apegos feroces" de Vivian Gornick

    Ser madre es muy difícil. Pero las hijas no llegamos a entenderlo hasta que, a nuestra vez, nos convertimos en madres. En la literatura hay mucho que contar acerca de las relaciones entre madres e hijas, las más intensas y problemáticas de todas las relaciones humanas. Las hijas son el anverso y el reverso de las madres. Cuando esos lazos se han establecido de una forma sana y coherente, eso será siempre un seguro de estabilidad; pero no es posible en todos los casos, más bien es una rareza. Porque ser madre es muy difícil.  La madre es un espejo equívoco. Ni su tiempo fue el nuestro, ni sus intenciones somos capaces de explicarlas ni de entenderlas, ni la diferencia generacional es fácil de superar...Solo el cariño es la argamasa impermeable que puede hacernos escalar puestos en esa lucha por el entendimiento.      Vivian Gornick habla aquí de una relación materno-filial cuajada de las mismas dificultades que la mayoría de nosotros conoce. Eso nos acerca a ellas, a

Jane Austen no es (sólo) para mujeres

(The Pink Bonnet. Edmund Blair Leighton) El 18 de julio de 1817 Jane Austen murió, al parecer del mal de Addison, en su última casa, en Chawton , que ni siquiera era suya sino de uno de sus hermanos. Nunca poseyó nada, salvo su escritura. Salvo sus conocimientos obtenidos por los libros que leía en la biblioteca de su padre (un permiso excepcional teniendo en cuenta que era una chica) y por la observación atinada y perspicaz que llevaba a cabo acerca de lo que ocurría a su alrededor. Era una mujer inteligente, muy inteligente y, además de eso, tenía conciencia clara de que era una escritora, aunque no firmara con su nombre, aunque pagara las ediciones de sus libros. Esto puede leerse con claridad en el primer capítulo (descacharrante en su referencia a lo que debía ser una heroína) de La abadía de Northanger  especie de sátira de las novelas góticas que hacían perder la cabeza a las chicas, igual que las de caballería estropeó a nuestro Don Quijote.  La lectura de Orgullo

"La plenitud de la señorita Brodie" de Muriel Spark

Muriel Spark  es una autora imprescindible. Tiene un montón de libros donde elegir y puedes encontrar argumentos diferentes, sátira, ironía, hechos misteriosos, investigaciones policiacas y, sobre todo, personajes inolvidables. Si conoces su vida seguramente entiendas el porqué de su pasión por la literatura. Al fin y al cabo, escribir es vivir con palabras.  Es importante saber que esta novela fue la que le abrió las puertas del éxito y la segunda que publicó, en 1961, con el recuerdo de su maestra. El título original es The Prime of Miss Jean Brodie. Desde entonces todo le fue rodado. La editorial Pre-Textos tuvo el acierto de publicarla en 2006, con motivo de su muerte que ocurrió el 13 de abril de ese año, y de reeditarla en 2010, siempre con la traducción de Silvia Barbero Marchena. La novela fue llevada al teatro y al cine. El ejemplar que manejo para esta reseña es una reimpresión de 2020.  En cierto sentido, Muriel Spark fue una mujer muy moderna. Quiso dedicarse a la literatur