En esa hora calma del atardecer cuando el sol pasa de súbito del azul al rojo cuando el agua parece vibrar y convertirse en ascua es entonces cuando miro a mi alrededor y descubro las sillas vacías y el silencio. La ciudad se estremece esperando la noche esa vaga promesa de encuentros y de besos mientras el horizonte se tiñe de ojos claros de nubes convertidas en simientes apenas horadadas de tiempo sin raíces. Así tú ya no estás. No queda nada de lo que fuiste ni palabras ni ecos ni emoticonos no hay nada y la pantalla permanece vacía sin lágrimas ni risas, en total soledad, total desgana. Si tú estuvieras, estallaría un enjambre de besos imposibles contaríamos historias que nunca tendrían fin y un sueño inmaculado a veces inconstante otras veces dorado, otras de tinta azul en tantas soledades terminaríamos siendo tú y yo como otras noches como otros días ayer.
¡Cumplimos 15 años! 2009-2024