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Mostrando las entradas etiquetadas como Flamenco

Algo más que enseñar

La historia de la didáctica del flamenco tiene enhebrados numerosos nombres de maestros y profesores que, desde hace años, han considerado que valía la pena esforzarse por transmitir el flamenco a los alumnos. A partir de los años ochenta, al menos, esa larga lista ha sido la forjadora de una manera de acercarse a este arte desde la escuela, utilizando una metodología interdisciplinar y haciendo del flamenco algo cercano para los jóvenes y niños. Estos profesores han arrojado claridad en un territorio marcado, en ocasiones, por los matices oscuros; han abierto caminos de conocimiento en un marasmo de leyendas, tópicos y mitos sin demostrar. Su labor ha de ser reconocida y, como en todo profesional de la enseñanza, ese reconocimiento ha de venir de parte de sus propios alumnos, que han adquirido un bagaje difícilmente comparable: para ellos el flamenco no será nunca algo ajeno, sino que lo sentirán unido al desarrollo de su infancia y su adolescencia.   Entre esos nombres, además

Antonio Mairena: Cruzando el puente

En la más influyente obra teórica que Mairena escribió, con el respaldo formal de Ricardo Molina, ya se adivina que el cantaor y estudioso del flamenco había caído en la cuenta de que Triana era, al menos, uno de los centros fundacionales del cante. Por ello, en “Mundo y Formas del Cante Flamenco” [1] la presencia de Triana se extiende a las descripciones de algunos cantes, sobre todo las tonás, soleares y seguiriyas, así como a la aparición de artistas de filiación trianera, por nacimiento o vivencia, la mayoría de los cuales sitúan Mairena y Molina, en ese arranque ingenuo de dividir el mundo en dos partes, del lado de la tradición y la autenticidad.   Así, los Cagancho o Frasco El Colorao comparten espacio con otras grandes figuras, maestros todos del cante en una época de formación estilística en la que tanto papel desempeñaron aquellos que, por su talento y su intuición, fueron capaces de armar el entramado de este edificio que aún nos produce asombro por su perfecta estr

Por derecho

A finales de los años ochenta del siglo pasado se produjo en toda Andalucía un movimiento a favor de que el flamenco se enseñara en las escuelas. Maestros y profesores que trabajaban en lugares distintos, sin ponerse de acuerdo, de manera espontánea, entendieron que este arte es un patrimonio que no puede ser negado a nuestros alumnos. De esta forma, se iniciaron las actividades y programas para que el flamenco llegara a los niños de los colegios e institutos andaluces. Fue, por lo tanto, un movimiento surgido desde la base y que no emanaba de ninguna instancia oficial. En la Escuela de Magisterio de Sevilla se organizó una peña flamenca compuesta por enseñantes, todos ellos impregnados de la misma inquietud y en muchísimos lugares de la comunidad autónoma se establecieron lazos con peñas y con otras instituciones para trasladar a los alumnos el cante, el baile y el toque. Por su parte, la Consejería de Educación publicó, dentro de un conjunto de talleres dedicados a la cultura an

María Borrico, por las calles de La Isla

 Su nombre no tiene el eco romántico de otros. Por eso, a veces, parece escondido y presa del olvido. Sin embargo, algunos de sus logros pueden oírse todavía en las gargantas de los artistas. Cantaora y cañaílla, María Borrico es, también, María Fernández Fernández, nacida en San Fernando en 1830, hermana del Viejo de la Isla y tía, por tanto, de Agustín Fernández Bernal, de quién parte la familia cantaora de los Melu de Cádiz. María formaba parte de una extensísima familia (eran trece hermanos) de los que cantaban varios, incluido el más sobresaliente, Pedro Fernández, el Viejo de la Isla. Había nacido en la calle de San Miguel y su partida de bautismo la refleja Salvador Aléu Zuazo en su importante libro biográfico “Flamencos de la Isla en el recuerdo”, en el que menciona, además, que fue bautizada en la Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo, en pleno centro de la ciudad, en la calle Real.   Las aportaciones musicales de María Borrico y de su hermano, se inscriben e

Caracol y el Concurso de Granada

El Concurso de Cante Jondo de Granada, celebrado en el mes de Junio de 1922, es, para todos los aficionados al flamenco, simplemente “el Concurso”. Todos sabemos a que nos referimos cuando usamos esa expresión. Por muchas opiniones que surjan, por mucho que se entablen debates, lo innegable es que supone un hito en el flamenco, al modo en que estos hitos van configurando el arte y la historia.  Fue un acontecimiento muy importante por diversos motivos y para Caracol significó algo definitivo: entrar por la puerta grande en el mundo profesional del flamenco. Después de obtener un premio en este Concurso, ya pudo actuar como profesional en toda regla, sin necesidad de empezar poco a poco, como otros muchos artistas, que iban en las compañías formando parte del atrás, como secundario del cante o como uno más. Se saltó el meritoriaje y se encaramó a una cima en la que se mantuvo durante cincuenta años, en todas y cada una de las formas en las que el flamenco se presenta a los público

En la muerte de Manuel Mairena

Esta madrugada murió Manuel Mairena. Llevaba varios años sufriendo en el cuerpo y en el alma. Tenía 78 años y era el menor de los hermanos de Antonio Mairena, el maestro del cante. Manuel Mairena era un saetero de primera categoría, un cantaor honrado y un hombre bondadoso, serio y elegante. Era una buena persona, que admiraba a su hermano y que no sintió nunca envidia de que la genialidad de Antonio pudiera siquiera eclipsarle. Más bien, lo quiso hasta el último momento. Leyendo las necrológicas y oyendo los comentarios que ha suscitado su muerte, he recordado los tiempos en los que tuve la ocasión, la fortuna, de tratarlo. Estaba yo embarazada de mi hijo Antonio y me regaló un precioso cuadro, enorme, en el que su hermano Antonio aparecía en su clásica pose con la Llave de Oro del Cante. Me dedicó ese cuadro con su letra de trazo antiguo y sigiloso. Manuel Mairena participó en nuestros cursos de flamenco para docentes. Su participación era garantía de seriedad, de conoci

El flamenco y las Artes

El Flamenco es música. El Flamenco es poesía. Pero es también, por qué no, el gesto, el espacio, el paisaje, los rostros… todo aquello que se encierra en una imagen. La imagen del Flamenco no la han creado los artistas del cante, el baile o el toque, sino los otros. Los   pintores y escultores, los creadores de figurines y decorados, los fotógrafos… El Flamenco ha llamado a la puerta de las otras artes y éstas, abriendo la cancela, han hecho entrar en su universo las visiones del Flamenco, que se perciben no sólo con los ojos, sino con el corazón, porque lo esencial, ya lo sabemos, es invisible a los ojos. Y el Flamenco tiene mucho de esencia, aunque también de arquitectura, de gran rompecabezas que se encaja tiempo a tiempo por aquellos que lo han construido. La mirada que al Flamenco dedican las otras artes tiene mucho que ver con el Flamenco mismo, y, sobre todo, con las definiciones individuales y los sentimientos colectivos de generaciones, escuelas y estilos. No es, por

Homenaje a Rancapino

Rancapino tiene una inmensa mata de pelo gris y mantiene el aire de siempre. El aire y el compás porque, aunque su voz, siempre difícil, lucha por salir, no hay forma de que se desvíe de su cante de siempre. Veo a Rancapino y me acuerdo de Chiclana, su pueblo y el mío, aunque él es de La Banda y yo de El Lugar (y si no eres de por allí no entenderás qué significado tiene eso). Me acuerdo del Canario, del colegio Santa Ana, de la calle La Vega, de la calle Fierro (en la que nací, al lado de la plaza de España y en la esquina del Cabezo). Me acuerdo del bar Cachito, de La Barrosa, del puente sobre el río Iro, de La Predilecta... Estos días pasados le han hecho un homenaje en Sevilla, en el Teatro Lope de Vega. No es frecuente homenajear a los secundarios de oro del flamenco, gente con trayectoria y conocimientos pero que no han estado en la primerísima fila, porque, como en todo, hay cuestiones relacionadas con la suerte que no se pueden controlar. En este caso, ese homenaje ha sido c