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Mostrando las entradas etiquetadas como Flamenco

Mis flamencos. Estrella Morente.

El flamenco es un territorio de libertad. Libertad expresiva y compositiva. Aunque haya todavía quien lo niegue, cerrando los oídos a la evidencia. Y es, también, una música de creación. De autor, para entendernos. En sus más de doscientos años de existencia constatada ha tenido que escuchar a menudo que va a terminarse, que está en crisis, que lo puro se ha acabado, que lo nuevo va a terminar con el cuadro. Jeremíadas y lamentos. Ay, qué fue del cante jondo…Ya Lorca y Zuloaga y Falla y Manuel Ángeles Ortiz temían por su desaparición. Tanto, que despreciaron a los profesionales y fueron a buscar la fuente en donde no podía estar. Un milagro, el Niño Caracol, salvó el empeño, que si no…Si esos malos augurios hubieran tenido algo de verdad el arte flamenco habría sucumbido hace tiempo pero, sin embargo, se muestra pleno, renovado y lleno de futuro. A lo largo de su historia, los grandes artistas, los nombres que la jalonan, a modo de testigos de una evolución imparable, entendieron

Mis flamencos. Carmen Linares.

Primer Acto.  En la Fuente de los Siete Caños de Priego de Córdoba todo está dispuesto. El escenario encara el espacio urbano, alargado y barroco, dejando a ambos lados el trasiego de gente que se mueve por este enclave único de la ciudad. Es verano, es tiempo de fiesta y tiempo, por tanto, de cante. El cante se ha llenado de ecos mairenistas y ahora es el momento en que irrumpe, por qué no decirlo, una voz diferente, con una escuela propia, con un aprendizaje minucioso, con un saber añejo pero renovado. Carmen Linares lleva un vestido rojo y, sobre los hombros, en lugar del mantoncillo de las glorias del pasado, un pañuelo de seda, ese pañuelo, ay, un pañuelo de seda en tonos malva. Y las manos en la cintura, sentada alante, firme. Abrir paso, que hoy tengo que cantar la Taranta de la Gabriela, la del Niño la Isla, Pastora y Escacena. “Corre y dile a mi Grabiela, que voy a las Herrerías, que duerma y no tenga pena…“Tiempo de festivales. Y esos Cantes de Levante casi olvidad

El cine flamenco de Carlos Saura

El camino que abrió Edgar Neville en 1952 con “Duende y misterio del flamenco” fue continuado por Carlos Saura, director de dos trilogías de enorme influencia en el cine flamenco, tanto por lo que representa la figura del cineasta aragonés como por las propuestas estético-musicales que representan estas obras. La primera de esas trilogías es la que se refiere a las películas inspiradas en obras literarias y musicales: “Bodas de sangre” de 1980, “Carmen” de 1983 y “El amor brujo” de 1986.  Se trata de la segunda versión cinematográfica de “Bodas de sangre”. La primera de estas versiones, de título original “Noces de sang” se realizó en Marruecos en 1976 y contaba con la participación de la eminente trágica griega Irene Papas. La versión de Saura cuenta con un equipo técnico de primera magnitud en el que destacan el guionista Alfredo Mañas y el director de fotografía Teo Escamilla. Los intérpretes fueron Antonio Gades, Cristina Hoyos, Juan Antonio y Pilar Cárdenas. Tras esta pel

Un flamenco en La Regenta

El secreto de este libro está en su capacidad para abrirnos la puerta, cerrada a cal y canto, de una sociedad que se sostiene en un ámbito geográfico muy reducido pero cuyo núcleo vital acumula tantos sentimientos, deseos, odios, miedos y pasiones que traspasa los límites de su propia espacialidad.  La ciudad, Vetusta, Oviedo, más aún, ese estrecho conjunto de calles y rincones que tienen como eco central la catedral, es el protagonista que refleja como un espejo el devenir de estos otros personajes con formas y nombres propios. Aún hoy es Oviedo, en concreto la zona urbana antes citada, la red que envuelve un determinado estilo de vida: la misma grisura de sus cielos, siempre cubiertos, y la misma presencia majestuosa de sus contornos montañosos. Los personajes de Clarín se sienten unidos y casi atados a la ciudad, marcados en su relación por la mezcla de amor y odio inherente a los conflictos humanos.  Entre esos personajes hay uno que ha despertado mi interés. Joaquín Org

Rosalía

Otra vez. De nuevo. ¿Qué es esto? ¿Flamenco?  La historia del flamenco está llena de estas preguntas, de estos momentos que tambalean, aunque sea en apariencia, sus cimientos. El flamenco es una música (por encima de todo, una música) que lleva más de doscientos años curada de espantos. Los flamencos llevan el mismo tiempo haciendo “cositas” que espantan a unos y enardecen a otros. De modo que estamos otra vez ante el rito del desconcierto, de la división de opiniones y de las cátedras que se tambalean.  Primera conclusión: lo de Rosalía no es nada nuevo. Es otra vez algo nuevo, cosa muy distinta. ¿Qué significa nuevo? ¿Hay algo nuevo en el arte a estas alturas? ¿Van de nuevas los arquitectos que hacen gigantescas torres circulares u ovaladas queriendo tocar el cielo, cubiertas de ventanas, forradas de aluminio? Lo nuevo y lo viejo. Lo bello y lo feo. Lo sublime y lo falso. Y para más inri: el flamenco y lo aflamencado. O, aún peor, el flamenquito. Pamplinas de la Plaza Mi

La literatura de viajes y lo andaluz

La literatura de viajes es una fuente obligada para adentrarnos en el estudio de las ciudades y los países a lo largo del siglo XIX. Además de todo lo concerniente a rutas turísticas, monumentos o paisajes, es importante tener en cuenta que en esos libros se hallan valiosas referencias a los tipos, las costumbres y la cultura de los países. Por ello, a la hora de encontrar datos que nos ilustren sobre Triana y el flamenco, tenemos que comenzar nuestro recorrido por estos escritores.  Aunque, desde antiguo, existen relatos que narran las peripecias de los que llegan a un lugar extraño, es en el siglo XIX cuando los libros de viajes se convierten en un género, por su abundancia y por el interés que despiertan en los lectores. Son libros que se publican por entregas en revistas y  periódicos, reflejando mundos ajenos con una mirada que no los reconoce como propios y que, por ello mismo, repara en lo que los paisanos no tienen como importante.  En el caso que nos ocupa, po

"Flamenco. Negro sobre blanco" de Cristina Cruces Roldán

     " E ra el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos..." anunció Dickens . Bien podríamos aplicar al flamenco esta máxima, porque es el arte de los extremos, de los peores augurios y las mejores noticias. Desde que existe viene sorteando obstáculos, algunos en nombre de quienes se empeñan en que la tradición sea inamovible y otros por parte de la innovación a ultranza. Como todo arte contemporáneo es cambiante y complejo; como todo arte de cualquier tiempo histórico es, también, reflejo de la sociedad y, a la vez,  representación de la misma. En el flamenco confluyen tantos ríos que es imposible separar las aguas una vez se llega a la desembocadura. Los afluentes se confunden, se alían, se miran unos a otros con la perspicacia de quien quiere entenderlo todo. Y el conocimiento total se pierde ante el detalle, ante la pequeñez de un instante. Porque, a la par de todos, es un algo tan efímero como el calor de un baile o el saludo al sol de cualquier cante elev

"Triana. La otra orilla del flamenco. 1970-2015" Ángel Vela Nieto

El elemento predominante en este voluminoso libro es el trabajo de campo. El autor ha utilizado el método de ir directamente a las fuentes y ha privilegiado la oralidad frente a la bibliografía. Esto tiene su razón de ser en el propio contenido del libro: detalles biográficos de artistas de Triana y en Triana, más o menos conocidos y representando todos los ámbitos flamencos, desde su cultivo, hasta los investigadores y aficionados.  La tarea se ha completado con una selección de testimonios gráficos, algunos de ellos impagables. Las imágenes de niños jugando, de niñas en el colegio, las escenas familiares, los artistas en su salsa sin esa rigidez de los escenarios, pueblan sus páginas y contribuyen de una forma decisiva a que el libro sea entretenido y convincente. Es un libro de consulta que puede leerse desde cualquier dirección y al que se debe volver para saber cosas concretas del arrabal en este aspecto de su arte.  La página 7 del libro contempla un aviso: se dirige

Ángel Vela vuelve a Triana

En realidad, no se ha ido nunca. Pero la recrea como si la encontrara por primera vez, como si se asombrara, como si fuera un descubrimiento. Ese asombro nos llega a los lectores y así recorremos las páginas de sus libros como si fuéramos de Wisconsin y acabáramos de aterrizar en la calle San Jacinto. Pura revelación.  Lleva ya tiempo, mucho tiempo, indagando en el ser de Triana. Se ha convertido en uno de sus fieles paladines, en un caballero que la recorre atónito y que plasma en el papel esa experiencia. Todos y cada uno de los aspectos que en Triana pueden considerarse literarios o plásticos han ido pasando por el filtro de su escritura. La hazaña flamenca ha ido a la par. En un momento dado, Ángel Vela decidió aportar su esfuerzo al conocimiento cabal de la Triana más flamenca, la de los flamencos de Triana y en Triana. De esa forma, cuando pasen los años y los lustros, cuando el tiempo nos cubra, habrá una forma esencial de conocer este pasado y esta realidad de ahora,

Paco de Lucía. Esa música que nos descubre el paraíso...

Justo el día en el que los niños del colegio van a celebrar el Día de Andalucía, nos llega, temprano, al entrar, la noticia, triste y sorprendente, de que ha muerto Paco de Lucía. Paco, el músico, el flamenco, el gaditano, el universal Paco. En una playa, frente al mar, al otro lado de su mar, que es, al final, el mismo. Si yo nací campesino Si yo nací marinero Porqué me tenéis aquí  Si este aquí yo no lo quiero Los días de celebración, como éste, están llenos de sensaciones. En los colegios se respira un aire diferente. Los padres entran a ver a sus hijos, cómo saltan, bailan o cantan, enmedio del patio, tras ese desayuno que está lleno de las señas de identidad más cercanas a nosotros, pan, azúcar y el aceite de tu añorada tierra de Jaén. Y los niños se esmeran al recitar a Juan Ramón, al cantar las coplas de Carlos Cano y al moverse al compás de la música que Paco quería ahora reivindicar con su obra póstuma que se llamará precisamente así Canciones andaluzas. Estos día

Triana la otra orilla del flamenco. 1740-1931

El barrio de Triana en Sevilla es un universo plagado de interés para propios y extraños. Pocas veces hay un espacio físico que concite tanto interés literario y de todo tipo. Triana es, también, una forma de vida que ha sobrevivido en muchos aspectos a través de los siglos. Interesa por tanto, mucho, conocer los detalles de ese micromundo que, para muchos, entre los que me incluyo, es algo más que un lugar para vivir o para disfrutar. Por eso, la literatura sobre Triana despierta siempre un interés que resulta lógico entender, a la luz de lo que estamos exponiendo. El autor del libro, Ángel Vela Nieto (Triana, Sevilla, 1944) tiene en su haber un número importante de libros de temática trianerista, contribuyendo con ellos al bibliotrianerismo de una forma considerable. En esta ocasión, su acercamiento al conocimiento del arrabal lo realiza a través del arte flamenco, una manifestación artística muy ligada al barrio en todas sus manifestaciones, tanto vivenciales, como artísticas

Triana, tu nombre

Esos cuatro puntalitos que sostienen a Triana San Jacinto, los Remedios, la O y señá Sant'Ana. La Soleá de Triana delimita un espacio geográfico y sentimental. Terminan hoy los días grandes de Triana aunque esto es un decir. Porque Triana basa su grandeza en que su medida es puramente humana. Difícil acotar su significado para aquellos que no han tenido su vivencia cotidiana. Perdurable su huella para aquellos que, en algún momento de su vida, tuvieron la oportunidad de formar parte de su paisaje. Aunque sólo sea porque aquí los ritos se aprenden de forma intuitiva. O porque es un barrio asomado a un mar que no lo baña. O porque su historia muestra gestas fuera de la propaganda. O porque los naturales se confunden con los que eligieron este sitio para vivir. O porque es el espacio lógico hacia el que se asoma al Aljarafe. O porque es la forma más genuina de vivir Cádiz en Sevilla...En realidad, Triana es una isla que el paso de los siglos ha ido anudando, con puentes y caminos,