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La ciudad de las sombras

Fritz Lang decide hacer un noir que pase a la historia del cine y se apresta a ello sin complejos. Toda la maldad del mundo se concentra en la imaginaria ciudad de Kenport, del imaginario condado de Parkway. Imposible situar la acción en un enclave real. Mucha gente podría darse por aludida y las demandas judiciales volar hacia la mesa de los Estudios de la Columbia.  Los ingredientes de la historia estaban ya en un serial de tercera fila (todos los seriales lo son) que un tipo con ansias de grandeza, William P. McGivern, había convertido en novela y un genial periodista de sucesos, Sydney Boehm, en guión. Los periodistas de sucesos son gente retorcida, que disfrutan con los crímenes pasionales y los cuerpos troceados. Se pasean por los velatorios buscando carnaza y son capaces de ingeniar una historia en horas veinticuatro. No puedes fiarte de ellos. Salvo si se convierten en guionistas y desahogan así sus bajos instintos literarios.  En la trama de la película conviven

"El silencio de las mujeres" de Pat Barker

Cualquier libro que comience con una cita de Philip Roth me llama la atención. Este, en concreto, se inicia con un pequeño pasaje de La mancha humana , uno de mis favoritos. -¿Sabéis cómo empieza la literatura europea?-preguntaba, tras haber pasado lista el primer día de clase-. Con una riña. Toda la literatura europea surge de una pelea.-Y entonces tomaba su ejemplar de La Ilíada y leía a la clase las primeras frases: "Canta, diosa, del elida Aquiles la aciaga cólera...desde que una querella hubo de desunir a Agamenón, rey de los hombres, y al divino Aquiles". ¿Y por qué se pelean esos dos violentos y poderosos personajes? Es algo tan básico como un altercado en un bar. Se pelean por una mujer, una muchacha, en realidad. Una chica robada a su padre, raptada durante una guerra.  ¿Qué puede tener en común Roth, el profesor de su novela y este libro sobre mujeres que aparentemente callan? Lo clásico. El trasfondo de lo clásico. Nuestra herencia. El legado que prefigura

Versos, cobardía y lágrimas amargas

Me he resistido a escribir de esta película. La historia del cine no se ha puesto de acuerdo sobre ella. Hay quien considera que “Esplendor en la hierba” es un drama mediocre con un puñado de magníficos versos. Otros la estiman porque supuso un repulsivo contra la estereotipada visión de los jóvenes que ofrecía el cine en esos años. Es una película de adolescentes que no deja un poso de suave inconsciencia, sino la seguridad del fracaso. De ahí su aire de tragedia. Sabes que todo eso va a terminar mal desde el minuto uno.  Aún hoy me parece cercano el estremecimiento que sentí en la última escena. El conformismo del adiós resulta tan triste…Dos seres abocados a vivir alejados, aunque sus corazones suspiran el uno por el otro. La primera vez que la vi fue en uno de esos pases televisivos que conseguía arrancar a la cerrazón de las películas para mayores de mi casa. Aquella película era tabú y no te dejaban verla. Así que la vi con un aire de transgresión que siempre me acompañ

Ópera para mafiosos

(Patricia Clarkson es la esposa de Eliot Ness) Coger las manzanas del árbol y no del cesto. Esa es la receta que el policía Malone le ofrece al agente del Tesoro Eliot Ness para impedir que, en su equipo, haya traidores. La épica de la lucha contra el crimen organizado en estado puro. Ness , juramentado hasta el final para conseguir llevar ante la justicia a Al Capone y los suyos. Experimentos fallidos, actuaciones fracasadas, momentos de desánimo, todo parece que va a ir mejor con esa cuadrilla de Intocables que además de a Malone y a Ness incluye al joven y experto tirador George Stone y al contable Wallace . Los cuatro son la reserva ética del Estado contra quienes en los años 30 anegaban de sangre las calles de Chicago a cambio de hacer suculentos negocios.  Esta es una película en la que la grandeza de los buenos hace todavía más patente la villanía de los malos. El malo más repugnante es, sin duda, Frank Nitti , asesino a sueldo que exaspera a Ness con su comen

Solos

El muchacho (unos quince años) me miró a los ojos por primera vez en toda la sesión y me confesó: tengo miedo de quedarme solo. Odiaba a sus padres (eso decía), se llevaba mal con ellos, quería independizarse, pero la soledad era una losa insoportable que le producía pesadillas. Soñaba con puertas cerradas que él no podía traspasar. Con enormes extensiones de arena en las que se encallaban sus pies desnudos. Soñaba con un mar inabarcable sobre el que él se movía sin defensa alguna. Tenía miedo de estar solo pero no podía vivir acompañado. Al menos, con esa compañía que pasaba el tiempo señalándole sus defectos, buscando gresca e impidiendo que oyera su voz interior. No había forma de convocar al silencio.  Yo también miré al muchacho a los ojos y le conté mi propia historia pero antes fui cruel, demasiado cruel para un muchacho que solo tenía quince años. Le dije, con la voz más segura que pude, que ya estaba solo, que la soledad era una gasa pegada a nuestra piel, que no podí

Es la inteligencia

    (Romola Garai y Jonny Lee Miller hacen de Emma y del señor Knightley en la serie de la BBC de 2009)       Tengo para mí que “Emma”, de Jane Austen , es una novela que tiene en la inteligencia su principal adorno. No en la belleza, efímera. No en la riqueza, injusta. No en la suerte, arbitraria. Es la inteligencia, el ingenio, el don que aquí aparece tan magníficamente tratado y retratado, con pinceladas suaves a veces, como una foto en blanco y negro o con la espesa pasta pictórica de los impresionistas. En todo caso, la inteligencia fluye en los diálogos, en las descripciones y en las cabezas de aquellos personajes que disfrutan de ese regalo de la naturaleza que esta reparte con la displicencia de lo que es  únicamente suyo.     El capítulo XVIII es una muestra suprema de esto que digo. Porque en él se libra un combate singular entre dos mentes llamadas a entenderse, precisamente por mor de unas cabezas privilegiadas. Howard Gardner hablaría en este punto de la teo

"Voces humanas" de Penelope Fitzgerald

Me fascina esta escritora. La conocí en 2010 cuando la editorial Impedimenta publicó "La librería". El libro caló en un cierto número de lectores pero su puesta de largo ha tenido lugar cuando Isabel Coixet rueda la película basada en la novela. De ese modo, la editorial sacó otra edición del texto, con un diseño tan bonito como el anterior. Luego he seguido su trayectoria a través del resto de publicaciones en español que ha ido sacando esta misma editorial. Desde ahí, como suele ocurrirme, he saltado a su vida, a ella misma. La peripecia humana me parece muy importante, porque complementa lo que leo, me hace mirar a los autores de una forma diferente. Puede decirse que Penelope Fitzgerald estaba destinada a desenvolverse en el mundo de la literatura. Su padre, Edmundo Knox, era el editor de "Punch"; es sobrina del teólogo y novelista Ronald Lnox, del criptógrafo Tilly Knox y del estudioso de la Biblia Wilfred Knox. Con semejante parentela no se me ocurre

Venganza con aguja e hilo

La editorial Lumen publicó en 2016 el libro en el que se basa esta película,  “The Dressmaker” , “La modista”, escrito por Rosalie Ham . Una historia “femenina” que tiene el atractivo adicional de lo que se podría llamar el efecto “Cámbiame” , es decir, la conversión del aspecto físico de una persona a través de una ropa elegante y glamourosa. Ese cambio actúa de dos formas: una de ellas, sobre el propio sujeto, que se siente seguro de sí mismo y que modifica su manera de acercarse al mundo. La otra forma se refiere al mundo mismo: todos quedan asombrados, en el mejor sentido, al ver cómo un buen outfit es capaz de hacer milagros. Los libros sobre costura son encantadores. Tienen una clase de magia que es difícilmente imitable. Se trata de historias que dan mucho de sí. He leído recientemente algunas: El tiempo entre costuras , de María Dueñas, con espías incluidos, una sólida aventura, con un trasfondo argumental que es lo que sostienen el libro más allá del estilo, muy mejora

El librerito blanco

(Los libros son objetos preciosos. Este de Penelope Fitzgerald que acaba de publicar Impedimenta tiene su sobrecubierta, su pequeño dossier y su marcapáginas. Una joya) Hay un momento en la que vida que marca el antes y el después de la existencia. El día en que aprendes a leer. El instante en que las palabras dejan de ser signos, en que las letras se unen para formarlas y en que la frase adquiere su sentido. Entonces cambiamos. Nunca más seremos la persona que antes fuimos. Nunca más estaremos perdidos lejos del lenguaje. Cuando los adultos aprenden a leer sienten que han adquirido algo largamente deseado y que les ha escatimado la vida. Cuando los niños pequeños se inician en la lectura, comienzan a caminar por una senda difícil de igualar. Es otro mundo, son otros mundos.  No recuerdo con exactitud el momento en que aprendí a leer, pero sé que fue muy precozmente y que, desde entonces, toda la vida ha girado en torno a la palabra. Cuando te dicen que la lectura es para

"El informe de Brodeck" de Philippe Claudel

Alguien me recomendó que leyera este libro inquietante. Antes de eso no conocía a Philippe Claudel . Mi confianza estuvo puesta en quien hacía la recomendación, no en el autor, ni siquiera en el tema del libro, que conocí de pasada. Sin embargo, hay reticencias que terminan venciéndose y por eso reseño este libro, porque hay historias que tenemos que leer y sobre las que tenemos que reflexionar.  La dicotomía "los de aquí", "los de fuera", es persistente en la historia de la humanidad. Una línea roja separa en algunos lugares esos dos grupos de personas. Procedo de una tierra en la que esa división no existe y por eso me resulta más extraña, por eso me cuesta entenderla. Hay momentos históricos, además, que son especialmente sensibles, momentos delicados en los que a la convulsión sucede una calma tensa. Ambas cuestiones, la desconfianza ante el extranjero y el tiempo peligroso, se aúnan en esta novela que tiene un trasfondo histórico y que termina siendo,