Entre la galería de personas que aparecen en las novelas de Jane Austen hay un muestrario tan potente de caracteres que podríamos escribir un ensayo al respecto. Pero como los ensayos solo los leen los hombres y los hombres no leen a Austen haríamos un mal negocio. Así que podemos pasar directamente a poner el foco en algunas de ellas para descubrir, con total regocijo, la deliciosa ironía con la que hace esos retratos. Pongamos el caso de las madres. He aquí dos de ellas: la señora Dashwood de “Sense and Sensibility” y la señora Bennet de “Pride and Prejudice”. Dos modelos de madre, claramente separados en intenciones, forma de ser, conducta e, incluso, manera de relacionarse con sus hijas. Solamente coinciden en que las dos son madres de hijas solamente. No tienen hijos varones y, fijaros, esa cuestión es fundamental en el desarrollo de la novela. Porque, al no tener varones, al finca de sus respectivos esposos está vinculada a la rama masculina de la familia, es decir, q
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