La señorita Marple decía siempre que la naturaleza humana es la misma en todas partes. Ella encontraba paralelismos de sus vecinos de Saint Mary Mead en todas las mansiones rurales de Inglaterra, a las que acudía invitada y en las que siempre descubría al asesino. Las situaciones de la vida, las que son complejas y las aparentemente sencillas, siempre muestran el heroísmo y la canallada, las actitudes honestas y las mediocres o pérfidas. Por eso, la señorita Marple , aunque era muy desconfiada, no quería decir que todos somos iguales, sino que en todas partes cuecen habas, es decir, que en todos los lugares del mundo hay gente mala y gente buena. También a nuestro alrededor. Esas ideas han ido dando vueltas en mi cabeza recientemente y, mira por dónde, este sábado, en el que suena el rumor del agua de la depuradora a dos pasos de donde escribo, me ha traído, en ese revuelto con espárragos que es Internet, una película que muestra la cruz de lo que ayer ví en otra película, e
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