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Mostrando las entradas que coinciden con la búsqueda de cine

Maneras de destrozar(se) la vida

  (Dana Andrews, 1909-1992) (Glenn Ford, 1916-2006) (Gloria Grahame, 1923-1981) (Lizabeth Scott, 1922-2015) Esa fotografía en blanco y negro iluminada con haces de luz que convierten en nítidas las expresiones de los héroes y tapan la maldad de los que han renegado de todo. De valores, de familia, de amigos, de todo menos de dinero. Conejitos asustados que nunca ven nada, dice Glenn Ford en "Los Sobornados". El cine negro es esa emocionante aventura en la que entras con precaución, te desenvuelves con miedo y acaba con un esplendoroso final que hace justicia. Siempre tiene una galería de malos que asustan y algunos héroes que conmueven. El cine negro es el cine por excelencia y en sus personajes anida todo lo que los seres humanos pueden sentir o conocer.  Esa galería de películas, de directores, de actores y actrices, es lo mejor que el cine ha creado en sus años de historia. La mayor poesía, la mayor certeza, la mayor plenitud. El cine negro tiene momentos familiares, niños

La alfombra roja

(Kim Basinger) Desde que la ceremonia de los Oscar se retransmite por un canal de televisión de pago ya no puedo seguirla en directo. Eso me disgusta. Me gustaba verla entera, a pesar de que al día siguiente estaba hecha polvo, con sueño, los ojos llorosos y un aire de cansancio demoledor. Pero todo lo suplía la sensación emocionante de seguirla de primera mano. La alfombra roja, con su desfile de celebridades, las entrevistas a pie de entrada, la cámara enfocando a los nominados, los números musicales, los homenajes, el In Memorian y, por fin, la entrega de los premios. Politizados o no, los Oscar son el acontecimiento del cine, y por eso ahora echo de menos verlos. No es lo mismo Internet, las redes sociales o los resúmenes. Tampoco la radio. Así que recuerdo con especial nostalgia las noches de Oscar, entre palomitas, chocolate, cocacola y risas en directo. Algo que se fue.  (Colin Firth) El cine me da vida. En los peores momentos, en las pérdidas dolorosas, en

Ni hoy llueve ni esto es Manhattan

Las mariposas vuelan sobre las flores y la banda sonora es la mariposa del cine, su voz, sus canciones, los créditos. La voz en off, me gustan las voces en off, yo misma soy una constante voz en off. El culto por el cine, el cine del cine, el cine que te salva, el que te distrae y te hace llorar. La extravagancia. Manhattan es el lugar de la velocidad y el Carlyle y Central Park y los coches de caballo. La mitomanía. Yo también, como Ashleigh Henreid soy mitómana. Ella quiere ser periodista para ganar un Pulitzer entrevistando a los genios del cine. Los genios del cine se parecen a todos los genios. No saben lo que quieren. Están en la cumbre pero abominan de ello. Necesitan aplausos y detestan que la gente los mire. Se morirían de pena si nadie los mirara. Se disfrazan para destacar que son ellos y no otros los que salen a la calle con gafas de sol. Se juntan entre ellos y se entienden, todos en la cumbre, mirando hacia abajo con gesto displicente y un poco de miedo. Cuando estos

De nombre, Burlan; de apellido, Caster

  La madre de mi amiga Carmen era, como la mía, una empedernida cinéfila, conocedora a fondo de todo el cine clásico de los años cuarenta, cincuenta o sesenta. Una experta. En mi casa existía una tertulia cinematográfica espontánea y entendida que lograba el milagro de que los niños nos interesáramos por el cine antes que por cualquier otra cosa. Un auténtico aprendizaje por imitación. Un conocimiento que se transmite de generación en generación y que constituye un fortísimo lazo de unión familiar y vecinal. Mi madre y la madre de Carmen no llegaron a conocerse nunca, porque ella no pertenecía a mi círculo personal de la infancia, sino que llegó después, en la universidad, pero Carmen contaba las historias de su madre y todas ellas merecían la pena. Mujeres con personalidad, fortaleza y una vis cómica inigualable. Una de las características de la madre de Carmen era su forma de nombrar a los artistas extranjeros. En el caso que nos ocupa ha pasado a la historia: Burt Lancaster, en vers

"El cine según Hitchcock" de François Truffaut

 La larguísima entrevista que da lugar al libro sería imposible de mantener si ambos (Truffaut y Hitchcock) no fueran expertos cineastas. Los lectores asistimos de forma privilegiada a esta charla que entra a fondo en la obra de un director a quien Truffaut y los suyos de la nouvelle vague califican como un "autor". A quien nosotros, los espectadores, llamamos genio.  Lo que hace Hitchcock (de aquí en adelante H.) es responder con sinceridad y elegancia, es decir, sin hacer sangre, ni exagerar lo que le molesta o le preocupa. Pero tampoco se calla nada porque, en otro caso, la entrevista (más de cincuenta horas de conversación) sería un paseo, un bluff. Se habla, siguiendo un orden cronológico, de la vida y del trabajo de H., y se repasan sus películas, una por una, haciendo hincapié en lo más interesante, las condiciones de trabajo, de dónde surge el guión, qué pasa con los actores, cuáles son los aspectos técnicos más interesantes, qué acogida tuvieron sus películas, qué

Dirección oeste

  (Los siete magníficos, John Sturges, 1960) (Solo ante el peligro, Fred Zinnemann, 1952) (Duelo de titanes, John Sturges, 1956) (Grupo salvaje, 1969, Sam Peckinpah) (El hombre de Laramie, 1955, Anthony Mann) (El hombre de las pistolas de oro, 1959,  Edward Dmytryk) (El hombre que mató a Liberty Valance, 1962, John Ford) (El tren de las 3.10, 1957, Delmer Daves) Cuando yo era pequeña creía que las películas del Oeste eran esas que se veían en el cine de verano para alegría de los chiquillos, que gritaban cuando venían los buenos, cuando el hombre solitario se salía con la suya y cuando, a veces, la chica y el protagonista acababan juntos. Si te has criado en una familia cinéfila sabes lo que eso significa. Casi todas las noches habrá programa. ¿Qué veremos esta noche? Las revistas de cine estarán en la salita. Conocerás a los actores y actrices, te enterarás de los últimos estrenos. Y alguien, tu madre por ejemplo, dará lecciones de sabiduría cinematográfica al hablarte de los tiempos

"El último magnate" de Francis Scott Fitzgerald

"El último magnate" es el canto del cisne de Francis Scott Fitzgerald. Comenzó a escribirlo en septiembre de 1939 y lo hizo como una manera de sentirse vivo después de una serie de desgracias familiares, personales y económicas que lo habían estado zarandeando durante los últimos tiempos. No hubo suerte, sin embargo. Fitzgerald murió en 1940 y la novela quedó sin terminar. Una obra inacabada es un cajón de objetos desordenados que, inesperadamente, quedan a merced de alguien que no es su dueño. En este caso los objetos se recompusieron de alguna forma usando las anotaciones que el escritor había dejado preparadas. Edmund Wilson, que se ocupó de editarla al año siguiente de la muerte de Fitzgerald, la subtituló así "Una novela inacabada". La edición que ahora releo es, precisamente, la que reproduce con fidelidad esta versión publicada en 1941 por Charles Scribner´s y que la editorial Burguesa, en su colección Narradores de Hoy, sacó a la luz en 1981. 

Elefantes, martinis y canciones de amor

(Claudine Longet, la chica dulce del guateque) Imagino la cara que debió quedársele a Hrundi V. Bakski cuando, después de ser expulsado del rodaje de una película que supuestamente tenía lugar en el desierto  (que es un sitio lejano, con mucha arena, donde no se usan relojes de pulsera), recibe una invitación del productor de la misma para un party en su mansión de las afueras de Hollywood. No lo he hecho tan mal, pensaría. Al fin y al cabo, cualquier puede cometer un error…o dos. En este caso el error era la voladura anticipada de los estudios donde se rodaba la película en cuestión. Miles de dólares gastados en humo. Los estudios son, por supuesto, los de la Warner Bros. la productora de la película que se está rodando y la de “The Party”, que es la película de la que escribo. Cine dentro del cine, como se dice. Cine cómico dentro de cine histórico.  El caso es que Bakski, con un enorme parecido a Peter Sellers pero con el rostro maquillado en el tono más oscuro que L´Or

"No conozco a nadie que mienta con tanta sinceridad"

Esa es la frase que le lanza Burt Lancaster a Rita Hayworth en "Mesas separadas", la película de 1958 dirigida por Delbert Mann sobre la obra de teatro de Terence Rattigan , que reunió a estas dos estrellas y a otras como David Niven, Deborah Kerr o Rod Taylor . Qué maravilla es el cine clásico, el cine bien hecho, el cine con oficio, con buenos actores, con una historia creíble, con un guión adecuado, con un dominio de la técnica y de la emoción a partes iguales. Eso es esta película.  En un hotel de Bournemouth se reúne un grupo de personas muy distintas, solo unidas por su estancia en ese espacio casi claustrofóbico, regentado con mano firme por la señorita Cooper (Wendy Hiller, galardonada con el Oscar a la mejor secundaria por esta película), una mujer enamorada que no se deja llevar por su pasión sino por su cabeza. Bien amueblada, por supuesto. Allí están una madre y su hija a la que domina y a la que no deja crecer. La hija es la grandísima Deborah Kerr

El Guateque

 Imagino la cara que debió quedársele a Hrundi V. Bakski cuando, después de ser expulsado del rodaje de una película que supuestamente tenía lugar en el desierto  (que es un sitio lejano, con mucha arena, donde no se usan relojes de pulsera), recibe una invitación del productor de la misma para un party en su mansión de las afueras de Hollywood. No lo he hecho tan mal, pensaría. Al fin y al cabo, cualquier puede cometer un error…o dos. En este caso el error era la voladura anticipada de los estudios donde se rodaba la película en cuestión. Miles de dólares gastados en humo. Los estudios son, por supuesto, los de la Warner Bros. la productora de la película que se está rodando y la de “The Party”, que es la película de la que escribo. Cine dentro del cine, como se dice. Cine cómico dentro de cine histórico.  El caso es que Bakski, con un enorme parecido a Peter Sellers pero con el rostro maquillado en el tono más oscuro que L´Oreal tenía en su despensa ese año de 1968, mientras en Franc

Notre histoire

  Aquello duró solo cinco años pero ha dado literatura para muchos más. Aparecían en todas las fotos de las revistas de la época y en los reportajes de cine, en los estrenos, en las alfombras rojas, en los lugares de veraneo. El mundo quería saber de ellos, cómo se conocieron, cómo se querían, cómo iban a construir su futuro. Eran muy jóvenes y tenían sed. Quizá de fama o de amor, o de las dos cosas a la vez.  Él sigue viviendo donde nació, en Sceaux, en los Altos del Sena. Ella llegó de Viena para morir en París, muy joven, con apenas 43 años, después de sufrir la pérdida de su hijo. Estuvieron juntos durante cinco años, desde 1958 hasta 1963. Parece que él se despidió caballerosamente, con flores y una carta, pero siempre pensé, y creo que todo el mundo, que aquello fue una especie de gentil canallada, porque tengo la impresión de que ella nunca dejó de amarlo.  Fue una Sissi que ocupó las pantallas de los cines y arrasó. Pero después de eso enjaretó una carrera muy digna, junto a di

Mujeres escépticas

  Algunas cosas en una ventana indiscreta... Leer "El cine según Hitchcock" no cambió mi opinión sobre el director inglés sino sobre Truffaut, el autor del libro. Me hizo apreciar más a los tipos de la "nouvelle vague" porque no actuaron como fatuos críticos ensoberbecidos sino como cinéfilos. La crítica americana desprecia el suspense y eso se ve con toda claridad en la escasez de premios con que Hitchcock fue bendecido a lo largo de su carrera. "Nunca me dieron un Oscar", le dice a Truffaut. El año 1955 se entregaron los premios de la Academia y también los Bafta, a todos los cuales estaba nominada esta película y su director. La ristra de premios se los llevó "La ley del silencio" , de Elia Kazan, estrenada ese mismo año de 1954. Ni siquiera Edith Head, la encargada del vestuario de Grace Kelly, se llevó el Oscar por esta película.  Los nominados de ese año a cualquiera de las modalidades podían ser ganadores y llenar sus estanterías de esta