Antonio Muñoz Molina no había leído a James Salter . En los días siguientes a su muerte, en 2015, se empapó de su obra y escribió que libros como estos son los que uno da a conocer de inmediato a la persona querida urgiéndole a su lectura. Lo comparto. Conocí a James Salter hace algunos años, a través de una persona, ese boca a boca literario que es el más útil y perfecto. El contagio de la escritura, de los buenos libros. Me enamoré de su forma de escribir. Esplendorosa forma de hilar las palabras, de recrear los espacios mentales, de contar la vida. Cuando lo leí, creí entrever una dimensión nueva en la escritura, un camino sin recorrer. El libro fue "Todo lo que hay". Es decir, comencé por el final, por su última obra, la que se escribió desde la total experiencia y con el anuncio cierto de su final. Confieso que su lectura me perturbó. Temas que se tratan desde un punto de vista diferente, o, quizá y sobre todo, propio. No hay reiteraciones ni hay lugares c
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