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Mostrando las entradas etiquetadas como Edna O´Brien

Roth y ella misma

La forma en la que llegamos a los libros y, a través de ellos, a sus autores, es verdaderamente mágica. Nunca se repiten los casos, hay carambolas de la vida, encuentros fortuitos, búsquedas recompensadas, casualidades plenas. En todo caso, hallar un libro, leerlo y que no te abandone es, sobre todo, un acto de amor. Llegué a Edna O´Brien a través de alguien que, un día, sin yo saber por qué y sin que pueda recordar quien era ese alguien, me regaló uno de sus libros, el primero de la trilogía de Kate y Baba . Llegué a Philip Roth porque alguien, de quien tengo muy claros su nombre y su eco, me regalaron uno de sus libros. Lo que entonces no sabía es que ellos, Roth y Edna , eran, no solo amigos, sino admiradores mutuos, cómplices literarios y muy parecidos en algunos aspectos.  Philip Roth confesó su aprecio sobresaliente por Las chicas de campo, el libro que ella publicó en 1960 y, a su vez, Edna le dedicó su volumen de cuentos Objeto de amor, una de sus obras más conseg

Paralelismos: De Edna a Jane

(Jane Austen nació en la rectoría de Steventon, Hampshire, en 1775. No se conserva la casa en la que nació. Esta es una vista actual del pueblo) La señorita Marple, con permiso de Agatha Christie, investigadora aficionada, mujer perspicaz y muy práctica, tenía su fuerte en buscar (y encontrar) paralelismos con ocasión de cualquier asesinato  (así, como quien no quiere la cosa, siempre andaba mezclada en el sórdido mundo del crimen) entre los implicados en el asunto y los habitantes de su pueblo, el pequeñísimo y rural Saint Mary Mead . Un sitio inventado pero no imposible, más bien un reflejo de las poblaciones rurales de la campiña inglesa, esa en la que se come pudín, se luce el arte del visiteo y suceden cosas inverosímiles.  Si se trataba del desfalco de un gran funcionario, que se quedaba con parte de la herencia de un pariente de forma indebida, ella recordaba ipso facto y con toda coherencia al carnicero del pueblo que siempre servía un poquito menos en el kilo de

"Paraíso" de Edna O´Brien

(Fotografía: Nina Leen) Una mujer sencilla en apariencia pero complicada de mente, observadora, dispuesta y dubitativa, está pasando unas vacaciones en algún lugar del Mediterráneo. Una villa blanca, lujosa, en un pueblecito marinero, con un mar azul e intermitentes olas, un sitio de ensueño. Puede ser Italia, Grecia o, incluso, España, las Islas Baleares. El dueño de la casa es el hombre con el que ahora comparte su vida, podíamos decir un trozo de vida, la vida que él ha decidido compartir. Pero aquello está lleno de gente, al menos veinte invitados más, mujeres, hombres, niños y muchos criados. También hay un monitor de natación venido expresamente de Inglaterra, porque ella, la mujer, no sabe nadar.  Empezaron los relámpagos de verano. Eran esporádicos, silenciosos y levemente teatrales...Encendían una parte del cielo, luego otra...Los fogonazos azarosos y fugaces de los relámpagos estivales eran una distracción y les proporcionaba algo que señalar con el dedo. 

"Un lugar pagano" de Edna O´Brien

Toda la obra de Edna O´Brien (Tuamgraney, Irlanda, 1930) está impregnada de los paisajes de su infancia, del eco de su tierra, de sus padres, sus vecinos y amigos, su vida entera. Es una obra autobiográfica en el mayor, y mejor, sentido de la palabra. En sus libros vuelve a repetir a veces algunos acontecimientos que le han dejado huella, de forma que, sencillamente, sin alharacas, conocemos a la niña Edna, a la adolescente, a la joven y, sobre todo en su último libro Chica de campo , a la mujer y a la anciana.  Hay un hecho que recoge nada menos que en tres de sus libros. Esa historia tierna de la muñeca vestida de satén que alguien le había regalado y que presidía un cuarto de su casa y que la maestra (con la que mantiene una relación de amor-odio, como con las monjas del convento) le pidió prestada para una función de fin de curso. La muñeca nunca fue devuelta y esa pérdida parece que tiene un significado simbólico para ella. Es, quizá, la pérdida de la inocencia, la pérdida

"La viuda" de Edna O´Brien

(Fotografía de Nina Leen, 1949)    El marido de Bridget , que era un excelente nadador, se ahogó en uno de esos días en los que solía salir a practicar ejercicio. Ella bramó durante horas por el dolor que le causó su pérdida. Eran un matrimonio muy feliz. Una vez viuda decidió aprovechar que su casa era grande para admitir   huéspedes , solo uno o dos, todo lo más tres, selectos y educados. Al mismo tiempo, seguía con su trabajo de secretaria. No se metía en la vida de nadie, no contaba su vida a nadie, no establecía lazos con el vecindario, no pedía favores, no interpelaba a los demás, ni iba de víctima.    Uno de sus huéspedes, el director de la fábrica, Michael , después de cancelar un compromiso matrimonial con una joven, se enamoró de Bridget y le pidió matrimonio. Ella se puso muy contenta porque Michael le recordaba a su marido, tan joven, inocente y lleno de encanto, tan libre en apariencia, tan dulce. Fueron organizando todo de una forma discreta, porque ella er

"Las sillitas rojas" de Edna O´Brien

   Después de leer y releer Las sillitas rojas me di una vuelta por Internet para contrastar mi propia opinión del libro con otras de críticos avezados, gente que escribe en los periódicos, en los suplementos culturales, la gente que debe saber de literatura. Y me encontré con dos críticas tan absolutamente distintas que empiezo por referirme a ellas este reseña propia del libro. En Babelia escribió Marta Sanz y en El Cultural Joyce Carol Oates. Ambas visiones son tan diferentes que me han hecho pensar. Así que quizá esto sea una crítica sobre las críticas.     Lo que escribe Marta Sanz es posterior a lo de Joyce Carol Oates, unos quince días aproximadamente. Sanz explica de tal modo su visión del libro que, leyéndola, resulta imposible conocer su argumento y, más aún, la impresión que le ha causado la lectura. Parece evidente que, o no lo ha entendido, o no le ha gustado y no se atreve a decirlo, o se le escapa el universo O´Brien mucho más de lo que ella está dispuesta a reco

"Chicas felizmente casadas" de Edna O´Brien

Este es un libro escrito a dos voces. El narrador omnisciente que cuenta la historia de Kate y la propia Baba en primera persona. Esto supone una diferencia con respecto a los dos primeros libros de la trilogía, pues en ambos es Kate quien lleva a cabo la narración.  Baba es una muchacha muy distinta y se nota en la forma de ver y contar las cosas. Su aparente desenvoltura esconde el descreimiento de quien sabe que soñar es imposible. Por el contrario, aquí Kate sigue avanzando en su propia destrucción. Ambas se han casado pero sus matrimonios distan mucho de ser felices, como el título indica de manera irónica. El marido de Kate es Eugene, su amor de Dublín, que al final volvió a buscarla y se casó con ella, teniendo un hijo en común, Cash. El de Baba es Frank , un tipo bastante bestia, constructor y adinerado, pero sin sentimientos y sin capacidad alguna de hacerla sentir bien en ningún aspecto.  La forma de reaccionar de ambas es muy diferente, como ocurre con sus perso

"La chica de ojos verdes" de Edna O´Brien

   Caithleen y Baba , las chicas de campo, están ahora en Dublín. Viven juntas en alquiler en la casa de Joanna y conocen a algunos hombres. Mientras Baba quiere divertirse a toda costa y piensa poco en las consecuencias, Caithleen se convertirá en Kate, cuando se enamora por segunda vez (la primera fue el señor Gentleman) de Eugene Gaillard, que hace documentales y vive en una casa de campo cercana a Dublín. Gaillard es un hombre casado y tiene una hija de tres años. Su mujer, Laura, y su hija, Eileen, están en América, en Nueva York. Entre ambos hay una extraña relación y un lazo indisoluble, algo que hace sufrir a Kate.      Kate quiere ser la mujer ideal para Eugene . Esa persona que está siempre a tono con las conversaciones, que sabe vestirse y que tiene un encanto especial. Cuando se conocen, ella es fresca, libre y sincera. Pero la relación lleva un doble camino, por un lado, se afianza y, por otro, se degenera. La visita del padre de Kate a la casa que ambos comparten

"Chica de campo. Memorias" de Edna O´Brien

    M i itinerario O´Brien comenzó con Las chicas de campo y continuó con La chica de ojos verdes y Chicas felizmente casadas . Después de un paréntesis siguió con Las sillitas rojas y luego con En un lugar pagano . Por fin, llegué a sus cuentos, recopilados en Objeto de amor . Y ahora he navegado hasta sus Memorias, Chica de campo , este libro. Ha sido una larga travesía pero hecha en tiempo récord. E n ese camino hay dos editoriales implicadas, errata naturae, que ha publicado todas sus obras en castellano, excepto Objeto de amor, que es cosa de la editorial  Lumen . Sin ellas y sin las traductoras, sobre todo Regina López Muñoz, no hubiera podido acceder a Edna O´Brien. Mi inglés no da para tanto y bien que lo siento. De este modo, me habría perdido una autora fundamental y un espejo en el que mirar algunas preocupaciones, algunas historias que están aún sin escribir para mí.      C reo que si hubiera leído estas Memorias sin conocer sus otros libros no hubiera podido ent

"Objeto de amor" de Edna O´Brien

En ese difícil territorio del relato corto encontramos a una Edna O´Brien pletórica de condiciones, sabedora del terreno que pisa, intensa, apasionante y llena de matices. En las veinte historias que componen el libro “Objeto de amor”, recién publicado por la editorial Lumen con el concurso de su traductora habitual, Regina López Muñoz, hay de todo pero, más que nada, emoción. No la emoción de la sorpresa, sino la del sentimiento. Un paisaje fieramente humano, en un trasfondo social lleno de cortantes aristas y de personajes formidables. Los retratos femeninos, rotundos, dibujados, expresamente lúcidos; los hombres, en el lugar oscuro que les confiere su falta de empatía, su poca participación en la vida familiar o algunas de sus costumbres que convertían la convivencia en un infierno, el alcoholismo, la agresividad. No hay intención de juzgar, sin embargo; es más bien un muestrario, seguramente con un tinte autobiográfico, como lo tienen todas las historias que trasminan piel y

Edna O´Brien en Madrid

A Madrid ha llegado Edna O´Brien , una de mis escritoras favoritas (esto es poco decir, suena frívolo y superficial) para presentar su última novela "Las sillitas rojas". Hubiera dado lo que fuera por estar allí, en esa librería, por ver de cerca a O´Brien (soy bastante mitómana) y por preguntarle algunas cosas de Kate y Baba que se me quedaron sin resolver. No vivir en Madrid tiene estas cosas. En todas las ocasiones en las que una exposición, una presentación de un libro o, simplemente, la imagen de la ciudad majestuosa y delicada que es, me hace pensar en ello, siempre tengo la sensación de que me estoy perdiendo algo. Debería coger el AVE todas las veces del mundo y plantarme allí, sin más, sin parafernalia ni preparaciones. Sería lo mejor.  Mi prima Mary (que es mi súper prima, esa prima que todos queremos tener, porque tiene las mejores cualidades, la mayor gracia y la generosidad especial de la buena gente) siempre dice que, para ella, estar en Madrid es la