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"Tantos días felices" de Laurie Colwin


Alegría, vitalidad, elegancia, placer, sutileza, diversión, amoríos...

La crítica se ha puesto de acuerdo en que este libro de Laurie Colwin (1944/1992), editado en España por Libros del Asteroide es un agradable texto que rezuma sencillez y buen rollo. 

Cuatro personas enamoradas. Nada menos que cuatro. Este otoño puedes conocerlas, acercarte a sus peripecias e, incluso, compararlas con la gente de tu alrededor. Al cabo, esto es la literatura, la trasmutación de la realidad en algo imaginado y plasmado en palabras. 

Sin embargo ya sabemos la mala prensa que tiene la literatura que parece escrita para mujeres, la literatura sobre el amor y de amor, entre los sesudos analistas y lectores de empaque. Vaya tontería, dicen algunos. No puedo resistir leer algo así, comentan otros. Se rechazan estas obras porque no se conocen. No las leen y así la cosa queda en empate. O no, vete tú a saber. 

El caso es que, a base de diálogos sabrosísimos, los personajes principales y un plantel de secundarios que para sí quisiera una sitcom, se adentran en tu cabeza y te entretienen tanto que te olvidas de que has empezado a leer un libro menor, con reticencias de todo tipo. La ironía, el ingenio, la inteligencia, la brillantez, la prosa precisa, todo ello son elementos a conjugar. 

Y ¿de qué trata, pues? Guido y Vincent son dos amigos que estudian juntos en la Universidad. Cada uno tiene su propio carácter y su propio sueño. Guido quiere escribir poesía y Vincent ganar un Nobel, el de Física nada menos. Pero el destino jugará sus cartas y un día Guido conocerá a Holly, con mucho más carácter que él y, por su parte, Vincent conocerá a Misty, una misántropa incorregible que le hará tilín. 

Estamos en el Nueva York de finales de los setenta y puede pasar de todo. Una eclosión de nuevas maneras, peinados y vestidos que culminará en los próximos ochenta con toda clase de énfasis. Las relaciones humanas, los amores, devienen en comedia de costumbres, del estilo de la autora. Costumbrismo urbano, amores entre treintañeros que se comen el coco para ver en qué acaba todo ese caudal de sentimientos que comparten dos a dos. Y luego, la amistad, el desamor, quién sabe si el abandono o la duda. Todo un cóctel que cualquiera de nosotros ha degustado en su vida de activo amante del amor. 

Colwin, que es la primera vez que se traduce en España (esta traducción es de Marta Alcaraz), escribió cinco novelas, tres libros de relatos y dos libros que bien pueden ser memorias y crítica gastronómica, todo en un tupper. En esta recuperación que hace de su obra Libros del Asteroide, suponemos que seguida de algún título más en el futuro, hay mucho de justicia hacia aquellas obras consideradas menores y que nos proporcionan eso tan difícil que es la felicidad de entretenernos leyendo un texto bien escrito que no quiere convencernos de nada, sino dejarnos fluir en la dulce mecida de unas relaciones que todos podemos intuir, firmar o, incluso, recordar con nostalgia. 

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