Cuatro mujeres solas se van a vivir en la primavera de 1809 a una casita campestre en Chawton. La casa es propiedad del hijo y hermano de tres de ellas. Se llama Edward y acaba de quedarse viudo. En la comitiva de esas cuatro mujeres están Cassandra Leigh, sus hijas Cassandra y Jane Austen, así como Martha Lloyd, amiga íntima que, unos años después, en 1928, se casará con otro hijo de la familia, Francis, también viudo. Las cuatro mujeres representan con fidelidad la situación que refleja la vida de las mujeres en la Inglaterra de principios del siglo XIX. La mayoría de ellas dependían de sus parientes varones para subsistir. Dependían primero de sus padres, luego de sus maridos y, si no existían estos, de sus hermanos. Un sistema de relaciones que no podía asegurar ni el cariño filial ni el matrimonial. La necesidad manda. No era inusual el hecho de que las mujeres se agrupaban entre sí para fortalecerse las unas a las otras y para compartir casa y forma de vida. Esto las
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