La casa de tu infancia era bonita, grande, soleada. Tenía dos balcones a la calle, lo que era todo un lujo, sol, aire, luz a raudales. Cuando tanta gente vivía en accesorias tú tenías una casa en el mejor sitio del pueblo, enfrente de un banco y de un colegio, junto a una farmacia y un horno de pan, del suave, esponjoso, especial pan que hacen allí. En la casa había un pozo, muchas escaleras, techos altos de madera y, sobre todo, unas azoteas enormes, que se comunicaban entre sí. Era una casa preciosa, con teléfono, visillos de encaje, bonitos muebles y maceteros con flores. Era una casa hecha para ser feliz. Pero, ahora lo recuerdo, en ella sobrevino el drama muy pronto. Tu padre murió cuando tú solamente tenías quince años, quince años nada más. Oh, cómo te entiendo ahora...esa pérdida, tu padre, del que siempre hablabas, ese sentimiento de que algo te faltaba, de que estabas incompleta. Tu padre, de quién tú y todas tus hermanas hablábais continuamente, comentando sus ideas, su val
¡Cumplimos 15 años! 2009-2024