Ha ocurrido de pronto. Como si alguien hubiera decidido cambiar el decorado en una obra de teatro de esas que tienen pesados cortinajes y fondos de paisaje. El cielo azul y el sol han abandonado la tarde y, en su lugar, una suave neblina gris y rosada ha ocupado su sitio. Como en una obra de teatro, el aire se ha tornado del Sur, ha barrido con su fuerza las hojas caídas de los árboles de la plaza y todo se ha cubierto de sigilosa espera. Está a punto de llover. Alguien dice, al fin ha llegado el frío, ya estábamos cansados de tanto calor. También el buen tiempo cansa. Pero los niños se han quedado tristes en las casas, esta tarde no han salido a jugar. Aquellos niños...recuerdo la casa llena de niños y de juegos. Jugar a hacer teatro era bonito. Tendíamos una tela llena de rosas y era el fondo. Salíamos de una y otra habitación, recitábamos poemas, decíamos versos, contábamos historias, inventábamos personajes, aprendíamos enteros los pasajes de las obras de teatro que nos gusta
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