Elogio de lo cotidiano
Untitled (St. Simons Island, Georgia), 1978. William Eggleston. Fotografía.
A veces el mundo es una jungla. Un espacio amenazante que te arrasa. Una vociferante alegoría de fracasos y miedos. Una charca sin ranas, cuajada de mosquitos. La huella de un feroz elefante que quiere convertir la noche en trizas. Es entonces cuando tu casa, tu pequeño e íntimo espacio, el hueco que has logrado hacerte siquiera sea en un árbol, lo tuyo, se convierte en un salvoconducto. Estoy aquí y quiero que me olvidéis, de igual forma que yo me olvido de vosotros. Cierra las puertas a noticias verdaderas y falsas, a la incesante algarabía de los inconformistas, al hueco cruel de los malvados, al aire socarrón de los intrépidos, a la parloteante sensación de que nada se cubre de esperanza. Espera en el silencio, abre un libro, contempla una imagen de alguien a quien hayas amado, recorre con tinta azul una hoja de cuaderno, vuelve a ver una película de esas que acaban con un largo beso.
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