Paseo con Jane Austen por Greenwich Village
A Jane Austen le gustaría Greenwich Village. Como a mí. Las dos somos contraculturales. Aunque quizá a simple vista no lo parezca en su caso. En el mío es evidente. Sobre todo ahora, cuando la cultura dominante es un auténtico mamarracho, una pelmada de aúpa. Pero también antes, cualquiera se daría cuenta si se fijara. Jane y yo paseamos por el Village, como nos gusta llamarlo. Y allí nos paramos delante de las casas de colores con escaleras, jardincitos, ventanas en buhardilla y árboles torcidos. En un montón de sitios alguien ha dejado una bicicleta y permanece a la espera sin que ningún caco venga a llevársela. Eso es una gran suerte. La pizarra en algunas tejados nos lleva hasta Francia y las ramas de los árboles se balancean con el viento de verano o el de invierno. Da lo mismo. Me gusta el Village y a Jane también. Es un sueño esa avenida con árboles, árboles que se encuentran entre sí de un lado a otro de la calle y que parecen saludarte. Alguien bajará rápidamente de la ca...