"La soledad sonora. Emily Dickinson" de Lorenzo Oliván

 


En el prólogo de este libro Lorenzo Oliván nos acerca a la personalidad de Emily Dickinson con datos interesantes y que sirven de contexto a su obra. Lo titula "Antinovela de una vida", haciendo alusión a la escasa claridad de su biografía, en contraste con la magnificencia de otras. Interior versus exteriores. Conozco poco a Emily y ese aureola de misterio la convierte en alguien casi inasequible para mí. Pero hay una claridad inaudita en el fondo de todo: su escritura es brillante y no opaca. Quizá intervino en esto el amor que sustenta a la naturaleza, a las flores, los pájaros y los elementos. No deja de resultar extraño en alguien que cuidaba tanto su intimidad y que llevaba una existencia de clandestinidad aceptada. Pero eso es la literatura: un curioso asidero para los que la cultivan. 

Ese ocultamiento a los ojos del mundo no es tan raro como sucede aunque, en muchas ocasiones, es el mundo el que prescinde de ti, el que aparta de ti tu mirada y deja que de desenvuelvas en una atmósfera de oscuridad e invisibilidad. Tanto hablar de hacer visibles a los que hace años vivieron para concluir con que solo vemos lo que ahora nos interesa. Emily debió darse cuenta de todo, ser consciente de lo poco que merecían las penas ciertas glorias mundanas, cierta vida de cara al exterior. Por eso amaba a la naturaleza y no a las personas. 

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