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Entradas

Emma o la sensibilidad

De todas las novelas de Jane Austen quizá sea "Emma" la que revela mayor madurez en su autora. Una madurez que se refleja en la mirada comprensiva y serena que lanza sobre el mundo que describe, incluso en lo que se refiere a los personajes más antipáticos. Tenía cuarenta años y su publicación se produce un año antes de morir. Me he preguntado muchas veces que tienen las obras de esta autora para que me hayan producido una impresión tan honda. Una impresión que se mantiene en el tiempo y que da lugar a que sea capaz de leerlas y releerlas con placer, descubriendo siempre matices nuevos, cuestiones en las que no había reparado antes. Ya he comentado alguna vez que mi novela favorita es "Orgullo y prejuicio", pero, detrás de ella, sin dudarlo, está "Emma". Ambas son las dos mejores novelas de Austen y a ellas uniría "Sentido y sensibilidad" cerrando su trilogía de grandes obras. Las otras que escribió me interesan menos y me dicen menos. En realid

"Escritos políticos" de Thomas Jefferson

Esta es una recomendación de lectura que puede sorprenderos pero que os gustará si vuestros intereses están en entender el mundo en que vivimos. Porque todo lo que se escribe y sirve para reflexionar sobre el pasado es una forma de arrojar luz al presente. Y nos hace mucha faltita esa luz, como diríamos en Cádiz. El libro se llama "Escritos políticos" y lo escribe nada menos que Thomas Jefferson, quien fue un personaje de importancia cenital en la conformación de ese país que hoy conocemos como EEUU. Jefferson (1743-1826) fue un político, abogado y arquitecto que había nacido en una familia de plantadores poco acomodados de Virginia. En sus cincuenta años de vida activa, fue representante del estado de Virginia en la convención de 1776, cuando se redactó la Declaración de Independencia. También fue gobernador de Virginia, coordinador de la comisión de reforma legal de este estado, embajador en París, ministro y vicepresidente y, por fin, a partir de 1800, tercer presidente d

Lita y Nené

Mi amiga Milagros ha llevado a cabo estos días un acto heroico: me ha prestado un libro. Hace años que no presto libros y, si lo hago, el receptor o receptora me firma un Recibí en toda regla, en el que, a modo de contrato, se compromete a devolverme el libro si no se quiere aventurar a sufrir toda clase de castigos. Es lo que hay. Mi biblioteca es sagrada y eso de que os preste un libro y os lo quedéis por la cara, como que no. Mi amiga Milagros es un poco heroína porque, ya os digo, me ha prestado un libro. El libro está escrito por dos mujeres y un hombre. Al hombre solamente le han dejado escribir el prólogo y se ha conformado con eso, lo cual que es un punto muy a su favor. Está bien escrito ese prólogo, la verdad, pero en él denota su condición inevitable de sevillano porque llama zaguán a lo que, en Cádiz, es casapuerta. Salvado este pequeño detalle, todo correcto. Bien, José Ignacio Artillo Pavón. El resto del libro es cosa de mujeres. De dos. Lita y Nené. Una hab

Coplas

Un par de veces he escrito sobre Julio Romero de Torres en la revista "Sevilla Flamenca", cien números y un adiós definitivo hace años, pero un buen caudal de textos y de imágenes para la historia del flamenco. Fue en una serie dedicada al flamenco y las artes, cuyo artículo inicial, el de cabecera, se publicó en "Litoral" la legendaria revista creada por, entre otros, Manuel Altolaguirre, uno de mis poetas. Romero de Torres carga con la cruz de ser tan conocido y de estar tan reproducido en toda clase de formatos que parece un pintor más, un imitador de sí mismo. Pero, si te adentras en su universo, descubres otras cosas. Y puedes hacerlo, está a tu alcance, porque hay mucho escrito sobre él y, además, están sus cuadros, en Córdoba sobre todo, aunque fue preciosa la exposición del Thyssen de Málaga que pudimos ver en Sevilla no hace mucho. Mujeres rubias donde todo parecía hecho para las morenas.  Pues bien, tiene Romero de Torres un cuadro que estudié en mis

La visita de la Princesa

El 21 de noviembre de 2008 no hubiera creído que, cinco años y medio después, nuestra visita de ese día se convertiría en Reina de España. Pero así es. Y, por ello mismo, los ecos y los recuerdos, las imágenes, las palabras,todo adquiere una nueva proyección, una actualidad, un interés distinto. Por eso, comparto con vosotros lo que fue aquella visita, lo que la motivó y cómo se desarrolló. Algo que, hasta ahora, no he contado nunca.  La invitación partió de mí misma. Nada de organismos oficiales, ni Ayuntamiento, ni Junta de Andalucía. Pura y llanamente una idea que surgió cuando las obras de nuestra preciosa biblioteca, por fin, estaban listas. En aquel momento dije que la idea me la habían sugerido unos alumnos, pero no era verdad. Quise evitar protagonismos desde el primer momento.  La invitación fue sencilla. Una carta dirigida a la Zarzuela. Nada más. Sin enchufes ni recomendaciones. La respuesta a esa carta me hizo entender que era más fácil comunicar con la Casa Real que c

La huella de unas manos

Mi Rosebud, mi paraíso inalcanzable, existe. Es una salina, un espacio húmedo y cuajado de caminos de tierra y de agua salada, junto a la que se halla un fuerte casi destruido, recuerdo de la época de Napoleón, que, en los lugares de mi infancia, dejó una huella muy profunda. Es el uno de enero de cualquier año y hace frío, aunque el sol está brillando en las primeras horas de la tarde. Allí estamos todos los hermanos con mi padre, porque ese es el único día del año en el que no trabajaba. El resto, todos los días, festivos, lluviosos, azotados por el calor, por la mañana, la tarde y la noche, mi padre trabajaba para que todos nosotros, sus nueve hijos, tuviéramos casa, comida, ropa, colegios y libros.  En la salina el aire es muy denso y huele a verdín, a mar azulado y trepidante, a merienda recién preparada. Mi padre es delgado y de mediana estatura, con un fino bigote muy cuidado. Lleva una camisa blanca de manga larga (nunca usó mangas cortas) y se mueve entre los restos de la

La fiesta de los libros

Escribo sobre la próxima semana del libro, justo el día en que nos llega la muerte de Gabriel García Márquez, a los 87 años llenos de vivencias y de literatura. Todos los periódicos se hacen eco de este acontecimiento doloroso, pero inevitable, sobre todo porque Gabo llevaba mal bastante tiempo. Es la vida. Sus libros seguramente adornarán todos los stands de las ferias del libro que en primavera, en abril, florecen. Aquí, en la provincia de Sevilla, hay dos fundamentales, la de la capital que es en mayo y la de Tomares, que es la semana que viene.  Me gustan muchísimo las ferias del libro. Pasear entre los stands, tener la ocasión de hojear libros y libros. Ver a los autores, oírlos, llevarnos su firma en el libro que hemos comprado. En los stands de las librerías y editoriales los libros se colocan primorosamente para llamarnos la atención. A mí me gusta reconocerlos. Ver, en las novedades, que eran libros que ya sabía que existían, que los he leído o que tengo datos porque los

Otra primera vez

Cuando alguien nos falta, alguien que verdaderamente nos importa y nos duele, el paso del tiempo se convierte en una sucesión de primeras veces de ausencia. La primera nochebuena, la primera navidad, la primera nochevieja, los primeros reyes, los primeros cumpleaños, el primer verano...Recordamos sin poderlo evitar las cosas que hacíamos antes, pero nos cuesta, cuesta trabajo imaginar y volver atrás la mirada, porque el vacío es muy hondo y ni siquiera nos está permitido tener a mano, a flor de piel, las vivencias antiguas. Es difícil recobrar las sensaciones, los olores, los sonidos, cómo nos sentíamos, cómo éramos.  Esta que ahora comienza, en este día esplendoroso del Domingo de Ramos, en el que, si no estrenas se te caen las manos y si estrenas te condenas, esta Semana Santa que ahora empieza, es la primera sin ti, ya lo sabes.  La primera Semana Santa en la que hay que buscar cosas que hacer para rellenar los huecos de la conversación, las salidas, las compras...En el Dom

Un niño

La biblioteca del colegio está vacía. Es la hora del recreo. Una hora ansiada siempre, pero más aún hoy, cuando estamos todos a punto de empezar las vacaciones de Semana Santa, después de un larguísimo trimestre. Los niños notan el cansancio y los profesores también. Soñamos con los días sin prisas para poder leer, con no tener que madrugar, con charlar amigablemente sin interrupciones, con viajar, con ver una buena peli...Los niños tienen también sus sueños, desde luego, aunque no sé si podría reproducirlos porque...¿con qué sueñan los niños de ahora? Quizá la vida no ha cambiado tanto como supongo y todavía siguen soñando con las mismas cosas que nosotros a su edad, quién sabe... Estamos tan cansados que no podemos pensar ahora en cómo han salido las cosas, cómo hemos trabajado, qué resultados han tenido nuestros esfuerzos...no es momento ahora de todo esto, llegará más adelante, cuando no estemos tan agotados de un trimestre que se termina dejándonos exhaustos.  En la bibli

La chica de la pamela

Hace ya muchos años. Era verano. Una feria de barrio, mejor, de pedanía. Pueblo, pueblo. Cae la tarde. Hay una barra para tomarse algo, que lleva la asociación de vecinos. Dos o tres atracciones. Gente que pasea con sus mejores galas. Ruido amortiguado de risas y charlas. Nosotras, mi prima Mary y yo, nos reímos con todo lo que vemos. Somos muy jóvenes, adolescentes, estamos en verano y visitamos esta feria con ganas de pasarlo muy bien. Teníamos el ardor de la juventud y ahora lo evoco, mientras escribo frente a la ventana por la que entra el sol del Aljarafe y escucho a Bach. Aunque no lo creáis, la música de Bach pone el contrapunto perfecto a esos recuerdos, a esos años, a ese tiempo de claridad en el que ardían nuestros corazones con el fuego de la vida.  La chica de la pamela lleva un vestido verde, de un color muy estridente. La pamela es blanca, muy grande. Parece apropiada para tumbarse en la playa en un día de tórrido calor. Pero no. Esta  allí, en aquella feria, paseá

El secreto de Manolita

Manolita no puede leer estas palabras. Nunca sabrá lo que pienso de ella. Pero en el aire quedan ecos de su memoria, porque nadie desaparece si perdura en el recuerdo de otros. En el recuerdo de alguien.  Manolita era una persona especial. Por razones que no vienen al caso, estos días me acuerdo mucho de ella. Intento adivinar dónde estaba la clave de su persona, de su forma de ser, de su forma de vivir.  Vida. Es la palabra que mejor le cuadra, la que mejor describe cómo y qué era Manolita. Una amante de la vida, sí. Y, ahora que lo pienso, en el reparto que hace la caprichosa suerte entre las personas, le tocaron muchas papeletas marcadas con el sufrimiento, con el dolor. Pero hizo saltar por los aires aquel reparto, simplemente porque tenía un secreto. No puedo contaros con exactitud los detalles. Pero sé que quedó huérfana de madre siendo una niña. La orfandad, eso tan trágico y que marca tanto. No le conocí nunca padre, pero sí creo entrever en mi memoria la figura

Paco de Lucía. Esa música que nos descubre el paraíso...

Justo el día en el que los niños del colegio van a celebrar el Día de Andalucía, nos llega, temprano, al entrar, la noticia, triste y sorprendente, de que ha muerto Paco de Lucía. Paco, el músico, el flamenco, el gaditano, el universal Paco. En una playa, frente al mar, al otro lado de su mar, que es, al final, el mismo. Si yo nací campesino Si yo nací marinero Porqué me tenéis aquí  Si este aquí yo no lo quiero Los días de celebración, como éste, están llenos de sensaciones. En los colegios se respira un aire diferente. Los padres entran a ver a sus hijos, cómo saltan, bailan o cantan, enmedio del patio, tras ese desayuno que está lleno de las señas de identidad más cercanas a nosotros, pan, azúcar y el aceite de tu añorada tierra de Jaén. Y los niños se esmeran al recitar a Juan Ramón, al cantar las coplas de Carlos Cano y al moverse al compás de la música que Paco quería ahora reivindicar con su obra póstuma que se llamará precisamente así Canciones andaluzas. Estos día

Machado, Sevilla, Baeza...

El día 22 se cumplirán 75 años de la muerte de Antonio Machado. Ocurrió en Colliure, Francia, en el exilio. Corría el año 1939. Él había nacido en 1875 en Sevilla, precisamente en el Palacio de las Dueñas. La historia familiar de Antonio Machado es muy interesante. Su padre, el prestigioso folclorista Antonio Machado y Álvarez "Demófilo" es una figura muy importante para los estudiosos del flamenco. Las raíces trianeras del poeta vienen de ahí. Es verdad que en su vida hubo muchos vaivenes geográficos que lo llevaron a Madrid, Soria, París, Segovia, Baeza, Valencia... Fue autor, junto a su hermano Manuel, de obras de teatro. Escribió artículos en prensa, desde una perspectiva que ponía de manifiesto su honradez intelectual y su compromiso. Su trabajo como catedrático de instituto lo acercó a la tarea docente, a la que se dedicó durante muchos años. Pero, si hablamos de su obra, si la tenemos grabada en nuestra corazón y si queremos que nuestros hijos recuerden el legado qu

Pepi Sánchez

Esta mañana he estado viendo, en la Casa de la Provincia, la exposición de Pepi Sánchez. Ella nació en 1929 y murió en 2012. Una artista excepcional. En estado puro. Pintando desde los nueve años. Una dibujante extraordinaria. Y, a juzgar por sus palabras, que, acertadamente acompañan todo el recorrido de la exposición, una mujer valiente, íntegra, capaz, vocacional, inteligente. Lo más curioso de todo es que la exposición está formada por óleos sobre lienzo, óleos sobre tabla y óleos sobre piedras. Sí. Has leído bien. Piedras. Irregulares, simples, grandes, abruptas, extrañas, difíciles, huecas, pequeñas, piedras. En ellas coloca Pepi Sánchez los personajes, las escenas, todas ellas surgidas de su imaginación, porque, como explica, es imposible copiar la realidad en su perfección. Niños, ángeles, madres, flores, columnas, cuevas, bosques, faunos, toda clase de seres pueblan los cuadros y las piedras de forma que, con cada una de sus obras puedes crear un completo universo inexp

"La vida era eso" de Carmen Amorata

El libro de Carmen Amoraga, cuyo título aparece en esta entrada, trata de cómo, a través de las redes sociales, una mujer que se ha quedado viuda y con dos hijos, es capaz de encontrar nuevos sentidos a su vida. Y parece que lo logra con las redes sociales, no sé si Twitter,  Facebook o quien sabe. Dice la autora que el libro se basa en un hecho real. No lo sé. No lo he leído y creo que no estoy en condiciones de hacerlo. Sería doloroso. Curiosamente, la tercera entrega de Bridget Jones también presenta a una Bridget que acaba de enviudar del maravilloso Mark Darcy. Es, en este caso, el motivo de su renacimiento, un hombre más joven, bastante más joven que ella el que logra paliar el sufrimiento de la protagonista y la ayuda a remontar. Susan Sarandon dejó a Tim Robbins, doce años menor, por alguien veinte años más joven. Quizá sí me anime a leer el libro de Bridget. Da la impresión de ser más ligero que el otro. Seguramente peor, más insustancial. Pero no estoy ahora para tr

Regala libros en Reyes

Novedades Salamandra en Literatura Infantil y Juvenil

"El cielo ha vuelto" de Clara Sánchez

Me gusta mucho cómo escribe Clara Sánchez. He leído varios libros suyos y en todos está su estilo propio, claridad, sencillez, ternura...Desconfío mucho de los Premios Planeta que dan la impresión de estar "predestinados" y rara vez los leo. En este caso he hecho una excepción. El nuevo libro de Clara Sánchez no me ha pasado desapercibido y sería una tontería dejar de leerlo porque haya ganado el Premio este año.  Puedo deciros que no defrauda, que en él está la esencia de Clara Sánchez por completo. En su forma de narrar, en la visión que ofrece de las cosas, en la definición de los personajes. Es un libro que engancha, que entretiene y que te hace más cortas las horas lentas de los días largos, esos en los que no puedes asomarte a la calle porque hace muy mal tiempo o porque no tienes ninguna gana de moverte.  Es un libro que trata, además, temas que son actuales, como les ocurría a libros pasados de esta autora. Supongo que ello tiene que ver con su propia sensibili

La red lleva vuestros nombres

(Cuadro de Abraham Lacalle) Escribo los nombres de la gente que quiero y que se ha ido: Antonio, mamá, papá...que estáis en los cielos. Y el de la gente que quiero y que esta noche de Nochebuena vive la esperanza de ser felices, a pesar de la puta ciclogénesis, la crisis, la ausencia, la subida de la luz, la soledad, el desamor...: TonyMele, Tere, Carmelita, Miguel, Sara, Guillermo, Juanma, Hugo, Manoli, Manolo, Alicia, Abraham, Pablo, Diego, Candela, Chael, Javier, Álvaro, Raquel, Manuela, Charito, Inma, Lolo, Nuria, María, Alba, Mili, Ventura, Venturita, Esperanza, David, Maribel, David, Salvador, Mary, Paco, Gema, Curro, Antonio, Manolo, Trini, Pepa, María, Ana, Christian, Carlos, Mauro, Paqui, Luis, Luisma, Laurita, Loli, Antoñito, Carmen, Pepe, Elena, Edu, Isa, Gemma, Gemma, Josemi, Toñi, Ana, Puchi, Antonio Ramón, Manoli, Cecilio, Luis, Meli, Ali, Juan Jesús, Luisa, Paca, Lola, Mary, Carmela...

Palabras que se escapan

Lo cuenta la escritora Rosa Montero: a la muerte de su marido estuvo tres años sin poder escribir. Las palabras huyeron. La entiendo. Esa huída de las palabras a veces tiene que ver con la escritura y otras veces con la lectura. Dura más o menos pero siempre es dolorosa. Cuando las palabras son tu medio de expresión es terrible que desaparezcan cuando más necesitas expresarte. Existe también, en el duelo, la imposibilidad de leer. Sobre todo cuando la lectura ha sido un firme asidero durante los meses en los que la enfermedad ha cercado la vida. Tras la pérdida, parece que la lectura, al menos la lectura de libros, la mas honda, fuera un recuerdo permanente de momentos difíciles. Muy duro todo. Para mi han vuelto las palabras, pero los libros aún no. Merodeo por los ejemplares, busco las novedades, miro mis libros favoritos, pero no he podido sentarme a leer en estos meses. (Imagen: Obra de Miki Leal)

Niños

Dalida, Angelita, Antonia, Andrea... Rosamari, Ramón, Miriam, Ezequiel, Desirée, Vicente, Sara... Patricia, Nicolás, Javier... Isa, Paqui, Josemari, Francisco, Juanma, Gracia, Rafael, Gregorio, Marypaz, Mónica, Mariajosé, Antonio... Caty, Tere, Carmelita, Manoli, Charito, Lolo, Mili, David, Salvador... Paqui, Loli, Mame, Lucy, Merceditas, Manoli Otero, Enrique, Manolín, Antoñete, Purichi, Loida, Fina..

El cartero siempre llamaba...las veces que hiciera falta

Eso es. El cartero llegaba siempre a mi calle en torno al mediodía, un poco antes de almorzar. Venía con su uniforme, gris según creo recordar, y su gran bolsa al hombro. No existían los carritos ni nada parecido. El cartero traía todo tipo de cartas, porque, en realidad, ese era el medio de comunicación que más se usaba. Los telegramas eran cosa excepcional y el teléfono lo mismo. Así que las cartas lo eran todo, eran la ventana al mundo, el lazo con el exterior. Junto con las conversaciones en las casas, los patios o la calle, las cartas eran el medio de comunicación por excelencia. A mi casa llegaban cartas del banco, de familiares y amigos. Avisos. Comunicaciones. Yo tenía mucha correspondencia siempre. Cartas de amigos que estudiaban fuera, cartas de amigas. De alumnas, cuando llegó el momento. De pretendientes. De novios (mejor dicho, de novio). Llegaban las cartas de los primos que vivían lejos, desde Barcelona, Madrid o La Carolina. Las cartas de las niñas de Chiclana,

La mujer que pasea con el niño

La mujer tiene treinta y tantos años. Su piel morena, con ese tono dorado de los países del Caribe, luce esplendorosa. Lleva siempre los labios pintados de rojo, el pelo muy largo y de color caoba, los ojos muy grandes y reidores. Va sobre tacones muy altos, con vaqueros ajustados, camisetas con letreros y cazadoras rockeras. Cualquiera que la vea puede pensar que es una persona feliz, con una vida feliz y sin preocupaciones.  Pero la mujer no va sola cuando pasea por las calles del pueblo, de este pueblo cercano a la capital, lleno de nuevas urbanizaciones, de edificios nuevos, de amplias carreteras por donde la gente hace footing. Nunca va sola. Lleva, con movimiento airoso y decidido, un carrito. No un carrito de bebé. Un carrito de niño. Un carrito diferente, rojo intenso. En el carrito va su hijo. Tiene ocho años y la piel más oscura, rizos, una cara risueña casi siempre. Tiene parálisis cerebral. No anda, seguramente nunca andará. Apenas habla. Oye mal.  La madre y el hijo p

Fría noche

A veces las noches son frías. Frías y solitarias. Tiempo vacío. Silencio rotundo. No puede uno engañarse a sí mismo. No puede distraerse con el vano ruido que oculta los verdaderos sentimientos. Inevitable que lleguen estas noches. Aunque las horas previas las manos revoloteen por Twitter o por Facebook. Aunque la tele traiga algún concurso, una serie, una película nueva, en la que los protagonistas se enamoran, inopinadamente, todo el tiempo del mundo para ellos. 

Miki Leal, pura poesía

En el curso de Arte que estoy haciendo en este trimestre, organizado por el CICUS de la Universidad de Sevilla, sobresale Miki Leal, que ayer nos contó y nos enseñó algunas de sus obras. He seguido a este artista con anterioridad y su charla de ayer, además del visionado de esas obras, me confirmó que es un pintor con estilo propio, sabiduría profesional y muchas cosas que decir y que expresar por medio de la pintura. Además, me ha hecho escribir y volver a este blog, después de tantos días de silencio. El próximo martes, 29 de octubre, se inaugura en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que está en la Cartuja, una muestra de su obra con el nombre de Plato Combinado. El comisario de la exposición es mi compañero y amigo Sema D'Acosta, profesor y crítico de Arte, que prepara unas cosas preciosas y súper originales, por lo que, seguro, merecerá la pena. Me gusta muchísimo la pintura de Miki Leal, su punto de vista, la forma en la que interpreta la realidad, su mirada...Puedes b

Sin palabras

A mis lectores: No tengo palabras estos días. Tan sólo las frases del poeta "compañero del alma, compañero" . Que tenemos que hablar de muchas cosas. Pero tú ya no estás y yo te echo de menos y no tengo palabras.

Triana la otra orilla del flamenco. 1740-1931

El barrio de Triana en Sevilla es un universo plagado de interés para propios y extraños. Pocas veces hay un espacio físico que concite tanto interés literario y de todo tipo. Triana es, también, una forma de vida que ha sobrevivido en muchos aspectos a través de los siglos. Interesa por tanto, mucho, conocer los detalles de ese micromundo que, para muchos, entre los que me incluyo, es algo más que un lugar para vivir o para disfrutar. Por eso, la literatura sobre Triana despierta siempre un interés que resulta lógico entender, a la luz de lo que estamos exponiendo. El autor del libro, Ángel Vela Nieto (Triana, Sevilla, 1944) tiene en su haber un número importante de libros de temática trianerista, contribuyendo con ellos al bibliotrianerismo de una forma considerable. En esta ocasión, su acercamiento al conocimiento del arrabal lo realiza a través del arte flamenco, una manifestación artística muy ligada al barrio en todas sus manifestaciones, tanto vivenciales, como artísticas