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Todo Marlowe

Si eres amante de la novela negra y has soñado en el cine viendo a Bogart, no te pierdas este libro recopilatorio de todos los títulos que escribió Raymond Chandler teniendo como protagonista a Philip Marlowe. El sueño eterno, Adiós muñeca, La ventana alta, La dama del lago, La hermana pequeña, El largo adiós, El confidente, El lápiz y Playback aparecen en una edición de RBA con el título general "Todo Marlowe" para deleite de todos aquellos que son incondicionales del género y del autor, o, por qué no, del personaje. El Hollywood y Los Ángeles de los años treinta son el telón de fondo de estas obras, con su legión de millonarios, diletantes, chicas rubias, chicas morenas, descapotables, berlinas, hombres de negocios, bandidos, mafiosos y gente de cabaret. Es verdad que la imagen de la sociedad que ofrecen es turbia y poco afectuosa. Pero también lo es que el género negro, tanto en el cine como en la novela, proporciona un pasmoso entretenimiento. El que s

Pasito a pasito...

(Sin título. Ignacio Tovar) Conozco a un muchacho que comenzó leyendo (sin saber leer) los libros de pastas duras que incluían enormes dibujos con los nombres de las cosas: sillas, mesas, zapatos, casas... Después, vinieron los libros de cuentos. Luego, los de Teo. Más tarde, los Mortadelos (todos los Mortadelos, risas, ironía a partes iguales). A continuación, Astérix y Tintín. A partir de ahí, casi todo. Como esa canción que cantaban mis preescolares del colegio de la Compañía de María: "Pasito a pasito pasazo a pasazo como un enanito como un gigantazo..." Así, paso a paso, se hace uno lector. No de un día para otro (aunque quizá un día se produzca el milagro del encuentro). Es tarea lenta, prodigiosa, diaria. Tiene mucho que ver con observar a los papás leyendo y también con que en el aula haya libros. Libros encima de las mesas y en las estanterías. El profesor levantando un libro y leyendo algunos renglones. Si no olvidáramos nunca lo que signifi

Un misterio cotidiano

Muchas veces nos preguntamos cómo podemos lograr que los niños se conviertan en lectores. Supongo que, al final, todo consiste en que haya un momento en su vida en el que encuentren un libro, unos libros, que les atrapen para siempre. Existen algunas personas que menosprecian ciertas lecturas: consideran que son demasiado simples, inferiores, carentes de enjundia literaria y sospechan que, a través de ellas, lo más que se puede llegar a leer son unos cuántos best-sellers. Mi experiencia contradice estas afirmaciones. Cuando tenía doce años, más o menos, mi vecina Pepita puso en la puerta de su casa, enfrente de la mía, una caja de libros. Estaba haciendo limpieza en un desván y los libros le estorbaban. Como sabía que a mí me gustaba leer (y que leía todo el rato en lugar de ayudar en la casa, hacer labores, etc.) me avisó y, enmedio de la calle, me recuerdo sentada rebuscando entre los libros. Creo que me los quedé casi todos y así comencé mi propia biblioteca, algo que todo

Francisco Ayala no cumplirá 104 años

Hablábamos esta mañana de los achaques y de la edad. A la vuelta del Instituto me he encontrado con la noticia de la muerte de Francisco Ayala, uno de los escasos intelectuales que aún quedaban en España. Ayala nos daba alegría, porque era un hombre muy vital que hacía fácil la vejez. Se casó con Carolyn Richmond nada menos que a los 93 años y estaba dispuesto a llegar a los 104 si no hubiera sido por una inoportuna y pertinaz bronquitis. Hacía bueno el dicho de que el hombre que conserva el gusto por la vida logra detener el final. Aquí os añado el eco de su muerte en distintos periódicos digitales: El Mundo, El País, ABC, La Vanguardia. También su biografía, sacada de ESCRITORES.ORG y, por último, un blog en el que se recoge su desaparición. Merece la pena detenerse en su obra y pensar en la extraordinaria capacidad que le dio vida plena hasta tan tarde. http://www.abc.es/20091103/cultura-literatura/muere-francisco-ayala-200911031356.html http://www.papelenblanco.com/escrit

"Cuentos por teléfono" de Gianni Rodari

Hace unos años no existían los móviles. Así que, cuando  Gianni Rodari escribió su libro "Cuentos por teléfono", el aparato era de esos grandes que se colocaban en el salón o, cuando había más de uno, en el dormitorio. La niña del libro podía hablar con su padre, que estaba fuera, y oir alguno de esos maravillosos, extraños e indescifrables cuentos que Rodari inventó. El calor de su padre ausente estaba reflejado en las palabras que componen los cuentos. Así, no lo sentía lejos, pensaba que estaba al alcance de la mano y que todo era posible, toda la felicidad y toda la ternura. Cuando la niña fuera mayor recordaría con satisfacción y con ternura esas charlas en las que padre conjuraba la distancia a base de cuentos. La idea de contar, de relatar, de inventar historias para alguien, no es nueva, pero Rodari la aplica a la relación entre padre e hija y a un sistema curioso y moderno para su época, como el teléfono. Las historias que se relatan tienen gracia, chispa, inge

Oh, los clásicos...

25 Lecturas Recomendadas Juveniles Una mirada a los Clásicos de la Literatura Juvenil hecha por Literaturas.com 1.- Las Mil y una Noches 2.- Robin Hood. Anónimo 3.- Robinson Crusoe (1719). Daniel Defoe 4.- Viajes de Gulliver (1726). Jonathan Swift 5.- Ivanhoe (1819). Walter Scott 6.- El último de los mohicanos (1826). J. Fenimore Cooper 7.- Oliver Twist (1837). Charles Dickens 8.- Los tres mosqueteros (1844). Alejando Dumas 9.- Moby Dick (1851). Herman Melville 10.- La cabaña del Tío Tom (1852). Harriet Stowe 11.- Viaje al centro de la tierra (1864). Julio Verne 12.- Mujercitas (1868). Louisa May Alcott 13.- Las aventuras de Tom Sawyer (1876). Mark Twain 14.- La isla del tesoro (1883). Robert Louis Stevenson 15.- Sandokan (1883). Emilio Salgari 16.- Las minas del Rey Salomón (1885). Henry Rider Haggard 17.- Corazón (1886). Edmundo de Amicis 18.- El príncipe feliz (1888). Oscar Wilde 19.- El libro de las tierras vírgenes (1894). Rudyard Kipling 20.- Colmillo B

Recomendaciones para el otoño que empieza

Aunque el tiempo de la lectura es el verano, con sus tardes largas y con sus horas perdidas (las horas lentas, como decía mi amiga Isabel Álvarez) , también el otoño es un buen momento para leer. Y además, así sentiremos que parte de esa ilusión de las vacaciones sigue perviviendo. A mí me gustaría encontrar tiempo y posibilidades para ver, a través de mi terraza de Triana, algo del reflejo del mar de Valdelagrana, ése frente al que he encontrado el recuerdo de lo que soy y de lo que fui. Os recomiendo que busquéis por ahí el libro "La ternura de los lobos" de Stef Penney. Lo ha editado Salamandra y puedo decir que es un libro que nunca pensé haber leído. Es más, que nunca pensé que me gustaría leer. Y, a pesar de esas prevenciones, lo he leído de un tirón y he disfrutado de su lectura inmensamente. Este es el libro con el que inicié el tiempo del verano (oh, no, acabo de recordar que fue otro, del que también os hablaré). Resulta que en ese momento crucial en el