Ir al contenido principal

Entradas

Flaubert se pasa tres pueblos

El estreno el próximo 20 de mayo de una versión cinematográfica (otra más) de "Madame Bovary" me hace escribir de este libro y de Flaubert. Las tres supuestamente grandes novelas "femeninas" de la historia de la literatura, Bovary, Karenina y La Regenta, están escritas por hombres. Aunque no debería extrañarnos. Todo lo que ha pasado a los anales está escrito por hombres. Los hombres escriben y luego ellos mismos hacen las listas. Y hablan de nosotras, las mujeres, como si tal cosa. Cual si ellos mismos tuvieran un corazón femenino. Pero no. Esto genera algunas dificultades que no deberíamos soslayar.  A mí el misticismo de Ana Ozores, mezclado indebidamente con su deseo carnal, me produce cierta hartura. Y la ansiedad de Anna Karenina, su falta de sentido común a la hora de estructurar su vida, me cansa mucho. En el caso de Bovary, me resulta lejana, abstracta, escasamente humana, escasamente femenina. No puedo evitarlo, aunque esto suponga una herejía lit

Darcy escribe una carta

En "Orgullo y Prejuicio" hay un momento en el que la historia de amor entre Darcy y Elizabeth está totalmente en peligro. Parece que no habrá solución al desencuentro. Cuando él le declara su amor, ella lo rechaza. Es verdad que Darcy utiliza palabras inadecuadas, pues le expresa abiertamente que ella no es su ideal de mujer, que ni por cuna ni por familia resulta lógico que un hombre como él se enamore de ella. Pero termina reconociendo que es más fuerte que su voluntad. La ama a su pesar. No es extraño. En el amor hay muchas ocasiones en las que uno quiere al otro sin motivos y sin poderlo evitar. No se elige a quien se ama. Aunque sí es uno libre de cultivar ese amor o de intentar apagarlo. Y puesto que el amor es una llama que se debilita si no se alimenta, el mismo deseo de olvido es ya una forma de renuncia y una posibilidad de distancia.  Pero ni Darcy cierra el capítulo ante su negativa, ni ella tampoco. ¿Por qué? ¿En qué se aprecia? Pues en la reacción

La luz que tú desprendes

A menudo se reconoce que los escritores dirigen sus libros a alguien. Se dice que se escribe para alguien. Menos usual es pensar que se hace "por" alguien. Que existe un estímulo fuera de ti, que te hace desempolvar palabras, estirar conceptos, anclarte en el lenguaje. Ella sabía, porque lo había comprobado con exactitud, que escribía por él.  El silencio había sido su santo y seña durante muchos años. Estaban las ideas, sí, también las palabras, pero no cuajaban, no cristalizaban, se quedaban en un limbo impredecible, en un lugar anodino y sin relevancia. Esos tiempos fueron duros. Guardaba en su interior tal cantidad de pensamientos, de argumentos, de idas y venidas, de frases, que no sabía donde ponerlas. Porque ni siquiera un enorme almacén, un armario, puede contener esa explosión que es la expresión del lenguaje en movimiento.  Así que tuvo ocasión de entender que el silencio no había logrado acallarla, ni tampoco llevarla a ese espacio de tranquilidad y de s

"Manual para mujeres de la limpieza" de Lucia Berlin

La editorial Alfaguara publica este curioso libro, de curioso título, de curioso contenido, escrito por una escritora que no deja de llamarme la atención poderosamente.  Lucia Berlin (1936-2004) estadounidense, es la autora de estos cuentos seleccionados entre los mejores que publicó y que resulta poco conocida entre nosotros, a pesar de que desde su reedición está obteniendo un reconocimiento que parece merecido pero que no tenía. Como en tantos otros casos, la literatura va a su propio ritmo y la propaganda editorial deja atrás a muchísima gente valiosa para postularse a favor de otra menos interesante.  La vida de Lucia Berlin que nos relatan algunos suplementos culturales con ocasión de esta publicación, es tan apasionante como dura y triste. Madre alcohólica y despreocupada, vida itinerante en diversas ciudades mineras por la profesión de su padre, ingeniero de minas. Trashumancia que la convirtió en un ser desarraigado y que hizo que viviera en El Paso, Santiago de

"Y eso fue lo que pasó" de Natalia Ginzburg

Esta novela de Natalia Ginzburg , (1916-1991), la segunda que escribió, se publicó por vez primera en 1947. El argumento es sencillo y puede resultar recurrente en historias en las que las mujeres son las protagonistas. Una de esas mujeres narra con su propia voz, sencilla y sin grandilocuencia, su soledad, su abandono y su humillación. Las tres emociones son consecuencia de un amor desesperado, no correspondido, hacia su marido, el hombre que la trata mal desde hace años.  Las protagonistas de los libros de Natalia Ginzburg tienen ese perfil: mujeres sufrientes, mujeres que no tienen capacidad para reaccionar más allá del dolor que expresan, mujeres lastimadas, mujeres gastadas y que han perdido toda esperanza. Un marido infiel puede conducirte a cualquier cosa, convertirte en algo que no quieres ser, cambiar tu destino inexorablemente.  Ginzburg es italiana y se la considera una escritora con personalidad propia, con un registro original y nada transitado. Ha escrito ob

Fue en ese cine ¿te acuerdas?

Fue en ese cine ¿recuerdas? Aute lo cantaría así. Así lo recuerda ella. Una luz amarilla, como de girasoles incendidos, anegaba la tarde. Era fiesta. El vestido era rosa, de ese rosa sencillo de las chicas en flor. Y la rebeca, rosa también, se ajustaba a la cintura y al codo, con ese aire francés que siempre tuvo ella en sus vestidos. El chico de sus sueños la invitaba a ir al cine. La tarde prometía. Los ojos se amparaban en el color azul de los ojos del otro. Parecía todo un juego. Un juego peligroso y nuevo. Los años dieciséis y la esperanza. Todo mezclado en un recipiente de sueños y de deseos que pronto serían pasión o atrevimiento. Vivo la vida en ti, pensaba ella. Busco la vida en ti, decía él tantas veces. El silencio de ella contrastaba con la fuerza de su voz un tanto irónica, que él cultivaba con el esmero de sus veinte años. El cuerpo brioso de ella y la sencilla tranquilidad del hombre en ciernes. Así fue como el amor estalló y ambos dejaron de ser contrincan

"Cranford" de Elizabeth Gaskell

Elizabeth Gaskell (1810-1865) comenzó a escribir para luchar contra la depresión que le produjo perder al último de sus hijos varones. Corría el año 1845. La escritora tenía 35 años. Nunca sabremos si ese talento que guardaba hubiera quedado oculto de no mediar esta circunstancia trágica. En todo caso, entre esa fecha inicial y el año de su muerte, Gaskell escribió y publicó una serie de libros esplendorosos, llenos de estilo personal, matices y calidad literaria. El primero de ellos fue "Mary Barton" (1848) , que tuvo una excelente acogida.  Gaskell trató temáticas diferentes. En algunos de sus libros narra el choque que se produce en aquellos que abandonan el campo inglés para acogerse a las nuevas ciudades industriales. Este es el caso de "Norte y Sur" (1855). Como biógrafa, escribió probablemente una de las mejores biografías literarias que pueden leerse, la de Charlotte Brontë , en 1857. Hay obras con tintes morales, la magnífica "Ruth" de

Completamente tuya

Este libro que he retratado sobre mi cama, con esas rosas de Francia color melocotón, es la primera biografía que se escribió sobre Jane Austen . Fue en 1870, aproximadamente cincuenta años después de su muerte, que había tenido lugar en 1817.  El autor de la biografía es su sobrino James Edward Austen-Leigh , hijo del hermano mayor de Jane y el objetivo que tuvo al escribirla no fue solamente dar certezas sobre ella, sino reivindicar su obra que, en esos años y durante todavía mucho tiempo, era considerada menor, novelitas para damas. A pesar de que su técnica narrativa tenía como base lo que todo buen novelista sabe que es la esencia de un texto (un entorno reducido, reconocible y cercano), Austen tuvo que soportar (y aún ocurre) el sello de superficialidad que las novelas en las que las emociones tienen un papel importante sufren. Sobre todo, si están escritas por mujeres y no tienen adulterios, suicidios ante trenes en marcha o trasfondo de capa y espada. Ya se sabe, los

"El Libro de los Baltimore" de Joël Dicker

Cuando en agosto de 2013 yo pasaba las horas sentada en un hospital en el que mi marido iba a morir un día diez, los libros caían en mis manos compulsivamente, los leía con rabia y con una furia inmensa y así intentaba arrastrar cada día, cada tarde, cada noche, en la soledad que antecede a la muerte.  Uno de esos libros que, durante algunos momentos, lograba que mi cabeza dejara de vivir esa atroz pesadilla, lo escribió precisamente Joël Dicker y fue un libro que alcanzó gran fama y tuvo muchísimos lectores. "La verdad sobre el caso Harry Quebert". Podéis creerme si os digo que no recuerdo de qué trataba. Solo que las páginas se sucedían en un vértigo inenarrable.  Ahora, cuando la vida continúa sin detenerse, otro libro de Dicker aparece en la misma editorial y me llama la atención. En este nuevo libro reaparece Marcus Goldman para que sepamos algo más de él. Y la acción se desarrolla en una de las ciudades con el índice de criminalidad más alto de Estados Unidos

"Pétronille" de Amélie Nothomb

Este es el libro número 21 de los que ha publicado Amélie Nothomb (Kobe, Japón, 1967). El primero fue "El sabotaje amoroso" (1993) y el anterior a este "La nostalgia feliz" de 2015. Se trata de una escritora muy prolífica, casi un libro por año. También es controvertida. Las opiniones sobre ella no son coincidentes. Hay lectores a los que les encanta y la siguen con deleite y otros que se quedan fríos o, directamente, no les gusta. No obstante, todo el mundo reconoce su originalidad, su punto de vista personal ante los temas que trata. Incluso cuando son temas realmente extraños o tangenciales.  Quizá haya que encontrar en su propia biografía la razón de estas idas y venidas literarias, de este rebuscar en corrales diversos. Hija de diplomático, su familia es originaria de Bruselas, ciudad en la que vive actualmente. Nació en Japón y vivió su infancia y su adolescencia entre China y Japón. Escribe en francés y habla también japonés. También ha vivido en Estad

"Oscuridad total" de Renata Adler

Renata Adler es, a la vez, una autora de culto y una escritora maldita. Ambas esencias aparecen en este libro, que en su publicación original salió en 1983, y que ahora la editorial Sexto Piso pondrá en la calle en estos días de marzo de 2016.  El desamor, la búsqueda del yo después de un fracaso amoroso, el dolor del corazón solitario, la lucha contra los sentimientos que uno debe matar sin matarse , todo ello se aparece de forma personal en esta historia, que lleva el sello de la autora y que trata un tema universal y recurrente. Sobrevivir a la pérdida del amor, seguir viviendo sin la persona amada. Renata Adler sabe mucho de esa supervivencia. Nacida en 1938 tiene una larga carrera como periodista y escritora, aunque su nombre sea desconocido para muchos lectores españoles. Fue cronista de la marcha de Selma a Montgomery y crítica de cine en el New York Times. Fue muchas cosas antes de decidirse a escribir novela ("Lancha rápida" y "Oscuridad total"

"Los destinos del buen soldado Svejk durante la guerra mundial" de Jaroslav Hasek

Las historias en las que un personaje anodino, lleno de defectos evidentes, sin demasiado seso, sin talento, se convierte en un héroe, en alguien imprescindible, en un experto o un gurú, abundan en la literatura y en el cine. Cierta clase de inocencia o de ingenuidad trasminan este tipo de personas y así cuando están inmersos en la actividad que en cada caso aborden parece que sus defectos les sirven como virtudes y sus virtudes se agrandan. Cuando hablamos de los tiempos de guerra, de los actos de guerra, esto es aún más notorio. Las guerras ponen a los hombres en el camino de las hazañas y también en el de la cobardía. Pero el límite entre ambos es difuso y nunca las cosas son como parecen.  Este libro es, ante todo, un alegato antibelicista, escrito por alguien que no creía en la guerra como forma de arreglar los problemas. Alguien que, como sabemos por el propio devenir de la historia, tenía toda la razón. La primera guerra mundial, esa global confrontación en cuya génesis i

Ellas, la inspiración

Eran tiempos felices. Volvía de Madrid en el AVE y traía un libro que había encontrado en una de esas enormes librerías de la capital. En una de ellas existió una vez un encuentro amoroso que empezó y terminó allí mismo. Un hombre de radiantes ojos verde mar y manos delicadas. En otra, una vez, la chica de vestido azul turquesa que era yo entonces, con un pequeño sombrero de paja también azul, descubrió una libreta con una cinta dorada y un tono lavanda claro en los cantos y ahí comenzó a escribir las notas de lo que pensaba y sentía, a modo de diario informal.  Volvía de Madrid en esos tiempos en los que viajar era posible, era una fiesta, era la vida, con el libro en las manos y una vez dentro del tren, en ese asiento junto a la ventanilla, la mujer que era yo en 2008 abrió sus páginas y ya no pudo despegar los ojos de ellas y, al llegar a Santa Justa, había leído entera la historia de "La vida resguardada", había descubierto a Ellen Glasgow y abierto un interrogante

"Omnia. Todo lo que puedas soñar" de Laura Gallego

Laura Gallego ha hecho más por el fomento de la lectura que muchas miles de recomendaciones escolares. Sus libros corren de boca en boca, que es el método más eficaz para que los jóvenes y niños se enganchen. Desde "Memorias de Idhún" , se ha hecho un lugar especial en las estanterías de los chavales. Doy fe de ello por propia experiencia de mamá de chico lector. "La emperatriz de los etéreos ", "Donde los árboles cantan", " El Libro de los Portales " son solamente algunos de sus otros títulos. De la capacidad para entrar en el mundo de la magia, la adolescencia y los sueños cumplidos, hasta una escritura bien estructurada y llena de colorido, surge su acogida entre los que ya son legión de lectores, que siguen con gran interés cada nuevo libro. No es literatura de segunda, sino libros con sentido.  A veces los profesores no entendemos que son estos libros los que hacen lectores. Lo mismo que ocurre con la saga de Harry Potter los libro

"El alumno Gerber"

En una sola semana del año 1929 diez estudiantes austríacos recurrieron al suicido para terminar con su, a todas luces, terrible vida de estudiantes. Friedrich Torberg tenía a la sazón 21 años y sumó estas noticias escalofriantes a su propia experiencia personal. De ahí surge este libro, el más importante de los que escribió y que retrata con firmeza y sin concesiones, el tormento que supone para un adolescente un sistema educativo basada en la autoridad sin límites del profesor y la dureza de una educación sin humanidad.  La vida de estudiante puede ser muy dura si nos detenemos en estos momentos históricos y en determinados contextos geográficos. La necesaria actitud positiva del alumno a la hora de aprender no puede existir su la escuela es una imposición dogmática, una forma de azacanear conciencias y obtener adeptos. La disciplina escolar es una cuestión que se presenta en variadas formas dentro de la literatura o del cine, por poner dos ejemplos muy frecuentados por es

"Cinco esquinas" de Mario Vargas Llosa

Si algún día tuviera delante a Vargas Llosa le preguntaría por el momento de creación de esta novela. Cual si fuera una pizpireta periodista rosa, ataviada con pitillos negros e imposibles mechas rubias, le lanzaría la pregunta que me ha rondado la cabeza durante su lectura: ¿Estaba usted enamorado mientras la escribía? La respuesta es obviamente, sí.  Vargas sabría en qué sentido yo le interrogaba acerca del amor. Sabría que es el amor pasional, el amor nuevo, ese que le hace preferir los besos a los premios. Quién no...diría cualquier mujer. Entre los hombres, división de opiniones. Así que esa es la primera reflexión tras la lectura, rápida porque el libro discurre como un río imparable, de su nueva obra.  En la calle Sierpes de Sevilla había una librería en la que todo era varguismo. Las colas de la gente en la caja para pagar el libro, atesorado entre sus manos, me recordaron la salida de la saga de Harry Potter, cuando los chavales se amontonaban en las puertas de

"Los diarios de Adán y Eva" de Mark Twain

Mark Twain (1835-1910) forma parte de mi memoria sentimental desde el momento que sus libros llenaban las paredes de mi casa de la infancia. Mientras las niñas de mi calle leían cuentos "de chicas", historias de mujercitas que esperaban casarse o de beatíficas alumnas de internado; mientras que en mi casa, las otras niñas, leían historias ilustradas o tebeos, he aquí que yo, encaramada a mi azotea azul atlántico, melena al viento siempre, calcetines cortos y piernas al aire, leía a Mark Twain, primero "Las aventuras de Tom Sawyer" y luego "Las aventuras de Huckleberry Finn". Confieso que soy más de Tom. La tía Polly me tiene encandilada desde entonces y su manera de mirar por encima de las gafas a los niños (porque mirarlos a través de ellas era un gasto inútil para seres tan poco importantes) se convirtió en un emblema de mis años de adolescente. Los primos Sid y Mary me trasladaron al universo de mis propios primos, unos en La Carolina, veranos llen

"Vida de un escritor" de Gay Talese

Nunca creí que me fuera a gustar un libro como este. Ni siquiera que me parara a leerlo. Pero unas frases extraídas de una rápida reseña que he visto por ahí me hicieron tener una curiosidad insana. No he leído ningún libro de Talese, ni siquiera he seguido su obra, así que...ha sido un atrevimiento, un riesgo, lanzarme a esta lectura.  Cuando un libro no me gusta lo dejo. Nada de intentos. Esto no es un purgante, ni una medicina con sabor desagradable. Leer es un placer, una cosa que te hace verdaderamente feliz así que no tengo por qué perder el tiempo con libros que no me gustan habiendo tantos que me encantan.  Sin embargo...he de confesar que empecé sus páginas (mejor dicho, sus palabras, porque lo he leído en ebook) y tuve una especie de atracción fatal hacia lo que contaba, quizá porque lo hace de manera tan desenfadada, con tan poco misterio y tan escaso cuidado, no sintáctico ni semántico, sino de una manera natural, abierta, sincera. Al menos eso parece.  La cos

"París era ayer" de Janet Flanner

(Portada del libro, editado por Alba)  La vida de la periodista Janet Flanner fue apasionante. Nacida en Indianápolis, en 1892, fue una de las mujeres que se declaró abiertamente bisexual y que, tras casarse, tuvo relaciones largas y profundas con dos mujeres. Solita Solano, con la que estuvo cincuenta años de forma intermitente y Natalia Murray, con quien acabó sus días.  Su vida personal era el trasunto de la profesional: activa y sin que hubiera tema o situación que ella no pudiera abordar, aun siendo una mujer. Fue la corresponsal del New Yorker en París desde 1925 a 1975 y formó parte del círculo de estadounidenses que constituyen la llamada Generación Perdida, expatriados, descontentos y llenos de escepticismo por todo y por todos. Ella conectó a estos americanos (Ernest Hemingway, F. Scott Fitzgerald, e.e. cummings, Hart Crane,  Gertrude Stein, Djuna Barnes entre otros) con los artistas de las últimas vanguardias, tanto pictóricas como literarias, Picasso, Braque, M

La nieve ardía

(Saul Leiter. Fotografía) Él llegó con un aire entre arrogante y tímido. Era la hora incierta del mediodía, cuando el tiempo se detuvo en su rostro. Tenía una expresión callada y unos ojos certeros que se posaron sobre todas las cosas y no se detuvieron en ninguna de ellas. En esas horas, vivió su cercanía como un milagro. Esta allí, por fin, ya se veía, no como algo intangible, sino como una verdad entera, sin ausencia, únicamente él, allí estaba, por fin, ya se veía.  Ni siquiera recuerda sus palabras, no las oyó. No tenía asiento nada más que para sentir el latido de aviso. Estaba allí, no era una quimera, ni una mentira, ni un sueño. Sus manos se movían, su cuerpo se movía, sus ojos se movían. Todo él era verdad, entonces y ella no pudo sino saludarle entero con la dicha de ser y de estar a su lado.  Él llegó envuelto en grises. Los colores de la indefinición. Era un hombre elegante, con aire reposado y antiguo. Un hombre de los que ya no quedan. De los que entiend

Después de todo

Ella no soportaba este tipo de situaciones: tienes una relación con alguien, hay unas pautas, una línea de actuación. Y, de pronto, sin saber por qué, inopinadamente, se rompe, se termina. Se cambian las reglas del juego sin que haya motivo o, al menos, sin que nadie se los explique. En esos momentos no sabe cómo actuar, ni cómo recomponer su pensamiento. Se siente desmadejada, desconocida para sí misma, auténticamente perdida. Qué hace o qué dice. Esa es la cuestión. Y es algo que le ha ocurrido ya algunas veces. Pero nunca se acostumbra.  Por eso la gran pregunta siempre es ¿por qué? Es una pregunta reiterada, que le viene a la cabeza a menudo pero que no puede hacer en voz alta. Si lo hiciera, la persona en cuestión lo negaría todo. Como si se tratara de un interrogatorio policial. Como si esa negación fuera absolutamente imprescindible. Diría siempre que no, que no pasa nada, que las cosas siguen igual, que no ha cambiado su forma de pensar o de sentir.  Ella no tiene da

Nada, en realidad

(Fotografía: Saul Leiter) Michel Faber escribe "El libro de las cosas nunca vistas" y le hacen una entrevista para preguntarle por qué, por qué lo escribió y qué sentido tiene ese libro. No es un libro normal para él. Lo escribió a razón de seis líneas por día. Su mujer, Eva, estaba muy enferma. Cáncer. Murió. Terminó la novela porque le hizo a ella una promesa. Y escribía cada día esas seis líneas porque le hizo a ella esa promesa. Ahora Faber escribe poesía. Porque se lo debe a si mismo.  Soy como esa mujer que avanza entre la lluvia acompañada de su perrito. Yo nunca tendría un perrito. No me gustan las mascotas. Pero parece que el perrito es el que la lleva, el que hace que la mujer avance. El perrito puede ser cualquier cosa. Un hijo, una ilusión, la vida. Algo que empuja a la mujer, que se mueve entre la lluvia, con los pies mojados y un paraguas que puede cerrarse en cualquier momento. También podría dejar de llover pero eso es más difícil. Como esa mujer,

En silencio

(Impression: soleil levant. Claude Monet. Manifiesto fundador del Impresionismo) Viene y me cuenta cosas que no sé descifrar historias que contienen enigmas juegos de palabras incomprensibles que encierran promesas que se abren y agitan sin motivo. Me dice que ha visto el arcoiris sobre llanuras de mar inmenso que la otra cara de la luna no existe que hay una serpiente blanca enredada en el manzano. Me dice que hay noches en las cumbres de viejas montañas con sonidos a cantos de sirenas con llantos de niños abandonados.  Y que ha encontrado un pequeño rincón donde poder amarnos en silencio