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Entradas

La chica de la pamela

Hace ya muchos años. Era verano. Una feria de barrio, mejor, de pedanía. Pueblo, pueblo. Cae la tarde. Hay una barra para tomarse algo, que lleva la asociación de vecinos. Dos o tres atracciones. Gente que pasea con sus mejores galas. Ruido amortiguado de risas y charlas. Nosotras, mi prima Mary y yo, nos reímos con todo lo que vemos. Somos muy jóvenes, adolescentes, estamos en verano y visitamos esta feria con ganas de pasarlo muy bien. Teníamos el ardor de la juventud y ahora lo evoco, mientras escribo frente a la ventana por la que entra el sol del Aljarafe y escucho a Bach. Aunque no lo creáis, la música de Bach pone el contrapunto perfecto a esos recuerdos, a esos años, a ese tiempo de claridad en el que ardían nuestros corazones con el fuego de la vida.  La chica de la pamela lleva un vestido verde, de un color muy estridente. La pamela es blanca, muy grande. Parece apropiada para tumbarse en la playa en un día de tórrido calor. Pero no. Esta  allí, en aquella feria, paseá

El secreto de Manolita

Manolita no puede leer estas palabras. Nunca sabrá lo que pienso de ella. Pero en el aire quedan ecos de su memoria, porque nadie desaparece si perdura en el recuerdo de otros. En el recuerdo de alguien.  Manolita era una persona especial. Por razones que no vienen al caso, estos días me acuerdo mucho de ella. Intento adivinar dónde estaba la clave de su persona, de su forma de ser, de su forma de vivir.  Vida. Es la palabra que mejor le cuadra, la que mejor describe cómo y qué era Manolita. Una amante de la vida, sí. Y, ahora que lo pienso, en el reparto que hace la caprichosa suerte entre las personas, le tocaron muchas papeletas marcadas con el sufrimiento, con el dolor. Pero hizo saltar por los aires aquel reparto, simplemente porque tenía un secreto. No puedo contaros con exactitud los detalles. Pero sé que quedó huérfana de madre siendo una niña. La orfandad, eso tan trágico y que marca tanto. No le conocí nunca padre, pero sí creo entrever en mi memoria la figura

Paco de Lucía. Esa música que nos descubre el paraíso...

Justo el día en el que los niños del colegio van a celebrar el Día de Andalucía, nos llega, temprano, al entrar, la noticia, triste y sorprendente, de que ha muerto Paco de Lucía. Paco, el músico, el flamenco, el gaditano, el universal Paco. En una playa, frente al mar, al otro lado de su mar, que es, al final, el mismo. Si yo nací campesino Si yo nací marinero Porqué me tenéis aquí  Si este aquí yo no lo quiero Los días de celebración, como éste, están llenos de sensaciones. En los colegios se respira un aire diferente. Los padres entran a ver a sus hijos, cómo saltan, bailan o cantan, enmedio del patio, tras ese desayuno que está lleno de las señas de identidad más cercanas a nosotros, pan, azúcar y el aceite de tu añorada tierra de Jaén. Y los niños se esmeran al recitar a Juan Ramón, al cantar las coplas de Carlos Cano y al moverse al compás de la música que Paco quería ahora reivindicar con su obra póstuma que se llamará precisamente así Canciones andaluzas. Estos día

Machado, Sevilla, Baeza...

El día 22 se cumplirán 75 años de la muerte de Antonio Machado. Ocurrió en Colliure, Francia, en el exilio. Corría el año 1939. Él había nacido en 1875 en Sevilla, precisamente en el Palacio de las Dueñas. La historia familiar de Antonio Machado es muy interesante. Su padre, el prestigioso folclorista Antonio Machado y Álvarez "Demófilo" es una figura muy importante para los estudiosos del flamenco. Las raíces trianeras del poeta vienen de ahí. Es verdad que en su vida hubo muchos vaivenes geográficos que lo llevaron a Madrid, Soria, París, Segovia, Baeza, Valencia... Fue autor, junto a su hermano Manuel, de obras de teatro. Escribió artículos en prensa, desde una perspectiva que ponía de manifiesto su honradez intelectual y su compromiso. Su trabajo como catedrático de instituto lo acercó a la tarea docente, a la que se dedicó durante muchos años. Pero, si hablamos de su obra, si la tenemos grabada en nuestra corazón y si queremos que nuestros hijos recuerden el legado qu

Pepi Sánchez

Esta mañana he estado viendo, en la Casa de la Provincia, la exposición de Pepi Sánchez. Ella nació en 1929 y murió en 2012. Una artista excepcional. En estado puro. Pintando desde los nueve años. Una dibujante extraordinaria. Y, a juzgar por sus palabras, que, acertadamente acompañan todo el recorrido de la exposición, una mujer valiente, íntegra, capaz, vocacional, inteligente. Lo más curioso de todo es que la exposición está formada por óleos sobre lienzo, óleos sobre tabla y óleos sobre piedras. Sí. Has leído bien. Piedras. Irregulares, simples, grandes, abruptas, extrañas, difíciles, huecas, pequeñas, piedras. En ellas coloca Pepi Sánchez los personajes, las escenas, todas ellas surgidas de su imaginación, porque, como explica, es imposible copiar la realidad en su perfección. Niños, ángeles, madres, flores, columnas, cuevas, bosques, faunos, toda clase de seres pueblan los cuadros y las piedras de forma que, con cada una de sus obras puedes crear un completo universo inexp

"La vida era eso" de Carmen Amorata

El libro de Carmen Amoraga, cuyo título aparece en esta entrada, trata de cómo, a través de las redes sociales, una mujer que se ha quedado viuda y con dos hijos, es capaz de encontrar nuevos sentidos a su vida. Y parece que lo logra con las redes sociales, no sé si Twitter,  Facebook o quien sabe. Dice la autora que el libro se basa en un hecho real. No lo sé. No lo he leído y creo que no estoy en condiciones de hacerlo. Sería doloroso. Curiosamente, la tercera entrega de Bridget Jones también presenta a una Bridget que acaba de enviudar del maravilloso Mark Darcy. Es, en este caso, el motivo de su renacimiento, un hombre más joven, bastante más joven que ella el que logra paliar el sufrimiento de la protagonista y la ayuda a remontar. Susan Sarandon dejó a Tim Robbins, doce años menor, por alguien veinte años más joven. Quizá sí me anime a leer el libro de Bridget. Da la impresión de ser más ligero que el otro. Seguramente peor, más insustancial. Pero no estoy ahora para tr

Regala libros en Reyes

Novedades Salamandra en Literatura Infantil y Juvenil

"El cielo ha vuelto" de Clara Sánchez

Me gusta mucho cómo escribe Clara Sánchez. He leído varios libros suyos y en todos está su estilo propio, claridad, sencillez, ternura...Desconfío mucho de los Premios Planeta que dan la impresión de estar "predestinados" y rara vez los leo. En este caso he hecho una excepción. El nuevo libro de Clara Sánchez no me ha pasado desapercibido y sería una tontería dejar de leerlo porque haya ganado el Premio este año.  Puedo deciros que no defrauda, que en él está la esencia de Clara Sánchez por completo. En su forma de narrar, en la visión que ofrece de las cosas, en la definición de los personajes. Es un libro que engancha, que entretiene y que te hace más cortas las horas lentas de los días largos, esos en los que no puedes asomarte a la calle porque hace muy mal tiempo o porque no tienes ninguna gana de moverte.  Es un libro que trata, además, temas que son actuales, como les ocurría a libros pasados de esta autora. Supongo que ello tiene que ver con su propia sensibili

La red lleva vuestros nombres

(Cuadro de Abraham Lacalle) Escribo los nombres de la gente que quiero y que se ha ido: Antonio, mamá, papá...que estáis en los cielos. Y el de la gente que quiero y que esta noche de Nochebuena vive la esperanza de ser felices, a pesar de la puta ciclogénesis, la crisis, la ausencia, la subida de la luz, la soledad, el desamor...: TonyMele, Tere, Carmelita, Miguel, Sara, Guillermo, Juanma, Hugo, Manoli, Manolo, Alicia, Abraham, Pablo, Diego, Candela, Chael, Javier, Álvaro, Raquel, Manuela, Charito, Inma, Lolo, Nuria, María, Alba, Mili, Ventura, Venturita, Esperanza, David, Maribel, David, Salvador, Mary, Paco, Gema, Curro, Antonio, Manolo, Trini, Pepa, María, Ana, Christian, Carlos, Mauro, Paqui, Luis, Luisma, Laurita, Loli, Antoñito, Carmen, Pepe, Elena, Edu, Isa, Gemma, Gemma, Josemi, Toñi, Ana, Puchi, Antonio Ramón, Manoli, Cecilio, Luis, Meli, Ali, Juan Jesús, Luisa, Paca, Lola, Mary, Carmela...

Palabras que se escapan

Lo cuenta la escritora Rosa Montero: a la muerte de su marido estuvo tres años sin poder escribir. Las palabras huyeron. La entiendo. Esa huída de las palabras a veces tiene que ver con la escritura y otras veces con la lectura. Dura más o menos pero siempre es dolorosa. Cuando las palabras son tu medio de expresión es terrible que desaparezcan cuando más necesitas expresarte. Existe también, en el duelo, la imposibilidad de leer. Sobre todo cuando la lectura ha sido un firme asidero durante los meses en los que la enfermedad ha cercado la vida. Tras la pérdida, parece que la lectura, al menos la lectura de libros, la mas honda, fuera un recuerdo permanente de momentos difíciles. Muy duro todo. Para mi han vuelto las palabras, pero los libros aún no. Merodeo por los ejemplares, busco las novedades, miro mis libros favoritos, pero no he podido sentarme a leer en estos meses. (Imagen: Obra de Miki Leal)

Niños

Dalida, Angelita, Antonia, Andrea... Rosamari, Ramón, Miriam, Ezequiel, Desirée, Vicente, Sara... Patricia, Nicolás, Javier... Isa, Paqui, Josemari, Francisco, Juanma, Gracia, Rafael, Gregorio, Marypaz, Mónica, Mariajosé, Antonio... Caty, Tere, Carmelita, Manoli, Charito, Lolo, Mili, David, Salvador... Paqui, Loli, Mame, Lucy, Merceditas, Manoli Otero, Enrique, Manolín, Antoñete, Purichi, Loida, Fina..

El cartero siempre llamaba...las veces que hiciera falta

Eso es. El cartero llegaba siempre a mi calle en torno al mediodía, un poco antes de almorzar. Venía con su uniforme, gris según creo recordar, y su gran bolsa al hombro. No existían los carritos ni nada parecido. El cartero traía todo tipo de cartas, porque, en realidad, ese era el medio de comunicación que más se usaba. Los telegramas eran cosa excepcional y el teléfono lo mismo. Así que las cartas lo eran todo, eran la ventana al mundo, el lazo con el exterior. Junto con las conversaciones en las casas, los patios o la calle, las cartas eran el medio de comunicación por excelencia. A mi casa llegaban cartas del banco, de familiares y amigos. Avisos. Comunicaciones. Yo tenía mucha correspondencia siempre. Cartas de amigos que estudiaban fuera, cartas de amigas. De alumnas, cuando llegó el momento. De pretendientes. De novios (mejor dicho, de novio). Llegaban las cartas de los primos que vivían lejos, desde Barcelona, Madrid o La Carolina. Las cartas de las niñas de Chiclana,

La mujer que pasea con el niño

La mujer tiene treinta y tantos años. Su piel morena, con ese tono dorado de los países del Caribe, luce esplendorosa. Lleva siempre los labios pintados de rojo, el pelo muy largo y de color caoba, los ojos muy grandes y reidores. Va sobre tacones muy altos, con vaqueros ajustados, camisetas con letreros y cazadoras rockeras. Cualquiera que la vea puede pensar que es una persona feliz, con una vida feliz y sin preocupaciones.  Pero la mujer no va sola cuando pasea por las calles del pueblo, de este pueblo cercano a la capital, lleno de nuevas urbanizaciones, de edificios nuevos, de amplias carreteras por donde la gente hace footing. Nunca va sola. Lleva, con movimiento airoso y decidido, un carrito. No un carrito de bebé. Un carrito de niño. Un carrito diferente, rojo intenso. En el carrito va su hijo. Tiene ocho años y la piel más oscura, rizos, una cara risueña casi siempre. Tiene parálisis cerebral. No anda, seguramente nunca andará. Apenas habla. Oye mal.  La madre y el hijo p

Fría noche

A veces las noches son frías. Frías y solitarias. Tiempo vacío. Silencio rotundo. No puede uno engañarse a sí mismo. No puede distraerse con el vano ruido que oculta los verdaderos sentimientos. Inevitable que lleguen estas noches. Aunque las horas previas las manos revoloteen por Twitter o por Facebook. Aunque la tele traiga algún concurso, una serie, una película nueva, en la que los protagonistas se enamoran, inopinadamente, todo el tiempo del mundo para ellos. 

Miki Leal, pura poesía

En el curso de Arte que estoy haciendo en este trimestre, organizado por el CICUS de la Universidad de Sevilla, sobresale Miki Leal, que ayer nos contó y nos enseñó algunas de sus obras. He seguido a este artista con anterioridad y su charla de ayer, además del visionado de esas obras, me confirmó que es un pintor con estilo propio, sabiduría profesional y muchas cosas que decir y que expresar por medio de la pintura. Además, me ha hecho escribir y volver a este blog, después de tantos días de silencio. El próximo martes, 29 de octubre, se inaugura en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que está en la Cartuja, una muestra de su obra con el nombre de Plato Combinado. El comisario de la exposición es mi compañero y amigo Sema D'Acosta, profesor y crítico de Arte, que prepara unas cosas preciosas y súper originales, por lo que, seguro, merecerá la pena. Me gusta muchísimo la pintura de Miki Leal, su punto de vista, la forma en la que interpreta la realidad, su mirada...Puedes b

Sin palabras

A mis lectores: No tengo palabras estos días. Tan sólo las frases del poeta "compañero del alma, compañero" . Que tenemos que hablar de muchas cosas. Pero tú ya no estás y yo te echo de menos y no tengo palabras.

Triana la otra orilla del flamenco. 1740-1931

El barrio de Triana en Sevilla es un universo plagado de interés para propios y extraños. Pocas veces hay un espacio físico que concite tanto interés literario y de todo tipo. Triana es, también, una forma de vida que ha sobrevivido en muchos aspectos a través de los siglos. Interesa por tanto, mucho, conocer los detalles de ese micromundo que, para muchos, entre los que me incluyo, es algo más que un lugar para vivir o para disfrutar. Por eso, la literatura sobre Triana despierta siempre un interés que resulta lógico entender, a la luz de lo que estamos exponiendo. El autor del libro, Ángel Vela Nieto (Triana, Sevilla, 1944) tiene en su haber un número importante de libros de temática trianerista, contribuyendo con ellos al bibliotrianerismo de una forma considerable. En esta ocasión, su acercamiento al conocimiento del arrabal lo realiza a través del arte flamenco, una manifestación artística muy ligada al barrio en todas sus manifestaciones, tanto vivenciales, como artísticas

Triana, tu nombre

Esos cuatro puntalitos que sostienen a Triana San Jacinto, los Remedios, la O y señá Sant'Ana. La Soleá de Triana delimita un espacio geográfico y sentimental. Terminan hoy los días grandes de Triana aunque esto es un decir. Porque Triana basa su grandeza en que su medida es puramente humana. Difícil acotar su significado para aquellos que no han tenido su vivencia cotidiana. Perdurable su huella para aquellos que, en algún momento de su vida, tuvieron la oportunidad de formar parte de su paisaje. Aunque sólo sea porque aquí los ritos se aprenden de forma intuitiva. O porque es un barrio asomado a un mar que no lo baña. O porque su historia muestra gestas fuera de la propaganda. O porque los naturales se confunden con los que eligieron este sitio para vivir. O porque es el espacio lógico hacia el que se asoma al Aljarafe. O porque es la forma más genuina de vivir Cádiz en Sevilla...En realidad, Triana es una isla que el paso de los siglos ha ido anudando, con puentes y caminos,

Paseo entre libros en una mañana de verano

Una de las cosas que más me satisfacen es ir "de librerías". Pasear por esas calles comerciales en las que hay dos o tres establecimientos en los que sabes que vas a encontrar los libros con que has estado soñando desde hace días, algunos de los cuales te han interesado por su título, por sus autores, por la historia que cuentan o por una especia de intuición inexplicable. Así que esta mañana he tenido ocasión de recorrer la calle Asunción y, dentro de ella, visitar la librería Beta, que es un sitio encantador en el que hay tantos libros nuevos como de toda la vida. Mi hijo y yo nos hemos separado al entrar allí. Él, en esta ocasión, no se ha decantado por libros de filosofía, economía, historia o clásicos griegos y romanos. En esta ocasión ha ido a buscar obras de un autor que le gusta muchísimo y que a mí también me gusta: Dashiell Hammet . Dos libros de Dash se ha comprado y ha estado a punto de comprar un tercero, pero le advertí entonces que no lo hiciera, porque

Una escuela llamada Soledad...

La escuela tenía solamente cuatro aulas. Era, pues, una escuela muy pequeña, la escuela más pequeña que he conocido nunca. Las aulas estaban situadas dos a dos, unas orientadas al norte y otras al sur. En medio de ellas, unos pequeños cuartitos indicaban los aseos. La escuela era tan pequeña que no tenía sala de reuniones, ni de reprografía, ni despachos, ni nada, nada salvo esas cuatro aulitas, enfrentadas entre sí, unas al norte y otras al sur.   Era esa orientación la que las diferenciaba. Las aulas que daban al sur eran muy alegres, pues recibían la luz del sol de forma respetuosa y placentera, menos, en los meses de calor y mucho más en los de invierno. La humedad se evaporaba como por arte de magia en sus paredes cuando recibían los clamorosos rayos y el aire del viento sur, lluvioso pero cálido. En cambio, las aulitas del norte eran sombrías, tenían siempre una pátina de oscuridad y tristeza, porque el sol pasaba de largo y sólo recibían el influjo de los vientos pesad

Algo más que enseñar

La historia de la didáctica del flamenco tiene enhebrados numerosos nombres de maestros y profesores que, desde hace años, han considerado que valía la pena esforzarse por transmitir el flamenco a los alumnos. A partir de los años ochenta, al menos, esa larga lista ha sido la forjadora de una manera de acercarse a este arte desde la escuela, utilizando una metodología interdisciplinar y haciendo del flamenco algo cercano para los jóvenes y niños. Estos profesores han arrojado claridad en un territorio marcado, en ocasiones, por los matices oscuros; han abierto caminos de conocimiento en un marasmo de leyendas, tópicos y mitos sin demostrar. Su labor ha de ser reconocida y, como en todo profesional de la enseñanza, ese reconocimiento ha de venir de parte de sus propios alumnos, que han adquirido un bagaje difícilmente comparable: para ellos el flamenco no será nunca algo ajeno, sino que lo sentirán unido al desarrollo de su infancia y su adolescencia.   Entre esos nombres, además

Antonio Mairena: Cruzando el puente

En la más influyente obra teórica que Mairena escribió, con el respaldo formal de Ricardo Molina, ya se adivina que el cantaor y estudioso del flamenco había caído en la cuenta de que Triana era, al menos, uno de los centros fundacionales del cante. Por ello, en “Mundo y Formas del Cante Flamenco” [1] la presencia de Triana se extiende a las descripciones de algunos cantes, sobre todo las tonás, soleares y seguiriyas, así como a la aparición de artistas de filiación trianera, por nacimiento o vivencia, la mayoría de los cuales sitúan Mairena y Molina, en ese arranque ingenuo de dividir el mundo en dos partes, del lado de la tradición y la autenticidad.   Así, los Cagancho o Frasco El Colorao comparten espacio con otras grandes figuras, maestros todos del cante en una época de formación estilística en la que tanto papel desempeñaron aquellos que, por su talento y su intuición, fueron capaces de armar el entramado de este edificio que aún nos produce asombro por su perfecta estr