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Mostrando las entradas etiquetadas como Mujeres que escriben

"Los armarios vacíos" de Maria Judite de Carvalho

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  Si buscas noticia en la red de la literatura portuguesa, tan lejana para nosotros y tan cercano el país, del que vivimos de espaldas, encontrarás una entrada con treinta y seis escritoras, ninguna de las cuales es Maria Judite de Carvalho . Si la información que lees se refiere a escritores portugueses del siglo XX tampoco aparecerá. Ni lo hará cuando busques bajo el epígrafe general de literatura portuguesa. No existe. No es. No está.  Maria Judite de Carvalho es otra más de las autoras escondidas de las que no sabemos nada hasta que salen a la luz con un libro que, casualmente, lees. Te llama la atención el título, la portada o quizá el hecho de preguntarte ¿quién es? El caso es que ahondas en su biografía, encuentras profundas lagunas, lees el libro y se produce el milagro del descubrimiento. Descubres un libro, a una escritora, que tiene algo que decirte y que te lo ha dicho. Así sucede todo.  Maria Judite nació y murió en Lisboa, entre los años 1921 y 1998 . No siempre vivió en

La extraordinaria vida de Muriel Spark

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  (Muriel Spark por Kate Boxer. London Gallery) Si alguien se figura que el título de esta entrada es medio exagerado se equivoca del todo. Más bien podría añadir unos cuántos calificativos más a la vida de esta mujer, esta escritora, de la que se podían escribir unos cuántos libros, rodar varias películas y publicar miles de artículos. Una vida extraordinaria y, por lo tanto, apasionante. De modo que empiezas a merodear por sus libros y terminas zambullida en ella misma. Así es la cosa. No hace falta añadirle imaginación al relato, basta con los datos concretos y con el reguero de obras que dejó, algunas de ellas autobiográficas. Hace quince años que murió y las editoriales se la disputan. Saben que vende, que es una de las escritoras más leídas de este momento y así seguirá año tras año. Más de veinte novelas y otros tantos libros de poemas, cuentos, crítica literaria o biografías, avalan su trayectoria. Pero, además, está su vida. Esa que fue extraordinaria y que tiene mucho que ver

"La sociedad literaria del pastel de piel de patata de Guernsey" de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows

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Desconocía hasta ahora que las islas del Canal , que forman los archipiélagos de Guernsey y Jersey, habían sido los únicos territorios británicos ocupados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Esta es una de las cosas que se escapan en los libros de historia. Tampoco sabía que en Guernsey escribió Victor Hugo "Los miserables" . Y, por supuesto, no sabía nada de Mary Ann Shaffer . Es lo que ocurre con los libros. Abres uno y no te imaginas cuántas cosas se van a remover. Ahora mismo no logro recordar cómo he llegado hasta el libro. Creo que sería en una de esas incursiones que hago por las editoriales, mejor dicho, por sus páginas webs. Me decía mi hijo hace un rato que antes se hablaba de "ratón de biblioteca" para designar a alguien que anda perdido en la lectura y encontrando los libros más curiosos en los estantes, pero que ahora habría que usar el título, más actual, de "ratón de internet". Mouse de Internet , para ser más exactos. Él y yo so

Una granja en el condado de Clare

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  En 1975 Edna O'Brien vuelve a Clare, su condado natal, en la tierra irlandesa donde nació y donde vivió hasta que se fue a vivir a Londres. La mayoría de los irlandeses hacen ese camino y, la mayoría también, quieren desandarlo y no pueden. Cuando Edna llegó a Clare ya no existía su granja, Drosboro, donde se había criado, y las cosas tenían otra fisonomía y otro destino. Así se cierra un círculo que pudo haber sido de otro modo.  En sus memorias, que ella tituló "Chica de campo" , la presencia de la naturaleza es una constante. A pesar de que en los años cincuenta, se marchó a Dublín y, después de casarse, a Londres, lleva el campo con ella. Los acantilados, los ríos y arroyos, las granjas, las labores campesinas, las manos manchadas de cuidar a los animales, la leche tibia, el suelo de piedra, las paredes hoscas, todo eso es lo que ha vivido y lo que ha retenido en su bagaje principal, el de las emociones primeras.  Salvo el último de sus libros "La chica"

La mirada insistente de May Sarton

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Así suceden las cosas: una editora de una pequeña editorial descubre a una escritora que le gusta y que no ha sido traducida al español. La editorial se embarca en una primera traducción. Y funciona. El boca a boca de las redes ayuda a esa difusión y el nombre de la autora comienza a ser conocido en la élite de lectores avanzados, sobre todo mujeres, que están atentos a las novedades y que consume literatura no comercial.  De este modo, May Sarton llega a nuestras estanterías y a nuestras vidas de lectores en las que el libro y todo lo que trae consigo es un elemento fundamental. Comenzamos a leerla y estamos pendientes a las novedades que se van publicando. Y así descubrimos algo que todo autor posee y que es el punto de arranque de cualquier obra literaria: el estilo. Dado que lo que se está publicando es todo memorialístico, podemos afirmar que su manera de mirar el mundo y de trasladarlo a la escritura tiene sus especiales características. Yo no lo llamaría autoficción, sino, más

39 páginas

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  Algunas críticas sobre el libro de Annie Ernaux "El hombre joven" se referían a que solo tiene 39 páginas. ¿Cómo es posible que una escritora como ella no haya sido capaz de escribir más de este asunto? se preguntaban esos lectores, o lectoras, no lo sé. Lo que el libro cuenta, en ese tono que fluctúa entre lo autobiográfico y lo imaginado, aunque con pinta de ser más fidedigno que el BOE, es la aventura que vivió la propia Annie con un hombre treinta años más joven que ella, cuando ya era una escritora famosa y él un estudiante enamorado de su escritura. Los escépticos pueden decir al respecto que si no hubiera sido tan famosa y tan escritora no habría tenido nada de nada con el susodicho joven, que, además, podía ser incluso guapo y atractivo, aunque ser joven era aquí el mayor plus, lo máximo. Una mujer mayor no puede aspirar, parece decirnos la historia, a que un joven se interese de algún modo por ella si no tiene algún añadido de interés, una trayectoria, un nombre, u

"Amy e Isabelle" de Elizabeth Strout

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Elizabeth Strout es la autora de Me llamo Lucy Barton que aparece reseñado en otro lugar de este blog. Nació en Maine, en 1956, pero vive en Nueva York desde hace años. Esta es su primera novela. Hay que recelar de las "primeras novelas" que salen a la luz ante el éxito de las segundas o terceras. Pero, en este caso, no hay motivo. Amy e Isabelle es aún mejor que Me llamo Lucy Barton. Especialista en relatos y cuentos que publica en revistas y que la han llevado a ganar el Premio Pulitzer (Olive Kitteridge), su personalidad a la hora de escribir hace el efecto de una llama que atrajera a las mariposas. Es, sencillamente, única.  En Amy e Isabelle se cuenta la historia de una madre y una hija, pero también la de toda una comunidad. Los personajes que transitan por el libro no son felices y ninguno hallará más que una especie de rutina confortable a lo largo de su vida. No hay falsas esperanzas, no hay optimismo. Tampoco desesperación, sino el transcurso ritual d

"Noche y día" de Virginia Woolf

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Una pena impertinente Reina en mí de noche y día  Porque a mí ná me divierte  No encuentro más alegría  Que el rato que vengo a verte (Enrique  Morente) En la contraportada de este libro se desliza una frase referida a la protagonista que bien podía aplicarse a la autora: "no sabe qué esperar de su vida". Más allá de ser la reina de un grupo de intelectuales y artistas; más allá de una privilegiada situación social y una desgraciada vida familiar; más allá de un talento reconocido para la observación; más allá de la creación de un lenguaje propio, escrito en una habitación propia y en un jardín bajo el sol poniente...más allá de todo, Virginia Woolf fue una mujer que no sabía qué esperar de su vida. Esta característica, común a otras personas pero mucho más acusada en la gente de temperamento artístico que no tiene la obligación de fregar el suelo y tender la colada, hace evidente que la esperanza está casi ausente de tu visión. Para mantener una actitud esperanzada hay que c

Ellas...

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Matilda Browne ,  In the Garden , 1915. Primero fue Agatha Christie con sus domésticos asesinatos. Luego, Jane Austen que se quedó para siempre en primer plano. Después, en la remontada, Ellen Glasgow con "La vida resguardada". Y así comenzó el desfile de mis "Mujeres Que Escriben":  Llegaría Elizabeth Gaskell, con "Ruth" y con la biografía de Charlotte Brönte. Llegaría Emily Dickinson. Y Elizabeth Barrett-Browning. Envuelta en perplejidades renacería Edith Wharton más allá de "La edad de la inocencia". Renacería Agatha Christie con sus "Cuadernos". Y junto a las mayores presencias de Jane Austen y de Iréne Nèmirovsky, otras mujeres que escriben y que se mezclan en un caleidoscopio de letras que emocionan: Edna Ferber, Rosalie Ham, Maggie O´Farrell, Carol Joyce Oates, Daphne du Maurier, Patricia Higsmith, Agota Kristof, Adda Ravnkilde, Alice MacDermott, Amélie Nothomb, Anita Loos, Rosamond Lehman, Sabina Berman, Zadie Smith, Sophie Kins

"Aún nos queda el teléfono" de Erica Van Horn

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  La historia Aquí hay una madre y hay una hija y está la relación entre ellas cuando la madre ya tiene más de noventa años. Se mezcla la actualidad con los recuerdos de la infancia. La madre tiene una fuerte personalidad, es una mujer especial, como lo son todas aquellas mujeres que han llegado al casi final de la vida manteniendo un criterio propio, una opinión. Y la hija escribe casi un diario acerca de su contacto con la madre y lo hace con justeza, con tranquilidad, con fuego y con pasión de hija, también con la inevitable serie de pequeños dramas domésticos. De la unión de las dos, de sus voces distantes y en ocasiones cercanas, nace una historia que tiene peso, que tiene voluntad de mostrar y que tiene belleza. No es poca cosa. Es mucho. Tanto... La autora Desconocida para mí hasta la fecha, Erica Van Horn, nacida en 1954 en los Estados Unidos, vive desde hace mucho tiempo en la bella Irlanda y allí dirige junto a su marido Simon Cutts, la editorial independiente  Coracle Press.

"Los maestros de Herat" de María Sanz

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  La edición Este es un libro bonito, lo que se dice una edición cuidada y hecha con mimo. Se agradece mucho cuando tomas un libro entre tus manos, con un tacto suave y agradable, con una portada atractiva. La belleza del libro como objeto es algo que siempre habría que cuidar y, en este caso, la editorial Balduque , de Cartagena (Murcia) lo ha conseguido. Todo importa en una edición. Los colores, las imágenes, el tipo de letra, los números de las páginas, todo importa. Balduque cumple este año los diez de andadura y eso es una buena noticia. Y lo es más cuando se trata de una editorial independiente y periférica, surgida en una hermosa ciudad mediterránea con la que tengo lazos imborrables y que guarda tantísimo parecido con mi propia ciudad de origen, aunque sea atlántica. Los tiempos de Cartagena fueron de espeso verano, baños de sol, mucho cante, viajes diarios a La Unión y amor, todo el amor del mundo. Y el amor siempre da frutos.  El contexto Para que el contenido de este libro n

Mi propia habitación

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(Virginia Stewart fotografiada por Louise Dahl-Wolfe en 1948) Fue leyendo "Una habitación propia" cuando lo pensé. No sentada a la orilla de un río, aunque ella sí lo estaba. Virginia estaba sentada a la orilla de un río y hablaba de peces y de pesca, no sé ahora mismo por qué. Quizá tenía mucho que ver con su disertación o su mente vagaba por esa imagen que había retenido en la cabeza de la última vez que se sentó junto a un río. Intuí entonces que esa visión podía ser inexistente, y que yo, en realidad, jamás había estado sentada a la orilla de un río. Quiero decir, realmente en la orilla, en el suelo, en una especie de arena o de tierra o de margen cubierto de hojas, qué sé yo. El río de la ciudad que conozco no tiene nada que ver con un verdadero río cuando discurre por el campo, por su curso, esos conceptos geográficos que aprendí y que, tengo que reconocer, me gustaban mucho. Caudal, curso, cauce, márgenes, desembocadura, estuarios...Estas son las palabras que

"A Virginia le gustaba Vita" de Pilar Bellver

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Vita Sackville-West y Virginia Woolf son dos mujeres interesantes e influyentes que aquí se encuentran porque la autora del libro recrea a su modo y con su estilo una historia de amor que fue real. Lo que comenzó siendo un relato con el mismo título, incluido en la antología Ábreme con cuidado (Dos Bigotes, 2015), se ha convertido en esta novela, publicada por la misma editorial y cuya cuarta edición vio la luz en junio de 2017. El trasfondo de la acción ya lo conocemos. El apasionante periodo de entreguerras, la novedad que supuso para la adormecida élite cultural inglesa la aparición del grupo de Bloomsbury y ese ir y venir de personajes que se escribían cartas, se enamoraban, se odiaban y vivían.  El libro tiene una curiosa estructura. Cuatro cartas de desigual longitud cada una de las cuales forma un capítulo: La tela azul, El cuadro, La virgen, La anunciación. Después, un apéndice titulado La tela azul del cuadro de la Virgen de la Anunciación, que no forma parte de la no