Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Louisa Dahl-Wolfe

Extrañeza de perfil

  Louise Dahl-Wolfe coloca a sus mujeres de perfil, a veces les cubre el rostro y en otras ocasiones aparecen con los ojos cerrados. Incluso si están en pareja o en grupo no hay interacción entre ellas, dando la impresión de que ni siquiera se conocen, que son extrañas, que permanecen aisladas. Es un aislamiento interior, más que exterior. Son desconocidas que apenas se mueven, estáticas e indiferentes parece que no tienen sentimientos ni deseos. 

Amigas

  Uno de los temas recurrentes en las obras de Jane Austen es la relación amistosa entre mujeres, en concreto, entre las jóvenes protagonistas y otras jóvenes de edades parecidas. En el caso de “Emma” estas relaciones pueden analizarse a través de dos casos, bien distintos, pero de los que podemos extraer conclusiones interesantes. Se trata de la amistad con Harriet Smith, por un lado, y con Jane Fairfax, por otro.  La primera cuestión que tenemos que destacar es que, en ninguno de los casos, hablamos de amistad entre iguales. La diferencia social que hay entre Emma y las otras dos muchachas es notoria. Se trata, pues, de relaciones asimétricas, pues la única mujer que en la novela puede mantener una relación de igual a igual con ella, por su posición, es su hermana, Isabella, pero el interés que dicha relación tiene en la historia es muy escaso, todo lo contrario que ocurre en otras obras de Austen, como “Sentido y sensibilidad”, donde las hermanas Elinor y Marianne son el eje de la n

Modelos de mujer

  Generalizar no es científico. Eso nos dicen siempre. Pero resulta difícil escabullirse a la atención de clasificar, organizar, definir, ciertas características que pueden aplicarse a más de una persona. En el universo femenino de “Emma” hay personajes que podrían ser, en sí mismos, arquetipos, si es que creemos en ellos. Pero da la impresión de que a Jane Austen no le interesaba dejar establecidos tipologías sino contar historias en las que lo sustantivo es la gente. La gente, sus pensamientos, sus ideas, sus vidas. Resulta muy atractivo adentrarse en las mujeres de “Emma”. Cada una de ellas aparece dibujada con nitidez, aunque, si apartamos de nuestra mente las imágenes que han surgido de las adaptaciones cinematográficas o de las series de televisión, tenemos serios problemas para formarnos una idea cabal de como eran si nos atenemos a los atributos físicos. Es maravilloso comprobar la importancia capital que la autora da a lo que conocemos como “forma de ser”, por delante, por sup

Louise Dahl-Wolfe, primera mirada

En el apartado "Mis fotógrafas" escribo hoy de Louise Dahl-Wolfe. Como suele ocurrirme, a veces surge una fotografía que me impresiona y entonces me pregunto quién la hizo. Así he llegado a conocer, de una manera autodidacta, a muchos fotógrafos y fotógrafas, tantos que nunca creí que la fuerza de la fotografía en el siglo XX fuera tanta. En este caso, las imágenes de Louise tienen un encanto especialísimo y por eso ahora indago sobre ella. Fue una revolucionaria de la fotografía de moda, a la que sacó de los estudios y llevó al aire libre, al modo aventura, recorriendo así países y lugares alejados de la comodidad tradicional. Louise había nacido en San Francisco, California, en 1895 y después de estudiar pintura y diseño se dedicó a la fotografía. En su carrera tuvo mucha importancia el apoyo de su marido, también artista, Meyer Wolfe, al que había conocido, precisamente, viajando por África tras la muerte de sus padres. Louisa estuvo veinte años , desde 1936 hasta 1

Modelos de mujer

Generalizar no es científico. Eso nos dicen siempre. Pero resulta difícil escabullirse a la atención de clasificar, organizar, definir, ciertas características que pueden aplicarse a más de una persona. En el universo femenino de “Emma” hay personajes que podrían ser, en sí mismos, arquetipos, si es que creemos en ellos. Pero da la impresión de que a Jane Austen no le interesaba dejar establecidos tipologías sino contar historias en las que lo sustantivo es la gente. La gente, sus pensamientos, sus ideas, sus vidas. Resulta muy atractivo adentrarse en las mujeres de “Emma”. Cada una de ellas aparece dibujada con nitidez, aunque, si apartamos de nuestra mente las imágenes que han surgido de las adaptaciones cinematográficas o de las series de televisión, tenemos serios problemas para formarnos una idea cabal de como eran si nos atenemos a los atributos físicos. Es maravilloso comprobar la importancia capital que la autora da a lo que conocemos como “forma de ser”, por delante,

Una nueva sentimentalidad

Una nueva sentimentalidad emerge en las obras de Jane Austen. Y es tan moderno lo que hace, tan nuevo y distinto, que yo no diría que hoy la hemos superado. Quizá se han añadido pasajes de momentos eróticos, sin mucha suerte desde luego. Pero el sentimiento, el verdadero sentimiento, ese continúa incólume, grabado perfectamente en las palabras de sus libros. Ah, Jane, qué poco pensaba que sería una maestra en el arte de entenderse y entendernos.  La declaración de amor que hace el señor Knitghley a Emma es un modelo: No soy hombre de muchas palabras, Emma-continuó enseguida con una ternura tan espontánea y comprensible que lo hacía bastante convincente- Si te amara menos, sería capaz de hablar más de ello. Pero sabes cómo soy. De mí no escucharás más que verdades. Te he hecho reproches y te he reprendido y lo has soportado como ninguna otra mujer en toda Inglaterra lo hubiera hecho. Soporta todas las verdades que ahora te voy a decir, mi queridísima Emma, tan bien como soporta