Una cierta soledad
(Edward Hopper, Gas, MOMA, 1940) Cuando decidí estudiar Arte entendí que iban a abrirse algunas puertas nunca antes transitadas. Y así fue. No hay un momento más asombroso que el del descubrimiento de la obra de arte. Observas las imágenes, el color, los movimientos, los gestos, toda esa parafernalia que rodea el cuadro, y entonces te preguntas a ti misma cómo es posible que el ser humano tenga esa capacidad increíble de trazar líneas, de dibujar formas, para conmover hasta el infinito el corazón de otros seres humanos. Eso es el arte en cierto modo, además de otras cosas que no hace falta describir. Lo primero, emoción. Y sin ese empuje inicial poco valen las artimañas técnicas. (Edward Hopper, Cape Cod Morning, Smithsonian American Art Museum, 1950) Una de esas veces, hojeando libros en el laboratorio de arte de la universidad, encontré a Edward Hopper. Creo que no hablaban de él en clase, aunque ahora me suena raro porque sí estaban los impresionistas, los postimpresionistas, las