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Mostrando las entradas etiquetadas como George Steiner

Escribir libros, escribir de libros

(Silvia Plath en uno de sus retratos de juventud) (Primer plano de Virginia Woolf en su retrato clásico) (Una de las muchas fotografías que pueden encontrarse de Edna O`Brien) La vieja tensión entre los críticos  y los creadores. Entre los profesores y los creadores. Entre los críticos profesionales y los amateurs. Todos ellos, críticos, profesores y amateurs, intermediarios entre la obra y el lector. Entre el autor y el lector. Meros intermediarios. Intermediarios, nada más y nada menos.  ¿Es el crítico literario un escritor frustrado? Al fin y al cabo, incluso si la obra es deleznable, alguien ha logrado inventar una historia, crear unos personajes, completar una trama...La creación está en un escalón superior al que ocupa el reseñista. El escritor parte de la nada y pone sobre la mesa una cosa nueva, un producto (bueno o malo), que admite juicio, precisamente porque es original. Y también admite controversia.  Incluso las más altas cumbres admiten la

George Steiner en The New Yorker

La huella de George Steiner está también en los artículos que, durante años, escribió para la revista The New Yorker. La editorial Siruela, en su colección El Ojo del Tiempo, los publicó en un libro en edición de Robert Boyers. Los artículos tratan de temas diversos y tienen un denominador común: la lucidez con que Steiner se acercaba a cualquier cuestión. Un verdadero intelectual es aquel que, como en este caso, tiene una mirada propia. Esa mirada no es extravagancia ni originalidad sin sentido sino que, al contrario, bebe en las mejores fuentes y ofrece una estructura de pensamiento en la que la argamasa es la coherencia. Resulta, por tanto, de enorme interés, conocer su postura acerca de determinados temas y situaciones. Este es el sentido que tiene este libro recopilatorio.  Desde 1967 a 1997 Steiner escribió en esta revista más de ciento cincuenta artículos. La mayoría de ellos eran reseñas, algunas más cortas pero otras de gran extensión, bastante más de lo habitual. Por

"Un largo sábado" George Steiner y Laure Adler

La muerte de George Steiner lleva a profundizar en su obra. Este libro, hecho a base de conversaciones entre la biografista francesa Laure Adler y Steiner, a lo largo de varios años, recoge sus opiniones sobre temas diversos. Una miscelánea muy entretenida y llena de reflexiones que terminan haciéndonos preguntas. Dice Adler que cuando Steiner habla "trata de sorprenderse a sí mismo". Los caminos trillados no estaban hechos para él, incluso le aburrían. Esa mirada original, ese punto de vista suyo, eso distingue al genio entre todos los demás, meros cronistas de lo que existe y no de lo que puede haber detrás de las cosas. El libro transita con sosiego entre temas biográficos y literarios, entre filosofía y política, entre las artes y las ciencias. El defecto físico que Steiner tenía en su brazo derecho trae consigo la primera gran reflexión. Su madre, "una gran dama vienesa", le hizo ver a los tres años que eso no era un problema sino una suerte. No tendría q