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Mostrando las entradas etiquetadas como Frances McLaughlin-Gill

Retrato de madre con libro al fondo

(Fotografía de Frances McLaughlin-Gill) La madre tenía siempre un libro en la mano y una película en la cabeza. Las dos aficiones, lectura y cine, las llevaba tan dentro que hubiera querido ser Lady Rowena o Scarlet O`Hara. A veces lloraba con los melodramas, pero disimuladamente. Y otras veces se enzarzaba en una discusión sobre el final de un libro que no le parecía apropiado. Sus libros llevaban su nombre en la primera página, el día en que empezó a leerlo y, al final, un pequeño comentario. Unas pocas frases lograban resumir todos los pensamientos que acudían en tropel cuando leía. Su imaginación era desbordante. Podía inventar vestidos, muñecas e historias para contar en las noches de tormenta. No tenía miedo a nada. Se sabía de memoria los argumentos de las películas como si ella hubiera sido la guionista. Y conocía a los actores y actrices, a los directores, y también los cotilleos del rodaje: tal o cual enamoramiento, tal o cual rencilla. Los libros le permitían tener