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Mostrando las entradas etiquetadas como Flamenco

Los nuevos ricos

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  Mi madre siempre me gastaba bromas con este tema: se imaginaba que compraba una lotería que nunca compraba y que le tocaba el premio gordo. Entonces nos hacíamos súper millonarios. No cuantificaba la cantidad sino que era "muchísimo dinero". Una pasta gansa, dirían Mortadelo y Filemón, que son dos pero como si fueran uno solo. Tela de dinero, dinerísimo. Ella fantaseaba entonces lo que haría con todos esos billetes y cuánto gastaría en esto y en aquello, de modo que aquella fantasía era alimenticia del espíritu y muy satisfactoria porque te permitía convertirte, incluso, en empresaria, mecenas o en benefactora de casi todos.  Invariablemente la cosa terminaba preguntando qué me parecía todo aquello y mi respuesta siempre era la misma y con la misma sinceridad siempre: no quiero ser una "nueva rica", qué vergüenza. Y lo decía en serio y no por hablar sino porque pensaba que era bochornoso aparecer de pronto convertida en alguien que no eras y todo porque los billet

Abstracto Priego

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  Quiero escribir, con esa misma quietud del campo en El Cañuelo, sobre aquellos días prieguenses que llevaban cante, música, pintura y calma. La tranquilidad de ser feliz sin meta y sin tasa. Qué lejano resulta todo aquello. Llegamos hasta Priego convencidos de que ese fin de semana sería muy especial y no erramos. Las risas de la primera noche, en aquel alojamiento que daba susto solo de pensarlo, se cambiaron después cuando cenamos en un sitio que parecía el patio de una casa encalada. Estábamos unos cuántos, gente que nos queríamos, eso bastaba. Había cante cerca de la fuente. Aproveché para hacer una entrevista a Carmen Linares, nuestro primer encuentro, luego vendrían muchos y muchas charlas amenas y profundas. La fuente manaba agua y a su alrededor se batía la música como si tuviera que ir a singular batalla. Qué felices entonces, qué lejos los problemas, qué llanas las miradas, qué bellos los sonidos...Después del cante se derramó todo en algo parecido al amor, al amor efímero,

Silverio y un puñado de historias

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  Acabo de caer en la cuenta viendo las estanterías, todas acristaladas, porque no quiero que a mis libros el polvo los ensucie y, sobre todo, que mi alergia reviva al leerlos. Acabo de caer en la cuenta de que tengo una muy buena biblioteca de temas flamencos. Llevo años intentando que no falte ningún libro que merezca la pena, algunas directamente flamencos y otros que están relacionados con la cultura andaluza. Y dándoles una vueltecita he encontrado este, que me parece un libro extraordinario como lo fue el evento que dio lugar a sus páginas, las actas del seminario dedicado al primer centenario de la muerte de Silverio Franconetti. Fue una cita de lujo y lo que recuerdo nítidamente es que estábamos allí cuatro gatos. Cuatro gatos mal contados. Creo recordar que las conferencias eran en el paraninfo de la universidad y también que allí no había flamencos ninguno. Ni artistas ni nada. Cinco o seis personas en cada sesión. Y el plantel no podía ser de más categoría. Y los contenidos,

Memoria Jonda del Flamenco: el libro del centenario de Granada'22

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 La conmemoración del centenario del concurso de cante jondo de Granada en 1922 dejará un interesante catálogo sobre la exposición que se realizó en el palacio de Carlos V de la Alhambra y este libro en el que se recogen 37 artículos, escritos todos ellos ex profeso y por encargo de los coordinadores Rafael Gómez Benito y Rodrigo F. Gómez Jiménez, que han hecho un gran esfuerzo recopilatorio y organizativo. Los artículos responden a los grandes apartados en los que se pretende mostrar, por un lado, la génesis del concurso, el ambiente cultural en Granada en la época, las figuras participantes o que tuvieron algo que ver con el mismo, la huella que dejó y la polémica suscitada al respecto. Una buena manera de que la conmemoración no pase de largo, porque será este libro y el catálogo los que sobrevivan a la efemérides.  Todos los artículos son importantes y sus autores gente de mérito y de sabiduría flamenca, lo que hace interesante su lectura y los distintos puntos de vista que se exhi

La huella de Camarón

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(Foto de José Lamarca. Camarón y Paco de Lucía)  En agosto de 1992, apenas un mes después de la muerte de Camarón , se presentó en la Isla de León un número extraordinario de la revista "Sevilla Flamenca" dedicado a su figura. Fue un esfuerzo récord el que hicieron los hombres y las pocas mujeres que la gestionaban y escribían, hecho con el objetivo de estar presentes sin demora en el duelo del artista. Allí, en el transcurso del acto, se dirimieron dos posturas que, sin saberlo quizá sus protagonistas, han sido las referentes en el discurso intelectual del flamenco de las últimas décadas. Camarón o Mairena.   Enrique Montiel , biógrafo que sería poco después de Camarón en su libro "Camarón. Vida y Muerte del Cante", y Luis Caballero , cantaor, escritor y especialista máximo en este arte, tenían visiones diferentes de cómo la posteridad los trataría, no solamente a ellos, Camarón y Mairena , sino a sus discípulos. Sostenía Luis Caballero el carácte

Eaea, lo flamenco

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   El flamenco permea toda la música española. Y así surge Lo Flamenco. Toda la música popular del siglo XX y del XXI, con todos sus géneros, subgéneros y modas, está influenciada a tope por el flamenco. Y las demás músicas, las que se escriben en papel, también. Los flamencos desprecian a esas músicas cuando se les acercan demasiado: esto no es flamenco, dicen ufanos. Ahora la academia brama contra Rosalía por atreverse a sonar un poquito y también contra alguno de los suyos, como Poveda, al que consideran demasiado mixto. Lo peor de todo es cuando el germen de lo flamenco está entre ellos, Camarón y Caracol, como ejemplos. Ahí se produce el aluvión de críticas como las antiguas duquesas con el título echado a perder. Olvidan, claro está, que lo mixto es lo más flamenco que existe, pero ese es otro debate.   Blanca Paloma irá a Eurovisión con Eaea que no es otra cosa que una nana pasada por lo de ahora, con palmas, vocabulario, ropa y dejes flamencos. Lo flamenco está de moda, aunque

El señor Darcy, Carlos Cano y el flamenco

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  Resulta que hoy coinciden dos efemérides: el nacimiento del cantautor granadino Carlos Cano y la publicación de "Orgullo y prejuicio". Separadas por un montón de años, eso sí: 1946 y 1813. Qué fuerte...Y lo es más que internet recuerde las fechas y las gestas, como si fuera una enorme y gigante agenda que nos contara todo. Jane Austen, con el trabajo que le costó publicar, no imaginó, ni pudo imaginar, que sería TT muchas veces a cuenta de sus libros, las adaptaciones cinematográficas o cualquier otro recuerdo que un lector lanza a la red. Tampoco Carlos Cano conoció la actual efervescencia de la red ni nos lo encontramos en twitter, así que, en realidad, poco difieren el uno de la otra. Esto es la tecnología y esto es el siglo XXI, al que Carlos solamente pudo asomarse sin llegar. Lo del flamenco, eso tan intemporal y complejo, viene a cuento de que en próximos días se recuerda la muerte del gran Manolo Caracol, cincuenta años ya, y hablo sobre él y hablo de cosas que son

Fue la gloria

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(Granada. Plaza de los Aljibes. Universo Lorca)  Seas de la ideología flamenca que seas (y hay varias) no puedes obviar una realidad incontestable en la que pocas veces se incide, aun siendo totalmente cierta: el balance más positivo, espectacular y verdadero del Concurso de Cante Jondo de Granada que se celebró en 1922, fue el nacimiento a la luz de los públicos de una figura que llenaría horas de flamenco a partir de entonces: Manolo Caracol. En aquel tiempo su edad lo convirtió en el Niño Caracol, pero no fue uno de esos “niños” efímeros ni tampoco de esos fandangueros similares que pueblan el devenir de este arte, sino una personalidad colosal, nada menos que el eje de una escuela de cante que perdura con total vigencia en nuestros días a través de otro genio que le dio al caracolismo “una vueltecita”: Camarón de la Isla. Dos heterodoxos.  En junio de 1922, fecha de la celebración del concurso, Caracol estaba a punto de cumplir los trece años, pues nació el 7 de julio de 1909, se

Los tres golpes de Tomás de Perrate

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  Mi viejo amigo Enrique Montiel me envía noticia del disco. Enrique podía haber sido actor de cine por atractivo y locutor de radio por la calidad de la voz. Pero escribe y escribe, cosa que no tiene arreglo y que es un veneno agradable que lleva disfrutando hace mucho tiempo. Su biografía de Camarón de la Isla sentó cátedra y sus libros de relatos o poemas completan una arquitectura basada en las palabras, su medio de expresión más feliz. Ahora que se cumplen los treinta años de su muerte me viene a la memoria un encuentro en San Fernando donde Montiel sentó las bases del futuro: Camarón no morirá y su escuela terminará ganando la partida. ¿Quién puede negarlo?  Dice que "está como loco". No me fío mucho de las interjecciones ni de las comillas, pero, en este caso, se despierta mi curiosidad y, a palo seco, escucho medio tema y le doy la razón a mi paisano. Ese viejo concepto del "escalofrío" flamenco bien puede aplicarse a Tomás Perrate y a este disco. Inexplicab

"Casi todas mis letras para el cante" de José Luis Rodríguez Ojeda

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  Los libros han de ser bonitos además de buenos. El soporte importa. Esta edición de Anantes en su serie Adalid está muy lograda. Portada, papel, diseño, ilustraciones interiores, todo ello acompaña a la perfección el contenido, las coplas flamencas de José Luis Rodríguez Ojeda y el pórtico, el interesante prólogo de José María Velázquez-Gaztelu . Cualquier libro de flamenco que se precie eleva su valor si el prólogo lo escribe alguien como él. Ha ganado su prestigio a fuerza de ecuanimidad y su autoridad a fuerza de conocimiento. No todos pueden decir lo mismo. Por eso el prólogo hay que leerlo con la idea clara de que va a conducirte sin avaricia por el camino que en la copla flamenca tienen las letras de autor y, dentro de ellas, esta colección prácticamente completa de las que ha escrito José Luis Rodríguez Ojeda.  En estas letras (o coplas) flamencas que aquí reseño hay varios ingredientes que las convierten en una de las colecciones más solventes y bien hechas del género. Su co

Rumor de fuente jonda: Granada en el flamenco

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(Pintura: Ignacio Zuloaga) ¿Qué hacen en Granada Manuel Ángeles Ortiz, Ignacio Zuloaga, José María Rodríguez Acosta, Santiago Rusiñol, Andrés Segovia o Joaquín Turina?  ¿Qué hacen reuniéndose en el Centro Artístico y Literario de la ciudad gente como Edgar Neville, Juan Ramón Jiménez, Manuel Chaves Nogales, Ramón Gómez de la Serna o Pérez de Ayala? ¿Qué se cuece en esos largos encuentros en casa del maestro Falla, allá en el carmen de la Antequeruela Alta,  entre Lorca, Giner de los Ríos y Fernando de los Ríos?  Brujulean buscando una explicación a eso que Menéndez Pidal llamó estados de latencia. Mientras transcribía en la misma Granada romances populares llega a las ideas de tradición y latencia. La tradición es la línea que se establece desde los orígenes de cualquier fenómeno hasta el momento en que se detecta como forma de estudio. Los testigos hacen aflorar la tradición, dan fe de su existencia. Cuando la tradición está escondida eso se llama estado de latencia.  Todos estos pers

"Burlas y veras del 22" de José Javier León

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  No cabe duda que este año de 2022 el mundo flamenco estará mirando a Granada y recordando, si no lo vivido, sí lo conocido, estudiado o repensado. El concurso del 22 es un clásico del debate flamenco y de su historia. Conforme pasa el tiempo las ideas sobre el acontecimiento van cambiando y se van aportando otras visiones, las "cositas nuevas" que decía Paco de Lucía. Algo que reúne la épica, la fantasía, el arrojo y la postura de este evento bien merece esa vuelta alrededor de sus presupuestos y sus resultados. Creo que cada aficionado al flamenco tiene su propia idea de lo que fue. Y cada investigador, todavía más. Suscita interés, curiosidad, resquemor, desconfianza, un poco de todo. Pero lo más destacado es que tiene ramificaciones en todos los sentidos y esas ramas se enredan sin poderlo remediar. Es un caleidoscopio cuyos colores cambian.  Podemos pararnos en el papel de Falla, el músico gaditano que sintió la llamada de lo popular y que se metió en una empresa que l

Granada, año 22

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(Pintura de Ignacio Zuloaga) Hablar del Concurso de Granada en el mundo flamenco es referirse a un acontecimiento astral, a un momento cenital del desarrollo de este arte. Es volver los ojos a una manifestación que estuvo plagada de incidencias, curiosidades, consecuencias, novedades…Granada, en el ámbito flamenco, es una letra mayúscula, un código, un legado que preservar. Históricamente, el año 1922 en el que tiene lugar el Concurso, se encuentra emparedado entre el Desastre de Annual, de 1921 y el pronunciamiento de Miguel Primo de Rivera , Capitán General de Cataluña, en 1923, dando paso a la dictadura primorriverista.  A partir de 1920 se encuentran en Granada, de forma más o menos casual, más o menos coordinada, una serie de intelectuales, artistas y músicos que tendrán una participación directa o indirecta en el acontecimiento. Allí están Manuel de Falla (en su casa de la Antequeruela Alta), por supuesto Federico García Lorca, Ramón Menéndez Pidal, que estaba ocupa

Menéndez Pidal y el Concurso de Granada

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  Además de Falla y de Lorca, otra presencia detectada en Granada, en 1920, es la de Ramón Menéndez Pidal, ocupado por entonces en la transcripción de romances populares, que eran considerados una fuente inestimable de conocimiento de las formas líricas más cercanas a las raíces. Menéndez Pidal es una figura de referencia en la intelectualidad de la época y, probablemente, el más destacado filólogo español de todos los tiempos. Sus dos principales líneas de trabajo, la literatura popular y la dialectología, así como su aplicación de los nuevos métodos positivistas alemanes al estudio literario y filológico, suponen una enorme aportación a la investigación española. Se trata, como ocurre con otros prohombres de la ciencia y la cultura españolas, de un personaje muy poco conocido en profundidad y que ha sufrido la simplificación de los adjetivos que se aplican con escaso conocimiento de causa. Sin embargo, sus estudios de campo y los posteriores ensayos que llevó a cabo a partir de ellos

Pintores, músicos y escritores en el Concurso de Granada

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  (Santiago Rusiñol, Patio azul, 1913) (Una manola. Ignacio Zuloaga) (En el balcón, José María Rodríguez-Acosta, Museo Thyssen)  La nómina de los pintores, escritores, músicos e intelectuales que intervinieron directamente o apoyaron la idea del concurso de cante jondo de Granada en el año 1922 es muy extensa y ha sido ampliamente reseñada: Manuel Ángeles Ortiz (autor del cartel anunciador), Ignacio Zuloaga (responsable de los decorados), José María Rodríguez Acosta, Hermenegildo Lanz y Santiago Rusiñol , entre los pintores; Manuel de Falla, Andrés Segovia, Felipe Pedrell, Miguel Jofré, y Joaquín Turina, músicos; los escritores fueron el sector más representado, contando, además de Lorca , con Edgar Neville, Juan Ramón Jiménez, Tomás Borrás, Manuel Chaves Nogales, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala, entre otros. Hay que sumar también a algunos renombrados intelectuales como Francisco Giner de los Ríos y Fernando de los Ríos . Y a Miguel Cerón que había contribuido a acuñ

Cita en el Variedades

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  (Pastora Imperio, hija de La Mejorana, pintada, en 1905, por José Villegas y Cordero) En Atocha, 68 (Madrid), donde estaba el Salón Variedades, antes Liceo Ríus, hay ahora un restaurante, un párking, un bloque de pisos y una tienda de productos ecológicos. Pero los años finales del siglo XIX y los primeros del XX allí coexistieron un teatro, un lugar especializado en flamenco y un foro para mítines políticos. Por eso su historia es variopinta e interesante.  El 19 de marzo de 1899 publica El Imparcial la noticia de un "Concierto flamenco" cuyos detalles merece la pena conocer. El Imparcial había sido fundado en 1867 por Eduardo Gasset y Artime y era un periódico de empresa y no de partido, lo que suponía una diferencia con respecto a otros. De ideología liberal, subsistió hasta 1933, después de diversos avatares editoriales. Mantuvo una sección cultural llamada Los Lunes de El Imparcial, que llegó a ser la más importante en lengua española durante décadas, con la colaboraci