"París no se acaba nunca" de Enrique Vila-Matas
Hay un cine dentro del cine y una literatura dentro de la literatura. También hay una mitología dentro de la pintura y un sinfín de artificios emocionales y plásticos para que las artes aparezcan ante nosotros desmenuzadas, convertidas en briznas que puedan olerse. Los amantes de la literatura se entienden entre sí con códigos particulares, al igual que lo hacen los amantes del cine. En una ocasión tuve una amiga con la que compartía esa cinefilia extrema que forma parte de mi naturaleza. Ella y yo generamos un modo de comunicación único, diferente y sin interferencias ajenas. Sabíamos siempre de lo que hablábamos con solo una palabra, una frase o un gesto. Las personas que existían a nuestro alrededor tenían un correlato en el cine y las frases de nuestras películas favoritas salpicaban siempre nuestras conversaciones. Dejamos de vernos y la amistad desapareció porque, contra lo que algunos opinan, si uno no se ve, no se encuentra y no se habla, los sentimientos van enmudeciendo.