Hermosa tecnología
(Foto: Uta Barth) He tenido la suerte de estar veintidós años con una persona que sabía mucho de educación. En realidad, es la persona que más sabía de educación de todas las que he conocido y conozco todavía. Muchas veces pienso qué pensaría, si estuviera vivo, de esto y de aquello. El no tener respuesta a esas preguntas es muy difícil de sobrellevar, pues su luz era la mía y su perspectiva de las cosas no tenía tacha. Jamás se dejaba arrastrar por la corriente, llevaba su independencia intelectual de forma natural y nunca buscaba el cobijo del grupo para contemplar y contemplarse, sino que la soledad que propicia la reflexión y el pensamiento original fue una de sus compañeras. Sabía mucho de educación porque, además de su experiencia en todos los puestos de trabajo que en este sector existen, tenía una formación fastuosa, formada por lecturas e investigaciones que fueron pioneras en muchos aspectos y eso se notaba enseguida. Nunca le ocurría como a tanta otra gente, que se le ven