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Mostrando las entradas etiquetadas como Edna O´Brien

Una granja en el condado de Clare

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  En 1975 Edna O'Brien vuelve a Clare, su condado natal, en la tierra irlandesa donde nació y donde vivió hasta que se fue a vivir a Londres. La mayoría de los irlandeses hacen ese camino y, la mayoría también, quieren desandarlo y no pueden. Cuando Edna llegó a Clare ya no existía su granja, Drosboro, donde se había criado, y las cosas tenían otra fisonomía y otro destino. Así se cierra un círculo que pudo haber sido de otro modo.  En sus memorias, que ella tituló "Chica de campo" , la presencia de la naturaleza es una constante. A pesar de que en los años cincuenta, se marchó a Dublín y, después de casarse, a Londres, lleva el campo con ella. Los acantilados, los ríos y arroyos, las granjas, las labores campesinas, las manos manchadas de cuidar a los animales, la leche tibia, el suelo de piedra, las paredes hoscas, todo eso es lo que ha vivido y lo que ha retenido en su bagaje principal, el de las emociones primeras.  Salvo el último de sus libros "La chica"

Edna O'Brien: Una lectura doméstica

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Una vez descubrí que uno de mis apellidos maternos procede del condado de Clare, en Irlanda, el mismo en que nació Edna O'Brien . Quizá de ahí viene mi querencia por esta tierra y por sus escritores. Nadie sabe nunca lo que esconde la historia ni el legado que dejan los antepasados. Puede que ese O'Galbean que aparece en nuestro árbol genealógico fuera también escritor o, al menos, entendiera de nubes y de pájaros.  En la portada de "Las sillitas rojas" , la muchacha de rebeca roja parece despedirse de aquello o quizá tiene la intención de retroceder sobre sus pasos y volver a su tierra. Edna O'Brien no volvió a su tierra para quedarse y yo tampoco. El condado de Clare tendrá que pasar sin ella, aunque intentó comprarse allí una granja parecida a la de su infancia, sin lograrlo. El sabor a tierra te queda en las manos a pesar del tiempo , piensa ella. Eso y los vientos, esa circunstancia peculiar que define los territorios. Los escarpados acantilados sobre el ma

¿Por qué hay que leer a Edna O´Brien?

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Edna O´Brien (1930, Tuamgraney, condado de Clare, Irlanda) es la autora viva más imprescindible de leer en estos momentos. Su obra publicada en castellano constituye un conjunto de libros que, bien organizados en su itinerario lógico, suponen no solo una fuente de placer lector, sino también un modo de comprender la evolución de las mujeres en entornos claustrofóbicos de costumbres y relaciones, así como una mirada única e irrepetible acerca del universo femenino, sin fronteras de tiempos, edades y clases. Por eso es la autora que más y mejor puede ponernos en contacto con la realidad de una sociedad que ha ido modificando su conducta general desde los años cincuenta del siglo XX hasta ahora. Edna O´Brien es, también, la prueba palpable de cómo la literatura puede salvar al individuo. Una salvación que abarca múltiples aspectos. Desde conocerse a sí misma y saber qué se desea y cómo puede lograrse, hasta saltar por encima de convenciones ampliamente asumidas, superar el rechazo

Clint y Edna

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  Los dos nacieron el mismo año. Fue en 1930. En mayo el actor, en diciembre la escritora. Ambos, por lo tanto, han cumplido o cumplen en 2023 los 93 años. Qué cifra...Él nació en San Francisco y ella en Tuamgraney, Irlanda. No es una circunstancia nimia. Mientras él se educó en libertad y sin ataduras, ella tuvo que sortear imposiciones y un rígido sistema educativo y familiar. Creo que no se han conocido. Al menos ella no lo cita en sus Memorias, donde sí nombra a otros actores con los que ha coincidido alguna vez en fiestas londinenses. Clint y Edna, a pesar de sus paralelismos, no se han encontrado nunca. O todavía.  A finales de los cincuenta y principios de los sesenta, cuando Clint hacía un papel secundario en una serie de televisión, Edna comenzaba en el mundo de la literatura. Con esfuerzo, porque apenas tenía tiempo para ello, logró terminar y publicar su primera novela, la más autobiográfica de todas las suyas, y que iniciaba su trilogía Las chicas de campo. El mundo de la t

"Una rosa en el corazón de Nueva York" de Edna O´Brien

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Diciembre. Navidad. Una mujer está de parto. "Al casarse había escapado de una vida de sirvienta, quizá de acabar interna en una lúgubre institución, pero conforme pasaba el tiempo y el último cajón se vaciaba de regalos se dio cuenta de que tendría que servir de una manera completamente distinta" La ilusión del matrimonio se cae por los suelos. Tu marido, que en apariencia es un hombre atento y cariñoso, se convierte en alguien desconocido, que bebe más de la cuenta, que grita, que no sabe siquiera comportarse mínimamente. La miseria económica convierte la vida en una perpetua angustia. La futura madre ha tenido ya otros partos anteriores, de los que le sobrevive una hija que, siendo mayor, se alejará de la familia y se irá a Australia. Es una huida más en un horizonte lleno de ellas. La hija pequeña, la que nace de ese parto que nos es dado contemplar en directo, tendrá una relación simbiótica con su madre. El padre va y viene en la historia, pero no tiene nada que de

"Las Connor" de Edna O´Brien

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(Fotografía de Nina Leen)  A my y Lucy son las chicas Connor. Dan la impresión de ser diferentes a todo lo que hay por allí, que el pueblo se les queda pequeño y más pequeña aún la vida rural, el campo, las extensiones multicolores de cereales, las montañas, las colinas, todo lo que sea naturaleza. Ellas son todo lo contrario, puro artificio en ocasiones, pero siempre atrae conocerlas, ver si es verdad lo que parece al exterior.  L a narradora de este cuento, Las Connor , incluido en Objeto de amor, es una chica que contempla el mundo con ojos pacíficos y sin desgastar todavía. La estricta educación religiosa que ha recibido le hace dudar de algunas cosas. En su mundo, un protestante es un extraño, alguien fuera de sitio, alguien que puede arrastrarte, a su vez, a separarte de los tuyos. "Y en ese momento me di cuenta de que al escoger su mundo había dicho adiós al mío y a quienes lo habitaban. Decisiones así van convirtiéndonos en exiliados, hasta que al final nos vemos

"Madre Irlanda" de Edna O'Brien

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  La editorial Lumen (que ya publicó el volumen de cuentos "Objeto de amor") rescata un libro autobiográfico que Edna O'Brien publicó en 1976. Esta es la primera autobiografía que escribió y lo hizo tempranamente, cuando todavía le quedaba mucha vida literaria y personal por delante. Pero ya aparece uno de los temas centrales de su obra, su propia tierra, Irlanda, a la vez paraíso y desolación, con toda la carga de infelicidad y de nostalgia que se le otorga al recuerdo de la infancia.  Sus padres, la educación que recibió, el paisaje de su infancia y su adolescencia, los vecinos, la granja y los animales, los fenómenos de la naturaleza, el ocio y las ocupaciones, la religión y la huida, todo tiene cabida en este libro que antecede los temas que luego tratará más extensamente. Pero el estilo O'Brien ya está aquí, el mismo que apareció ante el mundo lector cuando escribió "Las chicas de campo", que tanto dio que hablar en su momento. Y la continuación con &qu

"Menudo cielo" de Edna O'Brien

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  Los cuentos de Edna O'Brien , que ella misma reunió en una colección titulada "Objeto de amor" , indican más de su vida que la propia autobiografía que publicó a los ochenta y tantos años. En esos cuentos, pequeñas píldoras de literatura, podemos rastrear momentos y emociones que forman parte de su vivencia personal. Eso ocurre, por ejemplo, con este "Menudo cielo" , que cuenta, en catorce páginas, una historia singular y, a la vez, una historia común a muchas personas. Las tiranteces entre padres e hijos forman parte de las familias, por muy perfectas que estas puedan ser. Y la familia de Edna O'Brien era todo menos perfecta. En el cuento se vislumbra. Una madre desaparecida (se entiende que muerta), un hermano que se ha quedado con la casa familiar y lo que en ella se contiene (como le ocurrió a la escritora) y un padre que, resistiendo a la edad, vive en una residencia de ancianos en la que no quiere estar, porque considera inferiores a los demás ancia

"La señora Reinhardt" de Edna O´Brien

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!Qué esplendorosa mujer esta señora Reinhardt del cuento de Edna O´Brien !  !Qué carácter, qué visión, qué reacciones, qué retrato de una mujer en un dilema!    Las fotografías de Nina Leen bien podrían representar a esta mujer que, enterada de que su marido, Harold Reinhardt , se ha enamorado de una joven, Rita, y pretende acabar con su matrimonio, se marcha a Bretaña para encontrar un poco de paz. El relato de su estancia en Bretaña es vertiginoso y, al tiempo, capaz de detenerse en pequeños detalles, como la insaciable lucha de las langostas de un acuario por imponerse. Como en todos los libros de Edna O´Brien hay dos elementos que luchan por convertirse en el centro de la narración: la naturaleza y todas sus manifestaciones más sensuales y el género humano, la mujer , en este caso, pero también los tres hombres que, del algún modo, la acompañan.  El señor Reinhardt, marchante de arte, ha visto en la joven pintora una forma de huir de la rutina y del paso de los día

"Jarana a la irlandesa" de Edna O´Brien

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(Fotografía de Nina Leen. 1909-1995)   J arana a la irlandesa es el primer cuento del volumen Objeto de amor , que acaba de publicar, en este marzo de 2018, la editorial Lumen , con traducción de Regina López Muñoz . La dedicatoria del libro va a uno de sus mejores colegas, y sin embargo amigos, el escritor Philip Roth ( "por nuestra larga amistad" ). Lo sustantivo del cuento son las chicas. Edna O´Brien (1930), es la mejor traductora a palabras literarias de los sentimientos y emociones de las jóvenes. Solo ella es capaz de apresar con nítida claridad esa efervescencia, esa búsqueda, esos remordimientos, ese binomio maldad-bondad que caracteriza a las muchachas en flor. Si fuera japonesa no lo expresaría tan bien.     A quí hay algunas muchachas a las que les pasan cosas. Y señoras mayores que las reprenden. Y madres que no se hacen cargo de lo que significa ese esplendoroso momento de la vida. Y chicos deslavazados que no están a la altura casi nunca. Un ret

Seis libros para leer junto a las buganvillas

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(Fotografía de Nina Leen) Quizá tu verano esté poblado del tacto áspero de la buganvilla, de ese polvillo abrasador que sueltan sus hojas y del aire dorado que resulta, sin embargo, del violeta, del fucsia de su aspecto. Si es así, habrás probado la sensación única de sentarte en cualquier sitio incómodo, el suelo, una escalera, una butaca de pequeño tamaño, el alféizar de una ventana, un rincón de tu cuarto, y abrir un libro cuajado de esperanza.  La lectura es un acto tranquilo y tiene el aire sosegado de un romance que un trovador cantara y lanzara hasta el aire esperando que su eco resuene más allá del silencio. Las páginas se posan y las manos discurren para encontrar la huella exacta que en ti quedará después de haberlo leído. En las noches, cuando el calor comience a disparar su flecha y no se apague. En los amaneceres. Junto al mar. En el sordo paraíso febril de la ciudad. En cualquier parte.  Aquí tienes seis libros para leer este verano que, ahora sí, avanza si

Después de la boda

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  (Foto: Nina Leen)

"La chica" de Edna O'Brien

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  "La chica" se publicó en 2019 y lo leí de inmediato. Pero no he podido escribir sobre él. Hasta ahora y haciendo un gran esfuerzo. Eso se debe a que el tema no es una invención sino que se basa en un hecho tan real, como dramático. Es cierto que sus libros sobre las chicas en Irlanda y su propia biografía también ocurrieron en realidad. Pero no son comparables al dolor que se trasluce aquí, en su última novela "La chica" , ambientada en Nigeria y en la desgracia de las adolescentes raptadas y salvadas sin salvación.  Si la escritura de Edna O'Brien fuera menos brillante, menos cálida, menos acertada, menos emotiva, podrías salvaguardarte a ti misma a la hora de leerla. Pero no se puede evitar sentir que estás allí y que tú misma contemplas el destino cruel que tienen reservado las muchachas raptadas incluso cuando pueden volver con los suyos, que apenas las reconocen, que apenas las sienten ya como parte de su comunidad. Es un doble dolor, una doble humilla

Edna O`Brien. Esa luz.

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Esta es la foto que buscaba. Una que le hizo Cecil Beaton y que está en la National Portrait Gallery. Una foto detallista y cuidada, en plena juventud. Con ojos verdes que no se observan en el blanco y negro, largo cabello castaño casi pelirrojo y atuendo hippie. Ahora esta foto es el recuerdo de un tiempo que no existe y la protagonista va a cumplir en unos meses los noventa años.  Dejo de lado las redes sociales y su entretenimiento, las noticias de política que en estos años no van a traer sino incertidumbres, y me sumerjo otra vez en la lectura de Edna O`Brien. No solo de sus libros (todos los publicados en español están por aquí) sino en las entrevistas que le han hecho algunos periódicos y en un artículo suyo en The Guardian que estoy traduciendo con ayuda de internet. Es un problema no haberle prestado atención a los idiomas. Los grandes intelectuales de todo tiempo han conocido más idiomas que el suyo, porque eso significa abrir las puertas. Perdí energías en otras cos

Un verano de cuento: Edna O'Brien

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Las obras más conocidas de Edna O'Brien (Tuamgraney, Clare, Irlanda, 1930) son las que forman su Trilogía de las chicas de campo. Sin embargo, O'Brien es una cuentista muy notable. Y son sus cuentos, siempre protagonizados por mujeres, los que representan una visión muy cercana de la vida y de la naturaleza, de las relaciones humanas y los sentimientos.  Ella no se hace ilusiones con respecto a la gente. Sabe que, en un momento dado, habrá traiciones y desengaños. Los sintió ella misma. Gente que no acepta tu talento y que quiere cercenarlo. Personas que intentan imponerte sus ideas. Entornos claustrofóbicos, momentos desasosegantes. Hasta la propia naturaleza es, en sí misma, una enemiga de las emociones. Y el pasado es una losa y el futuro una incógnita, una dudosa reminiscencia de algo que no  ha llegado pero que se anuncia.  Los cuentos  tienen mucho de sí misma, de modo que, si lees también sus Memorias, verás en ellos desarrollados algunos argumentos que parten

Muchas rosas para un solo día

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El próximo 15 de diciembre Edna O'Brien cumplirá noventa años. Cuando cumplió los ochenta escribió sus memorias. El título es recurrente. "Las chicas de campo", "La chica de ojos verdes", "Chicas felizmente casadas", "La chica", así se llaman sus libros. Ella fue una chica de campo y quizá nunca dejó de serlo, aunque en este libro, como en su vida, transita desde su granja en el condado de Clare hasta Dublín, de ahí a Londres, de ahí a Nueva York, de ahí al mundo. Los irlandeses aparecen por todas partes aunque siempre guardan un lazo invisible que los ata con su tierra, por eso son siempre gente del pueblo o del campo, como Edna.  Hay una extraña cualidad en la autora que aparece en la segunda parte de sus memorias muy bien expresada. Se trata de la facultad de "ver" los hechos desde dos puntos de vista: permanece su visión de juventud y niñez, la de los campos, los setos, el ganado y la extraña pobreza puritana, junto con