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"La analfabeta" de Agota Kristof


Treinta páginas escasas forman el relato autobiográfico de Agota Kristof que se recoge en este libro, de título expresivo "La analfabeta". Once capítulos y un prólogo explicativo que nos sirven para atisbar siquiera la peripecia vital y literaria de alguien que tuvo una infancia feliz y que pasó a convertirse en una refugiada por los avatares políticos de un tiempo convulso. 

El tiempo en el que vives condiciona al extremo tu vida, es una de las consecuencias del libro. La lengua es el elemento que te une a la gente que tiene tus mismos orígenes. Si pierdes el don de entenderte, entonces te conviertes en un exiliado de ti mismo. Hay tantos exilios como momentos de soledad, como lazos que se rompen, como amigos que se pierden, como familia que se aleja, como paisajes que se olvidan. 

Agota Kristof nació en el año 1935 en Hungría y cuando los soviéticos invadieron su país tuvo que huir. Corría el año de 1956. Tenía veintiún años, un esposo y una niñita. Su llegada a Suiza supuso, a la vez, la tranquilidad de una vida sin sobresaltos policiales y, por otro lado, el desarraigo, el abandono de todos los referentes en los que su vida se había anclado hasta ese momento. 

Entre esos referentes, el principal, el idioma, la lengua, la capacidad de comunicarse y hasta de pensar. De ahí el título del libro. Agota Kristof que había escrito desde siempre en su tierra natal, se encuentra incapacitada para seguir escribiendo en el idioma de acogida, el francés. Tuvo que empezar, por tanto, de cero, como si acabara de nacer.

Así, tiene que comenzar su aprendizaje, para hablarlo, leerlo y escribirlo, los tres elementos básicos del dominio de una lengua. 

Como hacen los alumnos al enfrentarse a una lengua extranjera, a marchas forzadas, con cursos nocturnos, atrapando al vuelo lo que se decía en la fábrica en la que trabajaba, Kristof recupera poco a poco la facultad de expresarse y así comienza a desarrollar su carrera literaria en lengua francesa. En esa carrera hay poemas, ensayo y novelas. La primera de sus novelas fue "El gran cuaderno" y la publicó cuando  contaba con 52 años, en 1987. El éxito de sus obras ha hecho que se traduzcan a más de treinta idiomas, lo que quiere decir que, al fin y al cabo, la lengua se convirtió en lenguas y los lectores que piensan, hablan y escriben en otros idiomas han tenido acceso a las historias de esta mujer desarraigada, a ella misma. Cuando murió, en 2011, era ya una autora reconocida. 

La editorial Alpha Decay ha tenido el acierto, en su colección Héroes Modernos, de traducir y acercar al público este librito, que recoge aspectos cruciales para poder entenderla, escritos de una forma tan sencilla, cercana y directa que no rezuman odio ni venganza, sino simple y llanamente, la exposición de unos hechos irrefutables. La importancia de la lengua como elemento de comunicación entre los hombres y como forma artística de expresión para los escritores es un aspecto que aquí aparece tratado de forma cotidiana.

Lo entendemos porque nos ponemos en la piel de la escritora, en su día a día, en su manera de afrontar la vida que tuvo que construirse lejos de su país. Demasiadas veces olvidamos ponernos en la piel del trasterrado, pero, en este caso, el argumento es contundente. El hilo de oro que une a los hombres que piensan igual porque hablan el mismo idioma es tan débil que, si se rompe, puede llegar a destruir todo lo que eres. 


Reseña bibliográfica: 

"La analfabeta" Relato autobiográfico
Autora: Agota Kristof
Traducción: Juli Peradejordi
Prólogo: Josep María Nadal Suau
Editorial: Alpha Decay
Colección: Héroes modernos

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