Donde nacen las olas


(Nadadora. Joaquín Sorolla. 1915) 

A veces la vida se transforma en un mar. Y el mar no es siempre azul, a veces amarillo. El agua es lodo, albero, barro incluso, no es agua. A veces nado sin poderlo evitar en ese lodo azul con toques de verano. Es una sensación que no puedo evitar. Tú tampoco. Si observas, cada uno de nosotros lleva un nadador dentro. Levantas la cabeza. Luego mueves las manos. Balanceas los pies. La espalda rígida. El cuerpo convertido en sirena y la traición en fuerza que derramas. Así es el tiempo en la vida juega a ser mar sin serlo. A veces, únicamente a veces. 

Solamente los ojos parecen atisbar algo a lo lejos. Algún remedio o balsa o casa abandonada. Solamente los ojos y es curioso. Porque el mar es inmenso y aunque escudriñes se impondrá su enorme vastedad y te dejará exánime. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

39 páginas

La primera vez que fui feliz

"Noche y día" de Virginia Woolf

Elegantes

Siete libros para cruzar la primavera

Slim Aarons: la vida no es siempre una piscina

Curso de verano