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"Las chicas" Emma Cline

Esta es la primera novela de Emma Cline. Las primeras novelas que alcanzan un inusitado éxito son un problema más que un logro. A veces condicionan la vida de sus escritores para siempre. Todos esperan una segunda novela que sea mejor o, al menos, igual. No siempre ocurre. Por eso, hay escritores que solo tienen un libro. Una primera novela exitosa, un acierto, una diana. El resto es pasable tan solo. En España tenemos un caso muy claro, aunque su autora no tenía la exagerada juventud de Cline cuando se dio a conocer. Me refiero a María Dueñas, cuyo "El tiempo entre costuras" fue un hito literario en el país que dio lugar, incluso, a una excelente serie de televisión. Sin embargo, ni la publicación de una novela anterior remozada, ni una novela de nuevo cuño, pudieron colocar a Dueñas en el sitio anterior. 

Una conjunción de elementos son los que hacen, por tanto, que un libro triunfe y el triunfo de un libro no garantiza una carrera literaria. Hay que ver, por lo tanto, que pasa con Emma Cline. Los derechos de "Las chicas" se han vendido a 35 países. Y habrá película. Pero esto no significa nada, no es ningún seguro para un escritor. 

"Las chicas" es una novela psicodélica. Su protagonista es Evie Boyd, de catorce años, una adolescente solitaria, al modo en que algunas adolescentes lo son. Centrada en sí misma, algo rara, algo despistada, algo obtusa. Sus padres se han separado y ella tiene una buena amiga, Connie, que vive la adolescencia de un modo parecido. En un parque de California, allá por 1969, contemplará a unas jóvenes alegres, desprejuiciadas, libres al parecer. Muy distintas de ella. Por eso se siente atraída ante una frescura que le parece envidiable. La cabecilla del grupo es Suzanne. Será ella quien invite a Evie a conocerlas mejor, a las chicas y a su jefe Russell, el mandamás de la comuna en la que viven y en la que pasan cosas. Mucho flower power  y mucha sangre, ya lo digo. 

La vida en la comuna es como debía ser la vida en todas las comunas hipppies. El jefe, el idiota que actúa como su mano derecha (en este caso, Guy, alguien que bien podría figurar en una película de Tarantino y decir frases como esta: "Estoy a mil putas millas de estar bien"), niños, gente en general. Los padres de Evie también aparecen en la historia. Y Evie, en 1969 y Evie de mayor, en la actualidad, porque el relato se compone a través de esas dos voces. 

Literariamente el mayor hallazgo está en las frases cortas, directas, tajantes, que describen las emociones de Evie. La dualidad de voces no está tan bien resuelta y plantea un elemento de duda a la hora de enjuiciar a la escritora. Por otro lado, igual que para Evie el personaje de Suzanne es un misterio, también lo es para nosotros, porque no se logra arrojar luz suficiente sobre él. Disparidad de aciertos, por tanto, en la definición del telón de fondo y, sobre todo, de los protagonistas, dentro de los cuales Russell-Manson es un mero secundario, porque lo que interesa de verdad son ellas. 

Más allá de que la novela se inspire en el personaje de Charles Manson y el horrible crimen que cometió su secta, más allá de los extraños vericuetos del alma de las adolescentes, que las hace reír angelicalmente mientras asesinan, más allá de eso yo he visto un esencial papel de la culpa, primero, del error, después. Los errores que uno comete en su vida te pasan factura a lo largo de ella. Esta es la primera conclusión. Y el sentimiento de culpa se gestiona de una manera muy diferente dependiendo de cómo somos y sentimos. Ambos unidos, un error y una culpa, son letales para el desenvolvimiento de la vida. La vida requiere librarse de mochilas, de cargas y de pecados antiguos. Pero hay errores que nunca te van a abandonar porque esa culpa que suscitan es tan feroz que van a poder contigo. Esto es el libro, en suma. No solo el libro, añado. 

¿Debe uno pagar toda su vida un error que ha cometido en el pasado? ¿Debe ser la culpa el sentimiento que te haga asumir cargas indeseadas, cargas que condicionan tu existencia para siempre? He aquí un verdadero dilema existencial, moral y filosófico. Más allá del origen del error, más allá de los problemas de las adolescentes, estas preguntas pueden martillearnos a veces, porque, la mayoría de nosotros no somos perfectos y no estamos libres de errores. De la forma en que cada uno se libere de las consecuencias de un error y del martirio que lleva consigo la culpa se deducirá la libertad de su propia biografía, incluso el contenido de la misma. Un verdadero drama. O una tragedia. 

Las chicas. Emma Cline. Editorial Anagrama. Panorama de Narrativas. Novedades literarias de 2016. Traducción de Inga Pellisa. 


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