Él era un hombre de mundo y ella de interior. A él le gustaba el brillo y a ella el matiz cansado de la oscuridad. Él tenía corbatas caras y un traje de Armani a rayas grises. Ella soñaba con verlo a la luz del día sin maquillaje. Él poseía muchas cosas y a mucha gente, pero nunca se consideró dueño de nada ni de nadie. Ella soñaba con él y con su aire de abandono cierto. Él tenía miedo a ser amado y ella a dejar de amarlo sin darse cuenta. Él era un vividor de buen corazón y ella una mujer que ocultaba un secreto. Él había subido muchos escalones y ella había tenido que bajar a los sótanos. Él disfrutaba la vida a ras de soledades y ella ansiaba conjurar el dolor a su lado. Él se sentía ajeno y ella no podía dejar de llevarlo dentro.
Algunas críticas sobre el libro de Annie Ernaux "El hombre joven" se referían a que solo tiene 39 páginas. ¿Cómo es posible que una escritora como ella no haya sido capaz de escribir más de este asunto? se preguntaban esos lectores, o lectoras, no lo sé. Lo que el libro cuenta, en ese tono que fluctúa entre lo autobiográfico y lo imaginado, aunque con pinta de ser más fidedigno que el BOE, es la aventura que vivió la propia Annie con un hombre treinta años más joven que ella, cuando ya era una escritora famosa y él un estudiante enamorado de su escritura. Los escépticos pueden decir al respecto que si no hubiera sido tan famosa y tan escritora no habría tenido nada de nada con el susodicho joven, que, además, podía ser incluso guapo y atractivo, aunque ser joven era aquí el mayor plus, lo máximo. Una mujer mayor no puede aspirar, parece decirnos la historia, a que un joven se interese de algún modo por ella si no tiene algún añadido de interés, una trayectoria, un nombre, u
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